En 2018, el Foro Económico Mundial publicó un informe titulado El futuro de los trabajos, en el que se estimaba que para 2022 se habrían perdido 75 millones de empleos en el planeta como consecuencia de los procesos de transformación asociados con la Cuarta Revolución Industrial. Hacia finales de marzo pasado, sin embargo, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por su sigla en inglés) calculó en la misma cifra la cantidad de empleos en riesgo inmediato de desaparecer solamente en el sector turístico del mundo, como consecuencia de la pandemia de COVID-19.
La cifra negativa del Foro contrasta con los 113 millones de nuevos puestos que se crearían a partir de la división de labores entre seres humanos y máquinas, que requieren el aprendizaje de destrezas y habilidades relacionadas con análisis de datos, desarrollo de software y aplicaciones, experticia en el manejo de redes sociales y comercio electrónico, entre otras.
“Nuestro análisis –señala el informe del Foro– encuentra una amplia evidencia de aceleración de la demanda de una variedad de roles de especialistas completamente nuevos relacionados con la comprensión y el aprovechamiento de las últimas tecnologías emergentes: especialistas en Inteligencia Artificial y aprendizaje automático (Machine Learning), especialistas en Big Data, expertos en automatización de procesos, analistas de seguridad de la información, experiencia de usuario, diseñadores de interacción entre humanos y máquinas, ingenieros de robótica industrial y especialistas en Blockchain”.
Aunque podría decirse que muchos de los trabajos del futuro ni siquiera se han inventado, 2022 todavía daba un margen de maniobra –aunque muy estrecho– para trabajar en el desarrollo de algunas de las capacidades necesarias para sobrevivir en el nuevo mundo. Pero la misma crisis que tiene en vilo al sector turístico del mundo también aceleró procesos de transformación de muchos otros sectores, y en tan solo 4 meses se han producido cambios –positivos y negativos– que se esperaban para los próximos 2, 5 y hasta 10 años.
En este panorama especialmente complejo para la economía mundial, cabe preguntarse si la Cuarta Revolución Industrial (4RI) será la llamada a sacar al mundo de la actual crisis; si los países más avanzados en la adopción y desarrollo de las tecnologías relacionadas con ella tienen una ventaja competitiva frente al resto del mundo para enfrentar ‘la nueva normalidad’, y qué tan preparada está Colombia específicamente para enfrentar el reto de apoyarse en el buen uso de dichas tecnologías para mantenerse en la vanguardia de los países de América Latina.
Para resolver estos interrogantes, en Impacto TIC dedicamos el mes a explorar el mundo de la Cuarta Revolución Industrial, veremos las tecnologías asociadas con este concepto y la manera como pueden ayudar (y, de hecho, han ayudado) a los países a enfrentar la actual situación; analizaremos cómo está Colombia frente a su adopción. También tendremos espacio para conocer aspectos fundamentales de las Revoluciones Industriales anteriores, para revisar cómo se diferencia el concepto de 4RI de otros con los que la gente suele confundirla y para ver cómo, gracias al desarrollo de la tecnología, la ficción del pasado es, en muchos casos, la realidad del presente.
4RI, solo un nombre para un proceso que lleva años
En diferentes momentos de la historia, las nuevas tecnologías ya han transformado el mundo de forma radical: lo hizo la máquina de vapor, en el siglo XVIII, durante la Primera Revolución Industrial; luego lo hicieron la electricidad y el petróleo, desde finales del siglo XIX, en la Segunda. Ambos procesos tomaron los años –las décadas– necesarios para que las tecnologías se esparcieran al ritmo de un mundo en el que no existía Internet.
Más recientemente, y de manera más profunda y rápida, las tecnologías digitales gestaron una Tercera Revolución Industrial que puso los fundamentos sobre los que se basa la que vivimos actualmente. Aunque Cuarta Revolución Industrial fue un nombre adoptado recientemente, el proceso de transformación tecnológico al que se refiere se está produciendo desde mediados del siglo XX.
El término Cuarta Revolución Industrial fue acuñado por Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, que lo mencionó por primera vez durante la reunión anual del grupo en 2016 y que en el mismo año publicó un libro que lleva el mismo nombre.
Antes que buscar las palabras precisas para explicar el concepto en una innumerable secuencia de párrafos, tal vez lo mejor sea recurrir a este video del propio Foro Económico Mundial para entender de que se trata la 4RI:
Pero independientemente del nombre que se emplee para referirse a esta etapa, hay que dejar claro que el término Cuarta Revolución Industrial es solo uno de los que se emplean para referirse a los fenómenos de transformación basados en el uso de las tecnologías digitales que se presentan en la actualidad. Al mismo proceso se le conoce con nombres como Industria 4.0 o Mundo 4.0. De hecho, por fuera del contexto que lo relaciona con las Revoluciones Industriales anteriores, muchas personas lo identifican simplemente con el concepto más general de Transformación Digital.
“Para entender la 4RI también hay que entender que esto no es algo que se haya inventado el Foro Económico Mundial. El Foro simplemente le puso un nombre a algo que en este mismo instante es una realidad y es muy simple: Internet, la conectividad y el acceso a la tecnología no solamente cambiaron el mundo, sino que crearon una brecha gigantesca entre aquellos que tienen acceso y aquellos que no tienen acceso a la tecnología”, afirma Freddy Vega, fundador de la plataforma colombiana de educación virtual Platzi.
Y claramente no se trata de un concepto futurista. En ese sentido, Fabiano Matos, gerente general Oracle Colombia y Ecuador, afirma: “La nueva manera de consumir servicios y productos está sepultando las formas del pasado: Uber, Airbnb, Rappi, Netflix y tantos otros nuevos negocios de base tecnológica ponen el ritmo de una nueva economía. Así es que la Cuarta Revolución Industrial está aquí y está transformando la forma en que las organizaciones alrededor del mundo piensan acerca de sus clientes y sus productos.
La Inteligencia Artificial, Internet de las cosas, la robótica industrial y la automatización son algunas de las aplicaciones y soluciones que se están utilizando en todos los sectores para entregar servicios que hagan la vida más fácil a las personas, que incrementen la productividad y reduzcan costos“.
Fabián Hernández, presidente CEO de Telefónica Movistar en Colombia, confirma que, aunque con diferencias según las condiciones de cada país, la revolución es un asunto del presente: “La 4RI ya está aquí, aunque apenas estamos abriendo las puertas del universo que nos ofrece. [Klaus] Schwab asociaba esta nueva era digital a un uso masivo de la robótica, la ingeniería genética, la nanotecnología, la inteligencia artificial y un sin número de tecnologías emergentes que ya están en fase de desarrollo pero cuya masificación aún no se ha dado a gran escala. […] En la medida en que los países tienen mayor conectividad y más servicios con producción digitalizada mediada por esas nuevas tecnologías, están más inmersos en esta nueva revolución“.
Con el concepto anterior coincide Juan Fernando Pérez, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Rosario: “Ya estamos en la 4RI, y yo creo que aunque va llegando por olas a diferentes sitios y países, la velocidad con la que sepamos montarnos en esa revolución nos va a marcar qué tanto realmente vamos a poder aprovecharla“.
Samir Estefan, LAS Education Manager en Lenovo Colombia, establece una diferencia clara entre el desarrollo tecnológico y su distribución para determinar si ya estamos o no en la 4RI. A su juicio, muchos de los algoritmos de Inteligencia Artificial o aprendizaje automático existen desde hace varias décadas y solo estaban esperando al medio que los pudiera procesar.
“Por eso al final del día estas tendencias están asociadas al poder de procesamiento de los diferentes dispositivos, y con mayor poder de procesamiento tenemos respuestas mucho más rápidas y elaboradas. Una de las variables, aparte de la rapidez del procesamiento, es la rapidez en el envío de la información. La proliferación masiva del 5G cerrará el círculo necesario para que la masificación de estas nuevas tendencias se empiece a dar de manera más acelerada.
“Basado en lo anterior –añade el ejecutivo– podemos responder que, aunque ya se habla mucho de estos temas, aún no estamos en ella y que definitivamente como lo hemos visto con las demás revoluciones industriales su velocidad estará supeditada al desarrollo del país y ciudad, ya que una cosa es tener la infraestructura que la soporte y otra la apropiación que va ligada a la importancia que una sociedad pueda encontrarle“.
Las tecnologías de la 4RI
[su_note note_color=”#7fd4fe” text_color=”#ffffff” radius=”4″]Diferentes fuentes enumeran, con algunas variaciones, las tecnologías propias de la 4RI. Las básicas que menciona el Foro Económico Mundial, acompañadas por un «entre otras» al comienzo del listado, y que son comunes a la mayoría de las instituciones, son las siguientes:
Inteligencia Artificial
Robótica
Internet de las Cosas
Vehículos autónomos
Impresión 3D
Nanotecnología
Biotecnología
Ciencia de materiales
Almacenamiento de energía
Computación cuántica
En Impacto TIC pensamos que los sistemas autónomos deben formar parte de este listado –más allá de solamente los vehículos–. Y aunque 5G no es un fenómeno nuevo, ahora tiene una relevancia fundamental para ayudar a ampliar y mejorar las condiciones de conectividad en Colombia y el mundo.
La lista también se puede ampliar con ‘la tres Realidades’: la virtual, la aumentada y la mixta.[/su_note]
Colombia, un panorama con altibajos
¿Y cómo estamos aprovechando las tecnologías de la 4RI en Colombia? Frente al resto de América Latina la situación se ve positiva para el país –o, al menos, no tan negativa como para otros–. Colombia tiene ventajas en materia de políticas gubernamentales y en impulso de la empresa privada, pero le pesa resolver un requisito básico para enfrentar los retos de la 4RI: un amplio cubrimiento en conectividad.
Fabiano Matos, de Oracle, afirma que Colombia aún se encuentra en el camino para entrar completamente a la 4RI. “Por un lado, hay esfuerzos como el centro para la Cuarta Revolución Industrial, primero en la región latinoamericana, establecido en Medellín. Por otro lado, el hecho de que el país aún no cuente con tecnologías como la 5G refleja que todavía un trayecto para recorrer, pero estamos en la vía“.
El ejecutivo añade otro asunto importante que se debe tener en cuenta, y es el hecho de que la regulación muchas veces no va al mismo ritmo de los avances tecnológicos. “Por eso, vale la pena destacar el esfuerzo que se está adelantando desde el Gobierno Nacional en materia de política pública. Por ejemplo, el Plan Nacional de Desarrollo 2018–2022 estableció los lineamientos generales para la adopción de tecnologías emergentes por parte del sector productivo en el marco de la 4RI y determinó la construcción de una política de largo plazo para que el país haga frente a este desafío. También se entregó un documento de manos de la Comisión de Sabios (47 expertos e investigadores, incluyendo un Nobel) que constituye la hoja de ruta para la construcción de una Colombia que responda a los desafíos productivos y sociales de manera escalable, replicable y sostenible dentro de la economía de la 4RI”.
Raju Vegesna, jefe evangelizador de Zoho, una empresa que habilita la 4RI a través de soluciones de software en la nube con Inteligencia Artificial, señala: “Colombia está en una etapa inicial de esta revolución, en la cual son grandes organizaciones las que han visto el enorme valor de las nuevas tecnologías para mejorar toda su operación. Estas corporaciones son las que comienzan a aprovechar los ahorros y el aumento de la productividad que traen nuevas tecnologías como Big Data, Analítica y Machine Learning“,
Por su parte, Alberto Saavedra López, gerente de Transformación de la firma Controles Empresariales, aterriza un poco sobre las expectativas que debe generar la 4RI en el país: “Los cambios se están dando, pero si tenemos en cuenta que Colombia no es un país industrializado es entendible que no veremos la automatización basada en IoT de la producción o la inclusión de la inteligencia artificial en la producción como uno de los frentes de mayor impacto. Pero sí la digitalización de los servicios, los nuevos modelos de negocio, las nuevas plataformas financieras y de pagos, las ciudades seguras e inteligentes, que son temas recurrentes en la agenda del país y la región“.
De manera más específica, Milton Quiroga, gerente general de CyTE, analiza: “Colombia hasta ahora está cosechando los beneficios de la Tercera Revolución Industrial. Los eventos del covid nos han mostrado claramente cómo muchas organizaciones en Colombia están atrasadas en la adopción de tecnologías digitales que les permitan abandonar de una buena vez el uso del papel como tecnología de almacenamiento de información. En no pocos casos hemos visto varias empresas en Colombia trabajando a media marcha porque un proceso de negocio requiere unos papeles firmados o autenticados en Notaria, un arcaísmo de los 80 que con la pandemia se convirtió además en riesgo biológico“.
Benoit Thooris, director de la Unidad de Industrial Automation de Schneider Electric para el Clúster Andino, tiene una visión más optimista, aunque también tiene claro el camino que falta por recorrer: “Colombia es un país que se ha convertido en un referente en la región. En Schneider Electric celebramos que durante el pasado Foro Económico Mundial, en Davos, se ratificó a Medellín como sede de del nuevo Centro para la Cuarta Revolución Industrial, convirtiéndose en el epicentro desde donde se estudiarán los retos y oportunidades de tecnologías como la Inteligencia Artificial y el IoT que permitirán combinar tecnologías y desdibujar las fronteras entre el mundo físico, biológico y digital. Esto también lo percibimos con los índices de inversión extranjera”. […]
“Sin duda Colombia es un país que tiene un gran potencial al contar con industrias que ya han dado el paso para implementar este tipo de tecnologías de digitalización avanzadas. Sin embargo, todavía hay un gran camino por recorrer en cuanto aún existen sectores y empresas que deben avanzar en ese sentido”, agrega Thooris.
Vea también en Impacto TIC: ¿Para qué sirve tener un Centro de Investigación para la Cuarta Revolución Industrial en Colombia y “El Centro para la Cuarta Revolución Industrial solo será importante si todos lo aprovechamos”.
Desde un punto de vista más académico, el decano de Ingeniería del Rosario destaca las acciones que se adelantan desde el Gobierno: “Yo creo que, en general, el hecho de que el Gobierno se ponga esa bandera y diga ‘hacia allá tenemos que movernos’ es bueno, es positivo. Y eso no ha pasado en todas partes y es algo que además ya viene de antes. Por ejemplo, el hecho de que el Dane hubiese sacado hace algunos años la política de datos cuando nadie estaba pensando en ella; eso no resuelve el problema, naturalmente, porque las instituciones siguen necesitando todavía muchas capacidades para transformarse a la era digital, para usar más las plataformas tecnológicas que permitan ofrecerle al ciudadano mejores servicios basados en este tipo de tecnologías. Pero al menos tomó la foto y dijo ‘estamos así, estos están bien, estos están mal, estos están muy mal y deberíamos dar estos pasos’. Y al menos vamos caminando en esa dirección, que creo que es la correcta“.
Con esta visión coincide Fabián Hernández, de Telefónica Movistar: “Colombia ha venido dando pasos importantes en esta línea, particularmente en lo que tiene que ver con la construcción de políticas públicas que habilitan y promueven el desarrollo de tecnologías emergentes. Al respecto, el país ya cuenta con documentos Conpes de Big Data, Transformación Digital e Inteligencia Artificial, Seguridad Digital, y Tecnologías para Aprender, los cuales ayudarán en ese proceso de digitalización de los diferentes sectores del país“.
Lo anterior no quiere decir, sin embargo, que la tarea esté hecha. Al respecto, Ricardo Caballero, gerente general de Westcon Comstor para Colombia y Ecuador, señala: “Colombia esta rezagada con respecto a Conexión Digital con respecto a países que están en la Ocde, que es fundamental para tener una 4RI. En Latinoamérica no estamos tan mal, pero sí es fundamental que las empresas entiendan que la tecnología es fundamental para ser mas competitivos y poder seguir existiendo“.
Samir Estefan, de Lenovo, hace énfasis en que la 4RI apenas está comenzando en el mundo. Desde ese punto de vista, asegurá que el COVID-19 expuso la poca preparación tecnológica de América Latina, especialmente en sectores como el educativo. “En contexto, Colombia va al mismo ritmo que países de Latino América, pero claramente detrás de países de primer mundo donde la oferta de soluciones como Inteligencia Artificial o aprendizaje automático está mucho más adelantada. Sin embargo, es importante aclarar que a nivel mundial la 4RI hasta ahora está comenzando“.
Una especie de balance sobre la situación de Colombia frente a la 4RI podría ser el análisis que hace Freddy Vega, de Platzi: “Colombia está en una circunstancia complicada a nivel de la 4RI. Por un lado somos líderes en desarrollo de nuevas tecnologías y de nuevas startups. Empresas como Platzi en educación online, como Rappi en delívery, como Hogaru en servicios de limpieza para el hogar, entre muchas otras, están mostrando que se puede crear tecnología de primer nivel en el país. O por ejemplo Treble.ai, que es una empresa de IA para servicio al cliente que probablemente va a remplazar a los call centers del mundo, 100 % creada en Colombia“.
Pero, por otro lado, también somos un país que no ha podido llevar conectividad –o incluso agua potable– a algunas regiones. Y que ante innovaciones reacciona con legislación para bloquearlas, como lo que pasó con la Superintendencia [de Industria y Comercio] y Uber. Eso nos deja en una posición muy mezclada“.
Y entonces… ¿la 4RI nos va a sacar de la crisis?
A partir de la crisis generada por el COVID-19, el Foro Económico Mundial ha planteado la idea de que el mundo requiere un “gran reinicio“; de hecho, este será el tema central de la reunión anual del foro en Davos, en enero de 2021. Dicho reinicio está basado en tres pilares fundamentales:
- Orientación del mercado hacia resultados más justos, en relación con temas tributarios, reglamentarios y fiscales; esto incluye que los acuerdos comerciales garanticen más equidad.
- Inversiones orientadas a objetivos comunes, como la igualdad y la sostenibilidad. Incluye la redefinición de los fondos de pensiones y la creación de una ‘infraestrructura verde’ que incentive el cumplimiento de metas medioambientales por parte de las empresas.
- Aprovechar las innovaciones de la 4RI en pos del bien público, en especial en lo que se relaciona con los desafíos sanitarios y ambientales.
Si bien el último punto hace referencia explícita a los desafíos sanitarios y ambientales, queda claro que las tecnologías de la 4RI forman parte del proceso de reconstrucción del mundo. Y esto es particularmente cierto si se entiende la 4RI industrial como un ‘capítulo’ específico de la Transformación Digital.
Es ese contexto, el Foro Económico Mundial publicó un informe en 2018, llamado ‘Readiness for the future of production’ (‘Preparación para el futuro de la producción’), en el que señala que los 5 países mejor preparados para afrontar la 4RI son Japón, Corea del Sur, Alemania, Suiza y China. Allí, Colombia está en el puesto 56.
Y teniendo en cuenta que las condiciones de cada país en cuanto a la adopción de tecnologías propias de esta revolución depende mucho de las condiciones de cada uno, el Índice de Competitividad que realiza el mismo Foro Económico Mundial también puede dar una idea de cuáles son los países mejor ubicados en términos de productividad y crecimiento económico. En este listado, que se realiza cada año desde 1979, Colombia ocupó la posición 57 entre 141 países, en la evaluación de 2019.
Los 10 países que encabezan el listado
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el Índice de Competitividad no solo incluye una clasficación global, sino que también divide el análisis en áreas específicas de desarrollo. Aunque el documento incluye la evaluación de cada una de ellas para cada país, la visión global de estas áreas esta dividida por regiones.
En las áreas que se presumen fundamentales para el desarrollo de la 4RI –Infraestructura, Adopción de TIC y Capacidad de Innovación– la tabla está dominada por los países de Asia oriental, el Pacífico, Europa y Norte América. Aunque algunos de ellos también están en el listado de los más afectados por la crisis, de alguna manera también son los que tendrían –en teoría– más herramientas para enfrentarla.
11 líderes TIC hablan de la 4RI
Pero, más allá de las estadísticas puras y duras, la pregunta que no ha sido resulta es si esas tecnologías permitirán realmente que los países que más y mejor las usan se beneficiarán para superar más rápidamente y de forma más eficiente los efectos de la pandemia. Al respecto, los representantes de diferentes empresas e instituciones consultados por Impacto TIC nos respondieron lo siguiente:
[su_box title=”¿Se podría decir que las tecnologías de la 4RI darán más herramientas a los países que las tengan para recuperarse de la crisis actual y de las que se puedan presentar de forma general? ¿Los países más avanzados a partir del concepto de 4RI están dando mejores muestras de reactivación que aquellos más atrasados?” style=”default” box_color=”#32bfc8″ title_color=”#FFFFFF” radius=”3″]
Fabiano Matos, gerente general de Oracle Colombia y Ecuador
La tecnología y soluciones que ofrece esta nueva Revolución Industrial serán, sin duda, de gran ayuda para los diversos países no solo en la recuperación de la crisis, sino también en su gestión y control. Como lo afirma el Foro Económico Mundial, la 4RI nos da las herramientas que necesitamos para hacerle frente a esta amenaza global. Es fundamental comprender que hay una gran oportunidad en los datos que día a día son generados por los miles de ciudadanos en el mundo. Por eso, constituyen el recurso principal para rastrear y predecir el riesgo infeccioso.
A nivel global, por ejemplo, ya se han visto ejemplos de cómo el uso adecuado y estratégico de bases de datos e inteligencia artificial ha permitido a algunos países adelantarse a la curva o a los brotes del virus, y a otros a identificar de forma eficiente los posibles casos en un territorio determinado. Enfrentar el COVID–19 puede estar en la capacidad de recopilar, gestionar y procesar los datos. Probablemente, los países que cuenten con las tecnologías y plataformas podrán tomar decisiones más estratégicas que garanticen la seguridad y bienestar de su población.
De otra parte, también se trabaja en otros frentes que han dado ejemplo de transformación: la educación, el sector financiero, el comercio, la medicina. Todos ellos han modificado la manera de prestar sus servicios a tal punto que la virtualidad se convirtió en la norma. La universidad de la Sabana, por ejemplo, no ha dejado de dictar una sola clase con casi el 100 % de asistencia; la banca desarrolló chatbots y otros servicios para entender y atender a sus usuarios; el comercio ha estado avanzando en plataformas robustas para enfrentar el día sin IVA o ir en busca de nuevos clientes y la contingencia ha hecho que los servicios médicos se tomen de manera virtual para no tomar riesgos en clínicas y hospitales.
Fabián Hernández Ramírez, presidente CEO de Telefónica Movistar en Colombia.
La pandemia que afronta hoy el mundo ha generado consecuencias inimaginables para la sociedad, una de estas es la crisis económica. El Banco Mundial (2020) indica que no solo será la primera recesión en siglo y medio, sino que será la más sincronizada –donde 9 de cada 10 países decrecerán este año– con una disminución en el PIB tres veces más alto que los registros de 2009. Así, este contexto amenaza con revertir los avances en equidad y disminución de pobreza de las últimas décadas.
De acuerdo con las estimaciones, América Latina será una de las zonas emergentes más golpeadas por esta situación debido, entre otros factores, a la alta dependencia en la exportación de commodities y a la baja productividad que ha caracterizado a la región. Un informe de la Ocde y otros (2019) identificó 4 trampas del desarrollo en América Latina, dentro de las cuales está la trampa de la productividad, en donde se muestra el perjuicio que representan los bajos niveles de sofisticación y la poca participación en cadenas de valor globales.
Además, la relación entre la conectividad y el crecimiento del PIB es positivo, ya que en aquellos países donde la industria de telecomunicaciones crece más rápido, también el PIB crece en mayor medida. Un estudio de Bahia, Castells y Pedrós (2019) señala que aumentar la penetración en 10 % en banda ancha tanto fija como móvil aumenta un 0,6 % el PIB por cada tecnología, lo que agrega un impacto total de 1,2% de crecimiento en la economía.
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Asimismo, la implementación de nuevas tecnologías en los modelos productivos de las empresas también se está constituyendo en la herramienta más importante para ayudar en la recuperación económica tras el COVID-19, pero también lo será como oportunidad de crecimiento económico. Según Procolombia (2020), las exportaciones de servicios de la Industria 4.0 registraron 160 millones de dólares entre enero y marzo, alcanzando 75 mercados.
Hemos visto además las oportunidades que han tenido las empresas que ya estaban digitalizadas frente a las que no. Aquellas que habían avanzado en el proceso de transformación digital, pudieron cerrar puertas y seguir operando a través de canales virtuales, y así continuar operando o incluso creciendo gracias a su transformación. Así, el país debe transitar hacia una ‘Política de Productividad Digital’.
Antes de la pandemia veíamos que la digitalización estaba impulsando la creación y crecimiento de nuevos negocios, y potenciando las capacidades de jugadores del mercado que optaban por ella. Sin embargo, durante los últimos meses se ha hecho evidente el rol de la tecnología ya no solo como un elemento competitivo, sino como una oportunidad para la supervivencia de los negocios, así como para dar continuidad a la actividad económica de los países a pesar de las cuarentenas, y sobre todo como mecanismo para reactivar la economía.
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Samir Estefan, LAS Education Manager en Lenovo.
El mundo cada vez es más digital y la monetización de muchos productos –hasta los más básicos– se da cada vez más a través de estos medios, por lo cual es claro que cualquier herramienta que potencialice esos medios (como por ejemplo los chatbots que utilizan Inteligencia Artificial para responder a un cliente y permiten dar respuesta las 24 horas del día y los 7 días de la semana a cualquier necesidad) será más redituable. Esto es solo un ejemplo de las herramientas que generan más ingresos y al generar mayores ingresos, más fácil es salir de cualquier crisis en la que se encuentre un país.
Raju Vegesna, Chief evangelist de Zoho Corporation.
Estamos atravesando por una realidad compleja en que los países emergentes están enfrentando los nuevos formatos de trabajo en contraposición con lon que sucede en los más desarrollados. En los países más avanzados notamos que la pandemia fue un proceso más simple, pues estaban más arraigados conceptos como teletrabajo o comercio electrónico, al tiempo que contaban con la infraestructura, más computadores personales, Internet de alta velocidad o smartphones de gama alta.
Los países emergentes aún enfrentan un menor acceso a Internet y con velocidades más bajas. De acuerdo con un estudio elaborado por Hootsuite en 2019, Colombia tuvo una penetración de internet del 68%, que está por debajo del promedio suraméricano, de 73%, y muy lejos aún de Norteamérica, donde llegó al 95%. Sin contar que la velocidad de conexión en Colombia apenas es de 16 Mbps en promedio, frente a Estados Unidos donde llega a 109 Mbps.
Estos factores pueden influir directamente en los formatos de negocios, la necesidad de Latinoamérica del contacto personal y lo recursivo de la innovación versus países desarrollados. Sin embargo, la región y Colombia tiene casos de éxito importantes sobre tecnología, Federaciones importantes y una industria del software sólida, y que puede ser la base de una inclusión tecnológica.
Juan Fernando Pérez, decano de Ingeniería de la Universidad del Rosario.
No hay evidencia a partir de un estudio publicado, pero sí hay características que muestran esa realidad. Al comparar qué proporción de la economía se realiza en trabajos que son virtualizables, los países avanzados tecnológicamente tienen una proporción mayor que los países menos avanzados. Entonces si el país depende mucho de trabajos que son muy mauales, menos pagos, que requieren menor capacitación, eso mismo hace que esos trabajos no sean virtualizables. Dentro de cada economía de cada país también hay esas brechas.
Si ves cuáles son los trabajos que no son virtualizables, muchas veces son más manuales, que tienen remuneraciones bajas. Lo triste además como sociedad es que son precisamente las personas que se ven más expuestas al virus, las que terminan sufriendo las mayores consecuencias. En Estados Unidos, los estudios de cómo se diferencia la afectación por ejemplo en poblaciones latinas o afrodescendientes comparadas con poblaciones blancas… de eso hay unos datos muy interesantes y muy crudos porque muestran una diferencia muy grande entre diferentes poblaciones dentro de un mismo país que están haciendo tareas diferentes cómo se han visto afectadas por la pandemia.
En ese sentido, los países que tienen esas capacidades tienen otra fortaleza y es que típicamente tienen muy buena infraestructura, entonces no solamente los trabajos son virtualizables sino que efectivamente se pueden virtualizar. A mi me preguntaban justo cuando estábamos empezando la pademia cómo está el país en términos de infraestructura y mi respuesta era: depende. Si usted está en Bogotá, en general vamos a estar bien, en términos de fibra como cobertura general de Internet cableado, como 4G estamos bastante bien; y si vamos a cualquier ciudad grande, estamos razonablemente bien. El problema es cuando empezamos a bajar a los municipios y peor aún a las zonas rurales, y entonces ahí es donde en el municipio solamente si uno está en el centro tiene señal de celular con 4G, de resto no tiene, y si se va a la zona rural tiene 2G y nada más.
Entonces también eso implica brechas; entonces los estudiantes que están en zonas rurales, más allá de si tienen o no tienen un computador, no tienen Internet, entonces tener el computador le ayudaría, pero no es esa puerta que es para un estudiante que está en la ciudad.
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Esas diferencias sí hacen que podamos afrontar la pandemia de manera muy diferente en diferentes sectores de la sociedad, en diferentes países. Creo que en buena medida parte del rol del estado en este tipo de situaciones es aliviar ese tipo de disparidades, tratando de nivelar el campo de juego. De manera que las personas que tengan menos disponibilidad de recursos, menos acceso a Internet tengan alternativas que les permitan continuar su proceso educativo.
Eso en sí mismo es una tragedia, tener un montón de niños que por no tener recursos y por vivir en una zona que no tiene cobertura de Internet entonces no pueden continuar con sus estudios, con los riesgos además grandísimos que tenemos de deserción escolar. Y es una de esas herencias que tenemos nosotros por tener una sociedad muy desigual en general y donde esa desigualdad se nota justamente en el acceso a esa infraestructura de calidad.
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Benoit Thooris, director de la Unidad de Industrial Automation de Schneider Electric para el clúster Andino.
Definitivamente sí. Las megatendencias de la urbanización, digitalización e industrialización impulsarán un crecimiento del consumo de energía en el que las industrias y los diferentes sectores de la economía tendrán que tomar acciones de medio y corto plazo, para ser más eficientes y sostenibles, reduciendo los costos de producción y de operación, protegiendo los márgenes del negocio y buscando ser más competitivos en sus mercados.
Sin duda, vemos la necesidad de organizaciones que requieren de tecnologías que les permitan tener una accesibilidad remota de sus procesos productivos, de configurar centros de control ubicados a kilómetros de plantas o fábricas con difícil acceso, como es el caso del sector de la minería, por ejemplo. La coyuntura sanitaria aceleró estos requerimientos.
Está plenamente demostrado que las industrias que ya habían avanzado en la implementación de estas tecnologías de transformación digital están en una gran ventaja frente a sus competidores, en cuanto estuvieron en capacidad de dar continuidad a su operación sin contratiempos, respetando las normas de bioseguridad. El camino es seguir avanzado hacia una economía aún más digital.
Alberto Saavedra López, gerente de Transformación de la firma Controles Empresariales.
Ante la crisis general de este año 2020 es claro que la economía debe recuperar su ritmo de crecimiento y generación de bienestar en el tiempo mas corto posible, y allí las TIC y en general las tecnologías disruptivas serán los apalancadores de esa recuperación cuando se implementen con el objetivo de aumentar la productividad.
Sin embargo eso no necesariamente se refleje en una recuperación de la demanda y ejemplo de esto es nuestro país, que dada la alta composición de servicios, parece presentar un panorama de recuperación mejor que los países de la región.
Conclusión: la adopción de tecnología la cuarta revolución industrial no necesariamente esta ligada a la recuperación tras la crisis; su impacto seguramente es a más largo plazo.
Freddy Vega, Fundador de Platzi.
Al pensar si la 4RI va a ser algo que va a ayudar a los países hay que recordar que esto no es algo que es positivo o negativo; es algo inevitable.
Las tecnologías disruptivas, por definición, no necesitan pelear, y todas las innovaciones económicas de la historia de la humanidad han ocurrido por una disrupción tecnológica. Desde la máquina de vapor, la línea de producción, al autopista de la información y ahora el mundo de conectividad 24/7, entonces depende de los países, de la velocidad con que se adapten.
Pero la ventaja es que esto está al mismo nivel. Ahora es completamente posible competir contra Silicon Valley sin estar en Silicon Valley. La única ventaja que tienen allá es acceso a capital, y cada vez esa ventaja es menor. La gran ventaja de revoluciones como esta es la igualdad de condiciones.
Ricardo Caballero, gerente general de Westcon Comstor para Colombia y Ecuador.
La tecnología es un camino para democratizar el consumo y pronto llegarán diferentes soluciones innovadoras a nuestros países.
En nuestra región existe todavía una carga tradicional, todavía hay una generación que va al banco y hace una consignación en papel y todavía hay gente que paga los servicios físicamente; todavía estamos en transición. En Estados Unidos, el mercado obligó al consumidor a hacer ese cambio incluso a esa generación que se oponía, los obligó a entender que deben hacerlo en línea y todo se hace con tarjeta de crédito y todo es digital; eso sí es una diferencia, pero la tecnología disponible hoy en Latinoamérica es exactamente la misma.
Latinoamérica alcanzó el mismo nivel de tecnología porqué ya no hay una barrera, lo que sí falta es que el consumidor migre hacia esa tecnología. Sin duda, la 4R madurará en nuestra región; existirán países a la delantera, pero sin duda generará oportunidades de desarrollo para todos.
Ismael Arévalo, líder de Desarrollo de Negocios de Controles Empresariales
En la coyuntura actual aún es muy temprano para medir con indicadores qué tan rápido se están reactivando los países como mayor apropiación de tecnologías que los que no la tienen. Sin embargo, es un hecho que la tecnología es una herramienta que mejora la productividad, conectividad y competitividad de las industrias.
Así las cosas, se espera que las economías de los países con mayor desarrollo y despliegue de tecnologías de la 4RI y con políticas estatales modernas y ajustadas a la nueva realidad presenten un desarrollo acelerado y una recuperación más rápida de la crisis actual, que las que no la tengan.
Milton Quiroga, gerente general de CyTE.
Difícil saberlo con certeza, Identifico grosso modo tres formas diferentes de manejar la pandemia: por un lado veo países como Suecia que en buena parte dejó la responsabilidad de manejo en cada ciudadano y no hizo ningún aislamiento obligatorio. Otros países como Noruega, basados en la confianza que inspira el estado a los ciudadanos, decretaron cuarentenas más o menos estrictas fielmente seguidas. Finalmente veo países de oriente que ensayaron un esquema de supervisión y control supremamente represivo basado en tecnología, que recorta drásticamente las ya de por sí pobres libertades civiles de oriente.
No es claro cuál de los tres enfoques es el mejor enfoque para atender la pandemia. En Colombia pareciera que escogimos la peor combinación de los tres modelos: recorte de libertades civiles con cuarentenas obligatorias que literalmente detuvieron la economía, con ferias de compras sin IVA con contagio incluido.
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Aunque con algunos matices, es más o menos claro que los desarrollos tecnológicos mantienen un valor constante como base fundamental para el desarrollo de los países. Si esto implicará el cierre o una ampliación de la brecha digital entre los más y los menos avanzados dependerá mucho de la manera como cada uno saque provecho de ellos, aunque también se relaciona directamente con las condiciones y actividades económicas de las que se deriva su sustento.
De cualquier manera, la Cuarta Revolución Industrial no puede ser menor al reto de sacar al mundo de la crisis actual. Antes de 2020 ya tenía el de llevar al mundo a una nueva etapa de desarrollo similar en significado, pero multiplicada miles de veces, a las Revoluciones Industriales anteriores… Seguramente después vendrán más, pero por ahora, todo parece indicar que la cuarta será la vencida.