Tecnológicamente hablando, la digitalización disparada por la pandemia del Covid-19 es recordada como una de las pocas cosas buenas dejadas por ese oscuro periodo de la historia; esto incluyó la migración acelerada hacia la nube de millones de empresas y organizaciones. Casi 5 años después, y en menor medida, estamos viendo un fenómeno opuesto: la repatriación de datos.
“La repatriación de datos se da cuando un cliente tiene sus servicios en las nubes públicas […] y decide volverlos a traer a algún datacenter que tal vez esté más cercano”, explica Pablo García, Datacenter Regional Business Manager de Cirion.
Aunque no existen datos específicos sobre el dinero generado por la repatriación de datos, sí los hay de la migración general de la información, una tendencia que se espera mueva más de 10.550 millones de dólares para este año, según estimaciones de Market Research Future. Más impactante aún, se espera que esta cifra supere los 30.700 millones en 2034.
Por ello, y según García, un número creciente de empresas en Latinoamérica está optando por repatriar sus datos desde la nube pública a soluciones locales o híbridas, impulsadas por la necesidad de un mayor control sobre costos, seguridad y cumplimiento de regulaciones.
Como dato importante, García destaca: “No decimos que la mejor solución sea repatriar todos los datos, sino que siempre hablamos de soluciones híbridas”.
Beneficios de la repatriación de datos
La repatriación de datos, también conocida como Data repatriation o cloud repatriation, no es algo nuevo; nació como una respuesta de las organizaciones a algunas deficiencias presentes en su gestión tecnológica. O dicho de otra forma, como una reacción ante preocupaciones crecientes de seguridad y cumplimiento normativo, problemas de rendimiento y latencia, y por supuesto, para reducir costos inesperados.
García afirma al respecto: “Hay aplicaciones que nacieron para funcionar en la Nube y funcionan muy bien, hay otras aplicaciones que se fueron adaptando y que los clientes las fueron adaptando, por lo tanto ya funcionan, pero hay otras que no”.
Estas soluciones no nativas de la nube suelen ser ineficientes en los entornos de trabajo y “lo que no es eficiente, genera costos, y costos exponenciales que van creciendo muy rápido. Entonces esas aplicaciones, nosotros trabajamos con los clientes para ubicarlas en alguno de nuestros datacenters”, dice García.
Adicionalmente, la repatriación de datos permite un mayor control sobre la infraestructura tecnológica, eliminando gastos inesperados, evitando el bloqueo del proveedor (Vendor lock-in), menor latencia y mayor seguridad.
Consecuencias de la planeación
Tal vez suene mal decirlo de esta forma, pero a veces la repatriación de datos es consecuencia del desorden y del afán por entregar resultados. Gracias al modelo de computación en la nube, el desarrollo de software y servicios se facilitó como nunca antes.
“Un equipo de desarrollo necesita infraestructura y cuando está en la nube es tan fácil como hacer un par de clics y crear cientos de servidores”, dice García. Sin embargo, después esos servidores no se apagan y van quedando distribuidos dentro de la nube, aumentando la facturación de las empresas.
En las nubes privadas locales es mucho más difícil que esta situación se presente gracias a las limitaciones de los equipos físicos y donde normalmente se tienen procedimientos más estrictos para la autorización de máquinas virtuales.