Este dato hace parte del más reciente informe sobre precios del espectro publicado por la GSMA, que pone a Colombia, junto a otros países, como ejemplo de una tendencia que se repite en todo el mundo: el espectro se ha vuelto más asequible, pero su peso en los balances financieros de las telcos continúa creciendo.
Claro está que, para 2023 —último año analizado en el documento—, la discusión en la industria local se centraba en el históricamente alto precio del espectro, a la espera de los pliegos de la subasta de 5G, que finalmente se inclinó por un enfoque de política pública que redujo el precio base y destinó más de la mitad de ese valor a obligaciones de cobertura. Sin embargo, esto no fue suficiente, ya que incluso las bandas destinadas a 4G, también disponibles en la puja, mantuvieron un precio elevado.
De acuerdo con el informe, el costo total del espectro para los operadores móviles aumentó en promedio 63 % entre 2014 y 2023, a pesar de que el precio por MHz ha disminuido en el mundo (hasta 75 % en bandas por debajo de 1 GHz).
Para la GSMA, esto se debe a que, para responder al crecimiento exponencial del tráfico –por ejemplo, en la OCDE el consumo de datos por usuario se duplicó en dos años, alcanzando un promedio de 17,2 GB mensuales al segundo trimestre de 2024– y al despliegue de nuevas tecnologías, los operadores han tenido que adquirir cada vez más espectro.
A eso se suma que los ingresos no acompañaron la expansión. La facturación cayó un 67 % en la última década, mientras que el ingreso por GB bajó 96 %.
Así se confirma una vez más que estas empresas invierten más en capacidad para recibir menos por cada usuario. Y aunque eso representa tarifas más bajas y mayores velocidades para los clientes, la industria está cada vez más estresada financieramente.
En Colombia conocemos bien esta receta para la crisis: Tigo, Movistar y Wom han atravesado grandes dificultades que han requerido de capitalizaciones, acogerse a ley de reorganización empresarial y una (eventual) fusión.
Cuando el costo del espectro crece en proporción a los ingresos, también lo hace el impacto negativo sobre los usuarios. El informe estima que un aumento de 10 puntos porcentuales en la relación entre costo de espectro e ingresos puede reducir la cobertura hasta en 6 puntos porcentuales y las velocidades de descarga en 8 %. Lo contrario también aplica: más espectro disponible reduce la latencia y mejora la velocidad y cobertura.
La organización que representa los intereses de la industria móvil subrayó que entre este año y 2030 se vencerán cerca de 1.000 licencias en más de 100 países, incluyendo Colombia.
Evitar anclas
A propósito del vencimiento y renovación de licencias de espectro, en los comentarios al Plan de Acción 2025 de la Agencia Nacional del Espectro (ANE), empresas y representantes del sector Asomóvil y la misma GSMA, resaltan la necesidad de actualizar los criterios de valoración del espectro, evitando “anclajes” a precios históricos que podrían limitar el acceso a nuevas tecnologías.
También resaltan la necesidad de facilitar mecanismos de renovación alineados con la inversión en infraestructura, impulsando el despliegue de servicios sin imponer cargas excesivas. Otro punto relevante es la separación entre las obligaciones de cobertura y el costo del espectro, lo que permitiría una planificación más estratégica y sostenible para la expansión de redes.
La subasta de 2023 es ejemplo de muchas cosas: una, lo que el afán por sumar interesados puede producir al sector y a las arcas nacionales, como ha sucedido con WOM y Telecall, que no pagaron y no han conectado a un solo dispositivo al 5G. Pero este no es el caso ahora, porque fracasó rotundamente en lo referente a la asignación de otras bandas diferentes a las dedicadas a la quinta generación.
Las bandas de 700 MHz, 1900 MHz y AWS-E quedaron desiertas debido al alto precio fijado, mientras que la de 3500 MHz, con una tarifa más competitiva, fue adjudicada en su totalidad. Esta disparidad evidencia que valores de asignación excesivos pueden limitar el acceso al espectro necesario, encareciendo los costos operativos y frenando la adopción de nuevas tecnologías.
Comparado con países como Brasil, algunos bloques de espectro en Colombia tenían precios hasta 300 % superiores, lo que desalienta la participación de operadores y reduce la disponibilidad de espectro para mejorar cobertura y calidad. Si los valores no reflejan condiciones adecuadas de mercado, el efecto final es una menor inversión en infraestructura y una ralentización en la evolución tecnológica del país.