Las situaciones irregulares que se presentaron en relación con el conteo de votos durante las elecciones al Congreso, que se realizaron el pasado domingo 13 de marzo en Colombia, han generado todo tipo de especulaciones en los medios de comunicación y redes sociales, así como discusiones políticas. Impacto TIC consultó a 2 expertos en temas electorales para entender todo lo que está pasando, en especial con miras a saber cómo está el panorama para las elecciones presidenciales, cuya primera vuelta se realizará en mayo. El tema no puede ser menor y las dudas sobre si hay garantías para los ciudadanos y candidatos deben quedar claras. Aquí, ponemos a su consideración algunas verdades y mentiras que se desprenden de los resultados de la jornada.
Antes de entrar en materia, no sobra recordar que los comicios para elegir Congreso se han vuelto en la batalla campal de los partidos y movimientos políticos por conseguir más curules a Senado y Cámara, y las elecciones recientes no estuvieron exentas de polémicas. Tras 2 semanas de la jornada, el debate por el conteo de votos ha abierto espacio para todo tipo de especulaciones y teorías conspirativas que involucran a los extremos políticos, alertas de fraude, falta de garantías, cuestionamientos a las Registraduría, y hasta un supuesto ‘ataque informático’.
A todo esto se sumó la demora en el conteo de los votos, la confusión de miles de colombianos por no saber cuál era su puesto de votación, la caída de la página de la Registraduría, y algunos hechos aislados de orden público. El domingo 13 de marzo, el país se fue a dormir con unos resultados que mostraban una ventaja del Pacto Histórico en las curules para Senado y Cámara. En su momento, estas parecían unas elecciones a Congreso que se vislumbraban tranquilas.
Pero con el paso de los días, las cuentas de algunos partidos no eran claras. El registro de los formularios E14 que hacen los jurados de votación no reflejaba el número total de votos en algunas mesas. Para el viernes siguiente, con el 97% del escrutinio, el Pacto Histórico sumó 390 mil votos adicionales de los que se habían registrado el domingo en las elecciones, con un total de 2.692.999 votos para el Senado de su lista cerrada.
Esa diferencia despertó las críticas de partidos como el Centro Democrático, al considerar que no era coherente que de la noche a la mañana, con el proceso de escrutinio, el Pacto Histórico aumentará de esa forma los votos. El registrador nacional, Alexander Vega, argumentó que no se trataba de fraude, sino de ‘fallas humanas’ por parte de los jurados de votación en el diligenciamiento de las actas E14. Sin embargo, ante la presión de un sector político y de la solicitud hecha por el mismo presidente Iván Duque, el Registrador anunció que solicitaría al Consejo Nacional Electoral el recuento de votos para Senado. Algo inusual en Colombia.
Al final la solicitud nunca llegó a hacerse, y el proceso de escrutinio siguió su curso. Sin embargo, las preguntas alrededor de este proceso y las garantías de transparencia para las presidenciales dejaron varios interrogantes. ¿Hubo o no hubo fraude? ¿Qué pasó con el registro de los E14? ¿Fue realmente una falla humana? ¿Dónde quedaron las iniciativas tecnológicas que buscaban garantizar transparencia? ¿Qué función está cumpliendo el software electoral?.
No todo está dicho hasta que todos los votos se escrutan
Antes que nada hay que entender el recorrido y los procesos que tiene el sistema electoral colombiano. Las elecciones se inician en los puestos de votación en los que cada colombiano va a ejercer su derecho al voto y, una vez se cierran las urnas, los jurados de votación dan inicio al conteo de los votos que se depositaron. Cuando se finaliza el conteo, comienza el proceso de escrutinio, que no termina el domingo, sino que en la mayoría de los casos se extiende por unas semanas más. Como lo explica Alfonso Portela Herrán, abogado y registrador delegado en lo electoral, el sistema electoral colombiano cuenta con un modelo que está diseñado para verificar y rastrear cada voto.
“Nuestro proceso electoral colombiano tiene afortunadamente una serie de escenarios que facilitan la verificación de los resultados electorales desde diferentes ópticas. Por ejemplo, con la Ley 1475 de 2011, se estableció que la información del proceso del día domingo se haga sobre la base de un documento que nace desde la mesa de votación, el llamado E14. Pero de ahí mismo, de la mesa de votación, nace otro documento, que se sube a la nube y se pone a disposición de todos los actores políticos y la ciudadanía, que son las imágenes de los resultados de cada mesa. Adicionalmente, otro ejemplar de ese mismo E14 tiene una ruta completamente segura, con cadena de custodia por unos funcionarios designados por la ley que ejercen como escrutadores que hacen su propio resultado electoral”.
Es decir, en esa última instancia es en la que se oficializan los resultados de las elecciones. Los resultados que se dan a conocer el domingo y que se publican en medios de comunicación son informativos. Pero solo hasta que finalice el proceso de escrutinio, explica Portela, los resultados son legales y legítimos. Por lo que un recuento de votos deslegitima todas las etapas electorales.
“No es necesario entrar a una medida tan extrema, primero porque no tiene sustento legal y, segundo, desde el punto de vista logístico sería una macroactividad que costaría muchísimo y pondría en riesgo lo que actualmente se está haciendo. Lo que haya pasado el domingo con ese conteo rápido no puede contaminar las otras instancias”, precisa Portela.
Siempre ha habido y habrá fallas humanas
En relación con el blindaje del proceso electoral y para descartar un fraude, el registrador Alexander Vega reafirmó que los errores y la confusión se dio al momento de llenar los formularios E14, que no coincidían con las cifras del escrutinio y que en varias mesas fueron mal diligenciadas por los jurados. Pero, ¿por qué hubo esa confusión? Para Luis Carlos Donado, ingeniero y desarrollador con experiencia en elaboración de plataformas electorales, se trató de un mal diseño del formulario, que ubicó al Pacto Histórico (que iba con lista cerrada) por debajo de una lista preferente como la del Partido de la U.
“El error que se presentó en este proceso electoral es el mismo que se viene presentando siempre. Por ejemplo, hace 4 años se presentó exactamente la misma situación con el partido Colombia justa libre, que en preconteo no superó el umbral. Pero al momento de hacer el escrutinio sí superó el umbral y obtuvo 3 curules. ¿Qué pasó con ellos hace 4 años? Lo mismo que pasó ahora con el Pacto Histórico: la casilla donde se consignan los votos de ellos estaba al final de una lista grande de voto preferente, y los jurados de votación sencillamente se confundieron y los omitieron. Puede que en la trasmisión del preconteo no enviaron esa información. En este caso, dadas las proporciones del Pacto Histórico, se vieron marcadas las diferencias por el número de votos”.
Es decir, el error humano siempre lo ha habido. De acuerdo con el historial de diferencia entre el preconteo y el escrutinio el margen de error es del 4 o 5 %, en este caso fue casi del 7 %. De ahí que varios sectores políticos cuestionaron el conteo y afirmaron que bahía fraude. “Para estas elecciones, cada E14 para Senado tenía 12 hojas, como 900 casillas, eso no es fácil de diligenciar, sumado a los de Cámara según el tamaño del departamento, más la consulta” puntualiza Portela.
Todo este proceso abre las posibilidades a errores humanos, a mal diligenciamiento por parte de los jurados que son elegidos por un algoritmo, y que días antes de las elecciones son capacitados por la Registraduría. Para Portela y Donado, esos errores se vienen cometiendo desde antes pero que no son sinónimo de fraude, y pueden ser corregidos. Además, por la magnitud de las elecciones a Congreso, el proceso es más complejo. Sin embargo, con las elecciones presidenciales, por ser un proceso de conteo y escrutinio más sencillo, no hay posibilidad de que se repitan los errores.
¿Qué pasó con el software electoral?
El software electoral que se contrató para estas elecciones es de carácter nacional, manejado por el Consejo Nacional Electoral, que hace el recuento de votos en la última etapa de escrutinio. Sin embargo, desde antes se vienen usando otras herramientas que registran los votos zonales, municipales y departamentales. Estas son subcontratadas por la Registraduría a un privado, en este caso Disproel. Esta empresa es la que se encarga tanto del conteo como del escrutinio. El software que se utiliza es diseñado y administrado por la misma empresa, no por la Registraduría.
Al final, el software nacional lo que hace es recopilar los datos de cada departamento, de Bogotá y de los consulados en un mismo lugar. Para Alfonso Portela, la clave de su utilidad está en el proceso de auditoría que hacen los jueces, partidos políticos y observadores electorales. No obstante, esta herramienta no evitará los errores en el diligenciamiento, por lo que el software es un mecanismo al final de todo el proceso electoral.
“Yo no soy amigo de que las entidades compren software, y más en algo tan cambiante como esto. Porque hoy pueden invertir millones de pesos en un software y en las próximas elecciones han cambiado las condiciones, entonces hay que cambiar el software. Para eso hay empresas especializadas en el tema. Tenerlo no garantiza nada, al Estado le va mejor rentarlo para no estar cada 4 años cambiando uno nuevo”, enfatiza Portela.
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La tecnología es un aliado, pero por sí sola no garantiza transparencia
En estas elecciones, la Registraduría quiso incorporar nuevas tecnologías que facilitaran el proceso electoral. Sin embargo, no fueron oportunas y mostraron muchas debilidades en su uso y garantía de derechos. Para el registro de cédulas, se optó por un aplicativo en el que los ciudadanos debían tomar una foto que verificará su identidad, y así evitar la suplantación. La herramienta presentó fallas días antes de cerrarse los plazos, y varios ciudadanos denunciaron no haber terminado el registro. A su vez, se cuestionó el uso de esos datos y el alcance que podía tener el reconocimiento facial de las personas.
El domingo 13 de marzo, los ciudadanos denunciaron irregularidades en la asignación de la mesa de votación, sumadas al colapso de la página diseñada para tal fin, que no permitía consultar los puestos de votación. Todo esto mostró debilidades y falta de planeación en la implementación de estas herramientas. Tanto que el registrador habló de un hackeo a la página, versión que luego desmintieron la Policía y la Fiscalía.
Para Luis Carlos Donado, estos errores se pudieron evitar si la Registraduría hubiera hecho pruebas un años antes, que evitaran que la concurrencia masiva colapsara la herramienta y la página. Hechos que ya han pasado anteriormente, pero que se siguen repitiendo en cada elección.
Hay otras formas de acudir a la tecnología
Más allá de los errores y de las intenciones por incorporar herramientas tecnológicas que faciliten el proceso electoral y permitan mayor transparencia, para los 2 expertos en temas electorales hay otras soluciones tecnológicas que pueden facilitar el proceso, que pueden ser fácilmente aplicables y que traen mejores resultados a corto y largo plazo.
Para Luis Carlos Donado, con un buen análisis de big data, la Registraduría pudo darse cuenta de la irregularidad en algunas mesas de votación en el conteo, que se soluciona con un algoritmo que analice dato a dato y mande alertas tempranas de las mesas en que hay irregularidades.
Por su parte, para Alfonso Portela la solución está en la individualización del voto a través de la biometría. Además de usar mecanismo tecnológicos que faciliten el trabajo de los jurados. Por ejemplo, que el registro del elector se haga de manera digital, no manual. Con identificación a través de la huella digital, que al final arroje los resultados del número de personas que votaron en cada mesa.
Después de 2 semanas de las elecciones, y tras las polémicas y discusiones queda claro que los argumentos de lado y lado sobre fraude no son sustentables en el punto de vista jurídico y técnico. Por otra parte, la discusión por lo que funciona o no desde los tecnológico es otro de los temas que está en deuda de ser debatido por el Estado y por quienes vayan a gobernar los próximos 4 años. La regulación y más propuestas en temas de tecnología, innovación y ciencia abren la puerta a nuevas herramientas para blindar el sistema electoral actual.
Foto Principal: Registraduría Nacional