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Tecnología, una aliada de los gobiernos contra la emergencia sanitaria

Las dificultados que ha traído la pandemia de COVID-19 al mundo son terreno fértil para lograr que la tecnología y la innovación sirvan al aparato gubernamental en su propósito de servir a los ciudadanos, que es el fin último detrás del Gobierno (las autoridades, individuos e instituciones que administran el Estado). Y cuando se habla de la alianza entre tecnología y gobierno para cumplir este objetivo aparece el concepto de GovTech, en el que todo está por hacer.

Durante la emergencia se ha visto todo tipo de mensajes alusivos a la ‘reinvención’ y a continuar prestando los servicios en las entidades públicas. Pero, solo por citar un ejemplo de las dificultades que existen para que esto sea una realidad, ¿cuántos procedimientos involucraban la presentación de soportes (documentos) físicos, firmados y originales?

Uno de los casos más sonados ha sido el de la Registraduría Nacional, que lanzó con bombos y platillos su intención de traer la cédula del siglo XXI (de la que aún es poco lo que se sabe). Pero a la hora del nuevo coronavirus fue una de las primeras que dejó ver que está lejos de transformarse realmente: desde la declaración de la emergencia los servicios presenciales estuvieron suspendidos y permanecerán así hata el próximo lunes 8 de junio; de manera virtual solamente se podían hacer los trámites para los duplicados de tarjetas de identidad y cédula.

Pero la Registraduría no fue la única: esta situación (la distancia del dicho al hecho) fue el factor común, y lo que hizo la emergencia fue acelerar la formulación de estrategias GovTech.

Captura de pantalla de la página de la Registraduría Nacional del Estado Civil.

En ese contexto, ¿cómo hacer que la rama judicial o los entes legislativos puedan funcionar? Ejemplos como el del Juzgado Promiscuo de Puerto Rico (Caquetá), que de manera independiente inició su virtualización y en 8 años avanzó más que el mismo sistema de justicia general de Colombia, demuestran que sí se puede.

Concejales, congresistas, alcaldes, gobernadores… Todos los actores institucionales deben comprender que para desarrollar sus funciones deben aprender de ciudadanía digital y de de netiqueta, pero especialmente, de uso y apropiación de tecnología. Y deben contar con aliados tecnológicos capaces de diseñar una solución teniendo en cuenta la particularidad de cada caso, como las limitaciones de conectividad en las regiones.  

Aunque Zoom ha sido un gran salvavidas en muchos casos, hay soluciones especializadas para cada sector. Las reuniones familiares a través de videollamadas necesitan recursos y condiciones diferentes a las de una sesión del Congreso o de un Concejo municipal, en el que se manejan diferentes tipos de información y de riesgos.

En materia de trámites, también hay herramientas y servicios con las que se puede garantizar la seguridad de los documentos; existen soluciones –incluso nacionales– que se apoyan en la criptogafía y Blockchain para eliminar el papel. 

En cuanto al gran problema de la conectividad, las empresas de telecomunicación tienen soluciones diseñadas para cada caso y por eso la infraestructura TI debe incluirse dentro de los planes. Ya no se trata únicamente de proveer lo necesario en el recinto físico, sino de manera remota y a todos los actores involucrados. Por ejemplo: asegurar la conectividad de los miembros del Concejo distrital o municipal, con las especificaciones y requerimientos del caso, desde sus casas (sí, se puede desplegar conectividad de corte empresarial a los hogares).

Las herramientas existen, pero hay que investigar y asesorarse para encontrar el aliado que permita explotarlas de la mejor manera posible. Existen soluciones nacionales e internacionales; pequeñas, medianas y grandes empresas de tecnología que pueden solucionar diferentes necesidades del Gobierno. Pero antes de implementar la tecnología hay que hacer el cambio cultural, tener voluntad y compromiso de hacerlo. Sin cultura digital, la tecnología no funciona y en este caso es de especial cuidado, porque cualquier inversión involucra recursos públicos. Y todo debe implementarse sin perder de vista la protección de los derechos humanos y especialmente la seguridad de la información y de las personas.

¿Cómo están haciendo los gobinernos de otros países del mundo para afrontar esta situación? Veamos algunos de los casos más representativos:

El caso europeo: las mujeres lideran la respuesta

Empecemos hablando del país que es considerado punta de lanza en términos de tecnología aplicada al servicio de la gobernabilidad. Estonia es una república digital en donde lo digital está íntimamente ligado a las políticas que dicta el gobierno.

Tan pronto como declaró la situación de emergencia, se lanzó una propuesta enteramente en línea llamada Hack the Crisis. El objetivo era que innovadores e inversores propusieran soluciones viables a la crisis, que –aunque todavía lejos del punto álgido– pensaran salidas a un problema que apenas comenzaba. La respuesta fue masiva y se introdujeron sistemas de bots con respuestas sobre la pandemia, apps que conectan gente que requiere de ayuda con gente que quiere ayudar e incluso una plataforma para que las empresas compartan empleados.

Kersti Kaljulaid, genetista y política de 50 años, ha liderado la iniciativa de combatir la crisis apoyándose en las facilidades del mundo digital. Es común verla hablar sobre Inteligencia Artificial y ensayos genéticos, y no es ajena a temas complejos como Blockhain o incluso legislación sobre el uso de autómatas. Y no está sola en este campo: la Primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, ha promovido los medios no-tradicionales para difundir información sobre la crisis. Ha recurrido a influencers y personas importantes en las redes sociales para que la información llegue a las generaciones más jóvenes. 

Katrín Jakobsdóttir, de Islandia, ha logrado realizar el estudio más grande de COVID-19, con un número de pruebas médicas relativas a la población que supera incluso a Corea del Sur. Esto se suma a una infraestructura de seguimiento tan avanzado que la nación nórdica no ha tenido la necesidad de cerrar escuelas o imponer medidas de cuarentena.

Los resultados han sido exitosos, y todos estos países cuentan con algunos de los números más bajos de contagios y muertes. 

Fuente: ECDC
El oriente de los opuestos tecnológicos

China, el país en donde se presume que nació el COVID-19, no se ha quedado atrás en términos de tecnología y, de hecho, la crisis ha servido para mostrar procesos que antes se veían con ojos de duda. Las medidas restrictivas de China han sido de las más fuertes del mundo y dada su población tan densa el país estaba en un lugar de vulnerabilidad muy particular. 

Para desinfectar las calles, China no ha contratado a personas, sino que ha mandado un ejercito de robots que emite rayos UV y también es capaz de tomar la temperatura de los transeúntes. Los hospitales han recibido ayuda por parte de personal autómata y en general todos los procesos que puedan ser automatizados lo han sido efectivamente. En la ciudad de Shenzhen, los drones forman la primera línea en contra del virus, volando y no sólo desinfectando, sino también monitoreando la evolución del tráfico de la ciudad e incluso ayudando a llevar envíos a ciudadanos.

Y sin embargo, aunque el caso de China muestra el extremo avanzado de la tecnología, Japón se queda muy rezagado y de hecho la crisis expone problemas que los nipones han tenido desde hace décadas. Pese a tener la imagen de alta tecnología, lo cierto es que la ciudadanía nipona es una de las más atrasadas comparadas con vecinos como China y Corea del Sur.

En muchas casas se carece del equipo necesario para trabajar efectivamente desde ellas. Pensemos que en el ambiente laboral más de un tercio de las compañías todavía está usando Windows XP, un sistema operativo con casi dos décadas de antigüedad y que no ha recibido actualizaciones en años. Las sorpresas no paran aquí, y es que usuarios en las redes sociales han mencionado que los reportes de los casos de COVID-19 se están enviando y firmando en físico, para luego ser enviados vía fax.

No leyó mal: en Japón el fax todavía sigue siendo una de las tecnologías más utilizadas en ambientes profesionales, y es probable que los trabajadores desde la casa no tengan equipos para enviarlos. La respuesta de la nación del Sol naciente palidece frente a la de sus vecinos, y pone en duda la agilidad que se requiere para manejar un virus tan contagioso como COVID-19.

El continente americano se queda atrás

América, por su parte, se convirtió en el epicentro del virus cuando se empezaron a reportar casos y muertes con números mucho más elevados que en Europa y Asia. La cuestión de la respuesta pobre en la región no sólo incluye las reacciones débiles de la legislación, sino también una sociedad que queda rezagada en términos de innovación.

Estados Unidos, con una de las industrias de tecnología más grandes, no ha sabido adaptar esta innovación para crear una verdadera repuesta social a la crisis del nuevo coronavirus. Google y Apple apenas están empezando a lanzar sus plataforma de seguimientos, pero es precisamente el momento en el que el presidente Doanld Trump y otros presidentes de la región empiezan a relajar las medidas de distanciamiento social.

Canadá, en un caso similar al de Italia, he tenido números elevados de muertes de personas de la tercera edad en una sociedad que todavía no encontrado un ritmo propio en cuanto a Transformación Digital. Los datos existen, la infraestructura está, pero la falta de servicios compartidos y de una verdadera respuesta colaborativa han ralentizado la respuesta que la nación del norte ha tenido.

En México existen reportes de que el gobierno está escondiendo los números verdaderos de la pandemia, mientras que Brasil –en manos de un Bolsonaro obstinado– se niega a reglamentar el distanciamiento social e incluso intenta bajar la importancia de la pandemia. Su explicación es que «un 70% de la población será infectada, no hay forma de escapar eso». Con más de 520.000 casos reportados, cerca de 30.000 muertes y alcanzando nuevos topes de casos detectados cada día, tal parece que el gigante del sur y ahora todo nuestro continente reciben por primera vez el golpe completo del nuevo virus.

¿Qué tan GovTech son los planes de desarrollo en Colombia?

En Colombia, y dentro de la adversidad que la situación trajo, hay una coincidencia que puede ser positiva: la pandemia llegó en plena formulación de planes de desarrollo de los recién posesionados alcaldes y alcaldesas del país. Si la lección sobre el potencial de la tecnología para mitigar situaciones como la actual está aprendida, el ‘agua hasta el cuello’ debería garantizar que las iniciativas de GovTech se vean reflejadas en estos documentos. 

Durante el periodo de emergencia se hicieron evidentes muchas cosas, entre ellas la falta de preparación de los entes de Gobierno en el uso de tecnología, innovación y ciencia para el ejercicio de sus funciones. La ministra TIC, Karen Abudinen, le contó a Impacto TIC que se ha identificado que las entidades han venido trabajando en el fortalecimiento de sus capacidades digitales y la llegada abrupta del coronavirus está acelerando ese salto a la virtualización. «Estamos trabajando para lograr resultados más rápidos en la digitalización del Estado […] Actualmente, los ciudadanos pueden realizar 761 trámites y servicios totalmente en línea a través de GOV.CO, el Portal Único del Estado».

Que unas administraciones hayan respondido más rápido y mejor que otras se debe en gran medida a la visión. Por eso vale la pena concentrar la atención de dos casos: Bogotá y Medellín, donde las respectivas administraciones tienen verticales y objetivos claros en cuanto al uso de tecnología para servir a los ciudadanos. 

El Valle del Software

El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, tiene dentro de sus metas convertir su región en ‘el valle del Software’. Él conoce muy bien este mundo, pues además de ser ingeniero electrónico, fue viceministrio de Economía Digital y gerente general de iNNpulsa.

Sebastián González, subsecretario de tecnología y gestión de la información de la capital de Antioquia, no desconoce que como ciudad se han enfrentado a muchos retos, pero ha sido la capacidad de trabajar con datos lo que ha permitido responder ante la emergencia. 

‘Medellín me Cuida’ es la plataforma que se apoya
en Big Data para identificar necesidades derivadas
de la emergencia, para medir y tomar decisiones.

González comparte que una de las principales metas es fortalecer el frente TI en la ciudad, pero desde un visión estratégica. De momento la subsecretaría está bajo el ala de la Secretaría de Gestión Humana de Medellín, y venía desempeñándose como un mero soporte técnico. «No tenía esa visión estratégica que tiene el alcalde, que conoce el potencial de la información, la importancia que tiene para solucionar problemas de ciudad«.

La meta es lograr crear la Secretaría de TIC, «para darle un rol estratégico y darle voz y voto en la toma de decisiones». De lograrlo, estaría a la par de una Secretaría de Movilidad o Hacienda, que sumada a la gestión de otros actores como Ruta N, el Centro para la Cuarta Revolución Industrial y el Parque Explora, potenciaría el liderazgo en innovación y en servicio al ciudadano.

Lo que en en definitiva dará la pista del futuro en temas de GovTech es el plan de desarrollo ‘Medellín del Futuro’, y aunque el funcionario reconoce que aún no se hace el ‘clic’ del cambio de chip cultural, la propuesta es ambiciosa. González explica que el plan de la ciudad contempla 3 programas:

  • Gobierno Digital, para digitalizar trámites y optimizar procesos a través de tecnologías e innovación.
  • Gobernanza de datos, integrar sistemas de información para la articulación y consolidación de datos de ciudad. Una de sus aplicaciones sería la carpeta ciudadana.
  • Ciudad inteligente, que contempla el implementar fibra de óptica neutra (propiedad del Estado) para habilitar Internet de calidad a más de 1 millón de hogares. 

«El Internet es una necesidad básica como el agua y la energía. Yo sé que vamos a transformar esta ciudad», agregó González.

Aunque Medellín viene trabajando en estrategias como el Comité Universidad Empresa Estado, la creación de MOVA, Sapiencia, el Vivero del Software, Medellín Novation y Tecnova, entre otras, la inversión en ciencia y tecnología, en el país esta sigue siendo muy baja como proporción del PIB (en el 2019 solo llegaba al 1,5% a nivel nacional). Ante problemas de inversión en ciencia y tecnología, para la transformación no solo educativa, sino también social, política, ambiental y económica, Medellín Futuro tiene como reto promover las ciencias, las artes, la técnica y las tecnologías, mediante la creación de un sistema interinstitucional con apoyo de alianzas públicoprivadas a largo plazo para consolidar a Medellín Futuro como la capital de la cuarta revolución industrial de Colombia.

Plan de Desarrollo ‘Medellín del Futuro’.

Bogotá lo proyectaba y le metió el acelerador

En la capital del país se hizo más común hablar de análisis de datos, de mapas de calor, de comunicación y soluciones usando tecnología, lo cual incluso ha traído discusiones necesarias sobre privacidad, protección de información y transparencia. Esto resulta coherente con la línea que planeó la Secretaría TIC desde enero de 2020, de convertir a Bogotá en un territorio inteligente.

«La emergencia lo que ha generado es la aceleración de estás formulaciones e implementaciones que sin duda han traído beneficios. Por ejemplo, la plataforma para Bogotá solidaria, para el registro de empresas con miras a la reactivación, ha sido una de las respuestas rápidas a la situación y que sin duda traerán beneficios a futuro», compartió Felipe Guzmán, alto consejero TIC de Bogotá. Sin embargo, aunque la visión está y las líneas de acción también, al igual que en Medellín, Guzmán también se enfrenta a la realidad: el cambio mental es lento. «Existe siempre resistencia al cambio y corremos el riesgo de que cuando pase la crisis se diluya la necesidad de un cambio al respecto».

Desde el principio de la gestión se ha tenido claro que la aceleración de las agendas de transformación digital en la ciudad pasa por dinamizar el ecosistema de emprendimiento, y en esta coyuntura lo que vieron, con gran agrado, fue que el ecosistema Govtech puso a disposición de los problemas públicos todas sus soluciones, flexibilidad y creatividad. Lo anterior reafirma los planes de continuar formulando iniciativas que les permitan a estas empresas generar el mayor valor posible a la ciudad.

Guzmán compartió con Impacto TIC algunos de los aprendizajes puntuales que ha dejado la emergencia y cómo estas lecciones se están incorporando al desarrollo de las estrategias GovTec de Bogotá.


La participación y veeduría ciudadana

Una pandemia no estaba en los planes de nadie y los gobernantes se están enfrentando hoy a retos (que aunque algunos ya identificaban) de manera inmediata, poniendo a prueba toda la capacidad de liderazgo y reacción. Del lado de la ciudadanía es necesario fortalecer el ejercicio de los deberes y la protección de los derechos, en sentido de propender por la transformación acertada.

En época de elecciones, desde Impacto TIC cuestionamos sobre los lineamientos relacionados a la tecnología, la innovación y la ciencia, con la etiqueta #CandidatosHablenDeTIC (desde 2018), sin embargo eran poco los que tenían la visión frente a estos temas.

Tecnología, innovación y ciencia son temas esenciales para el desarrollo de un municipio, una ciudad, un departamento y del país. Esto queda como una lección para futuros comicios.


Foto de portada:  Tumisu (Pixabay). 

Redacción
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