Hablar de tecnología y específicamente sobre la Cuarta Revolución Industrial (4RI) ha generado varios escenarios de conversación: uno muy conocedor del tema, otro apocalíptico lleno de todo tipo de informaciones y otro que aún no se entera –solo hay que hacer el ejercicio de salir de nuestros círculos sociales habituales y preguntar sobre el tema–.
Se sabe todo y nada al mismo tiempo, se confunden los términos y a veces la 4RI suele usarse como sinónimo de tecnologías 4.0, de Transformación Digital, o se desconextualiza y se deja como un tema exclusivo de las industrias (grandes empresas). La Cuarta Revolución Industrial enmarca una época y nos involucra a todos.
Pueden escucharse cosas como que es algo a lo que solo los países altamente industrializados van a sobrevivir (falso) o que los robots van a ser los ‘nuevos malos’, se van a apoderar del mundo, porque son capaces destruir, de mentir y aprender todo tipo de malas prácticas, cuando el debate está en quién está detrás de esa tecnología, cuál es el equipo humano a cargo del desarrollo. No en vano, la ética sigue siendo un tema clave y cada vez más relevante en estos días.
El mismo Foro Económico Mundial –de donde salió el término de Cuarta Revolución Industrial– se ha encargado de tumbar los mitos más comunes, pero esta es una tarea que no tiene fin. Existe todo tipo de información y para distintos fines –es diferente si quien nos envía el mensaje es una empresa, un representante de Gobierno, un político, un ‘gurú’ o el personaje que se le venga a la cabeza–, por lo cual el ejercicio de hablar sobre mitos y realidades de la 4RI nunca estará de más.