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Solo el 14 % de los padres y 25% de los docentes entienden la Alfabetización Mediática



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¿Cómo consumen contenidos los niños, niñas y adolescentes en Colombia? El estudio de la CRC expone la falta de acompañamiento digital a niños y adolescentes. Solo el 14 % de padres y 25 % de docentes entienden la alfabetización mediática. El cuidado digital es una tarea colectiva y urgente.

Publicado el 22 de abr de 2025



alfabetizacion mediatica, consumo digital de niñas niños y adolescentes en colombia
alfabetizacion mediatica, consumo digital de niñas niños y adolescentes en colombia

La Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) presentó su más reciente estudio, Infancia y Medios Audiovisuales. Consumo, Mediación Parental y Apropiación. 2024, que revela una realidad que interpela a padres, cuidadores, educadores, y al Estado: niños, niñas y adolescentes están navegando —casi en solitario— un océano de contenidos sin la brújula ni el chaleco salvavidas de la alfabetización mediática.

El estudio de la CRC, que es el más actual en el tema de consumo digital en infancias y adolescencias, y que contó con más de 2.600 encuestas aplicadas por Brandstrat S.A.S., en 5 ejes temáticos: consumo audiovisual, apropiación de contenidos, mediación parental, alfabetización mediática e incidencia de la publicidad; no solo entrega datos. Es una fotografía clara y, en muchos aspectos, preocupante. Nos dice que los niños, niñas y adolescentes (NNyA) están solos frente a las pantallas, que los adultos no saben acompañar digitalmente, y que el sistema educativo tampoco está preparado para enfrentar este reto.

Andrea Muñoz Gómez, comisionada de contenidos audiovisuales de la CRC, lo resume así: “Este estudio es una herramienta clave para orientar decisiones del sector audiovisual, fortalecer la protección de los derechos de la niñez y fomentar entornos digitales más seguros y responsables.”

El celular manda, y manda solo

El dato: el 61 % de los NNyA ya tiene su propio celular. Y a mayor edad, mayor uso. El 81 % de los adolescentes lo usa intensivamente, con un promedio de 8.9 horas entre semana, la mayoría de ese tiempo sin supervisión. Se trata del dispositivo más utilizado para consumir contenidos, por encima incluso del televisor, que, aunque sigue vigente (6.1 horas semanales), se consume más en compañía de la familia.

Pero esta compañía no es para todos. En el estrato 1, por ejemplo, el 22 % de los NNyA consume contenido en solitario, cifra que sube al 26 % en estratos más altos. A medida que crecen, los niños se desconectan de sus adultos y se conectan a sus pantallas.

Internet: acceso alto, confianza baja

El 70 % accede a contenidos por Internet, mientras que el 45 % lo hace a través de televisión por cable o satelital. Sin embargo, la confianza en los medios digitales es baja: apenas 5.6 para páginas web y 6.1 para celulares y canales de TV. Pese a esto, las plataformas como YouTube siguen siendo las más usadas, especialmente por los más pequeños.

Las redes sociales también se cuelan. El 40 % de los NNyA tiene cuentas propias, con un alarmante 77 % entre los adolescentes. TikTok lidera entre los más jóvenes; Facebook entre los mayores. La mayoría accede con cuentas personales, lo que reduce aún más el control de los adultos.

Padres que castigan, pero no educan

La mediación parental disminuye con la edad: 68% en la infancia temprana, 55% en la preadolescencia y apenas 34% en la adolescencia. Y el control que existe es mayoritariamente disciplinario y reactivo: se premia con acceso al celular o se castiga con su restricción. Muy pocos aplican filtros educativos o pedagógicos.

El conocimiento de alfabetización mediática es bajísimo: solo el 14% de los padres y el 25% de los docentes dicen entender el concepto. El uso de herramientas de control parental tampoco es alentador: apenas el 48% en plataformas, 34% en redes sociales y 31% en videojuegos.

¿Qué consumen? Entre entretenimiento y soledad

Los niños de 6 a 9 años prefieren películas (43 %), videos en YouTube (58 %) y videojuegos simples (43 %). A los 10-13 años se inclinan por las series (19 %), y los adolescentes diversifican: películas (39 %), series (21 %) y hasta telenovelas (8 %). El patrón es claro: consumo pasivo, solitario y no siempre apropiado para la edad.

Aunque más del 70 % de los niños dice ver contenidos con sus familias, este acompañamiento se reduce progresivamente. Aún así, el televisor tradicional sigue siendo el último bastión de la experiencia audiovisual compartida.

Brechas profundas, desigualdades digitales

Los datos del estudio reflejan las crudas brechas digitales que persisten en Colombia. En hogares del estrato 6, el 100% tiene Smart TV, el 81% computadoras, y el 45% consolas. En el estrato 1, solo el 21% tiene computador, el 6% tablets, y el 7% consolas. Lo mismo ocurre a nivel regional: mientras en el Valle del Cauca hay un promedio de 3.1 dispositivos por persona, en regiones como la Amazónica apenas llega a 2.0.

Aunque más acceso no significa mejor uso, menos acceso sí implica menos oportunidades de alfabetización digital, entretenimiento sano y contenidos educativos de calidad.

Los adultos se rajan, no se alfabetizan lo suficiente para enseñarles y acompañarles

pesar del reconocimiento generalizado de la importancia del control parental para proteger a niños, niñas y adolescentes (NNyA) en entornos digitales, el uso efectivo de estas herramientas sigue siendo muy limitado. En promedio, padres, madres y docentes reportaron utilizar apenas 1.1 herramientas de control, lo que refleja una baja apropiación tecnológica frente a un entorno digital cada vez más complejo.

¿Qué herramientas usan y quiénes las usan?

La herramienta más mencionada fue el control parental del contenido (27 %), con una mayor presencia entre docentes (30 %), aunque su uso sigue siendo bajo en general. Las herramientas varían según la edad de los menores:

  • YouTube Kids fue más utilizada por padres de niños de 3 a 5 años (13 %).
  • Bloqueo infantil fue común en niños pequeños (11 %) y especialmente popular en este mismo rango de edad (21 %).
  • Family Link tuvo mayor adopción entre padres de niños de 6 a 9 años (20 %) y preadolescentes (27 %).

En videojuegos, el control parental del contenido fue también la opción más utilizada (19%), con especial énfasis entre docentes de adolescentes de 14 a 17 años (62 %) y padres de niños de 3 a 5 años. El uso de contraseñas (12 %) fue más común entre los padres de menores de 9 años, y el bloqueo de dispositivos fue más frecuente entre padres de niños de 6 a 9 años (20 %).

Para redes sociales, el control parental del contenido se mantuvo como la herramienta más aplicada (29%), especialmente entre padres de niños de 6 a 13 años. En ese contexto, Qustodio se destacó con un 21% de uso en el grupo de 3 a 5 años.

Sin embargo, el dato más preocupante es que un 33 % de los encuestados no pudo identificar las herramientas utilizadas, lo que evidencia una falta crítica de conocimiento digital.

Docentes: entre el desconocimiento y la baja implementación

El rol de los docentes en este tema es fundamental, pero hoy presenta grandes debilidades. Aunque un 57 % reporta tener algún conocimiento sobre herramientas de mediación parental, solo el 25 % sabe qué es la alfabetización mediática. Esto genera un problema de base: no se puede enseñar ni promover aquello que no se comprende.

El conocimiento docente es desigual por grupo etario: los docentes que trabajan con adolescentes de 14 a 17 años tienen mayor conocimiento del concepto (31 %), mientras que quienes enseñan a niños de 10 a 12 años muestran el nivel más bajo (18 %).

Además, solo el 18% de los docentes realiza actividades relacionadas con alfabetización mediática, y de forma esporádica. Los más activos en este frente son los docentes de 6 a 9 años, con un 56% de implementación mensual de estas actividades. Sin embargo, esta práctica sigue siendo minoritaria y aleatoria, sin una estrategia educativa estructurada.

Padres y cuidadores: entre el desconocimiento y la necesidad urgente de formación

El panorama entre padres y cuidadores no es mejor. Solo un 14% afirma tener conocimiento sobre alfabetización mediática, y la mayoría limita su rol a establecer reglas básicas, sin acompañamiento activo en la navegación digital de sus hijos. La brecha se acentúa en los padres de niños más pequeños, con solo un 15% de conocimiento en el grupo de 3 a 5 años.

Aunque ha habido una mejora desde 2020 (de 31 % a 42 % en conocimiento general de mediación parental), sigue siendo insuficiente frente a la velocidad del avance tecnológico y la exposición creciente de los NNyA a contenidos en redes sociales, videojuegos y plataformas audiovisuales.

Además, el 53 % de los NNyA desconoce por completo la existencia de herramientas de protección, porcentaje que sube a 67 % entre niños de 6 a 9 años. Este dato es un llamado de atención urgente: no basta con instalar una app, es necesario educar sobre su uso y sentido.

¿Qué hacer? El cuidado digital es colectivo

El uso de tecnología con fines educativos fue una de las prácticas más comunes entre los docentes (34 %), especialmente en los grados de 6 a 9 años (45 %), lo que demuestra que sí existe disposición, pero falta formación y acompañamiento institucional. El desarrollo de ciudadanos digitalmente competentes depende de una alfabetización mediática sistemática y transversal que forme en pensamiento crítico, habilidades digitales y análisis de medios, no solo en el uso de herramientas aisladas. Si bien la responsabilidad recae principalmente en madres, padres, cuidadores y docentes, no es exclusiva de ellos, a diario cada persona –tenga hijos o no– hace parte de esta construcción.

Se requiere con urgencia:

  • Programas de capacitación diferenciados para padres, cuidadores y docentes. (Como el programa Soy Digital).
  • Políticas públicas que integren la alfabetización mediática como eje transversal desde la primera infancia.
  • Estrategias de comunicación que visibilicen las herramientas disponibles y promuevan su uso informado.
  • Acompañamiento técnico y pedagógico a docentes para que integren la mediación digital en sus prácticas cotidianas.

No se trata solo de restringir, sino de formar ciudadanos críticos, responsables y seguros en los entornos digitales. Hoy, ni los adultos están preparados, ni los NNyA están protegidos.

El llamado es urgente. Necesitamos políticas públicas más contundentes, formación en alfabetización mediática para padres y docentes, regulación efectiva de contenidos, y, sobre todo, más presencia consciente y crítica de los adultos en la vida digital de nuestros niños.

Porque no se trata solo de apagar o encender una pantalla. Se trata de enseñar a mirar, a entender y a elegir con criterio en un mundo saturado de estímulos, pero carente de sentido.

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