CIBERSEGURIDAD

Cae la confianza digital de los usuarios, ¿cómo recuperarla?



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La confianza digital se ha convertido en un activo estratégico clave. A medida que las amenazas se sofistican, las empresas deben adoptar enfoques integrales que incluyan protección de identidades, educación al usuario y tecnologías de prevención del fraude. Recuperar y fortalecer esa confianza es esencial para la continuidad del negocio y la transformación digital.

Publicado el 7 de abr de 2025



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En el dinámico y cada vez más complejo panorama digital, la ciberseguridad es un una prioridad estratégica para los líderes empresariales. La sofisticación creciente de las amenazas, impulsada por la Inteligencia Artificial y exacerbada por tensiones geopolíticas globales, exige una revisión profunda de las estrategias de protección.

Como bien señala el Foro Económico Mundial, la “creciente sofisticación de las amenazas, exacerbada por las tensiones geopolíticas, obliga a las empresas a reconsiderar sus estrategias de seguridad, equilibrando la protección con la continuidad de sus operaciones globales“. En este contexto, los líderes empresariales deben adoptar una visión integral y proactiva de la ciberseguridad, que vaya más allá de las soluciones tradicionales y abarque la gestión de identidades, la protección contra el fraude y la recuperación de la confianza digital.

La erosión de la confianza digital es un riesgo creciente

Según el Índice de Confianza Digital 2025 de Thales, la percepción de los consumidores sobre la seguridad de los servicios digitales ha disminuido significativamente en el último año. Solo sectores como seguros, banca y administración pública han mantenido niveles estables de confianza, y aún así, ningún sector supera el 50% de aprobación respecto al manejo de datos personales.

Un dato alarmante es que el 82 % de los consumidores abandonaron marcas en el último año debido a preocupaciones sobre privacidad. Además, el 33% manifestó frustración en sus experiencias de comercio electrónico debido a la manipulación del proceso de compra por bots maliciosos. Estos indicadores reflejan una tendencia preocupante: la seguridad no solo es un tema técnico, sino también reputacional.

La confianza global en los servicios digitales está disminuyendo o se mantiene estancada en el mejor de los casos, incluso entre las industrias altamente reguladas. Un área que no permanece estancada es el panorama de las amenazas. Los consumidores son más conscientes que nunca de las amenazas en línea y de las consecuencias de que sus datos caigan en manos inapropiadas. A medida que evolucionan las ciberamenazas también lo hace el escepticismo de los consumidores, y las marcas deben adaptar continuamente sus medidas de seguridad para mantenerse a la vanguardia y recuperar la confianza“, comenta Sebastien Cano, vicepresidente sénior de Productos de Ciberseguridad de Thales.

Para las empresas B2B y B2B2C, mantener la confianza digital se ha vuelto tan importante como prevenir incidentes de ciberseguridad. Esto implica no solo proteger la información, sino también comunicar de forma transparente las prácticas de seguridad, educar al usuario final y garantizar que la experiencia digital sea confiable desde su diseño.

Esta pérdida de confianza no solo afecta la reputación de las empresas, sino que también puede obstaculizar la adopción de nuevas tecnologías y la transformación digital. Los consumidores esperan, en su mayoría (86 %), que las empresas les garanticen un cierto nivel de protección de sus datos personales.

La investigación destaca que un factor crítico que impulsa esta desconfianza es la creciente preocupación por la privacidad de los datos personales, llevando a un significativo porcentaje de consumidores a abandonar marcas ante la percepción de un manejo inadecuado de su información. Si bien el sector bancario se mantiene como el de mayor confianza a nivel global, se observa una marcada disparidad generacional, con niveles de confianza significativamente menores entre los consumidores más jóvenes de la Generación Z.

Este panorama subraya la urgencia para las empresas de abordar las expectativas de privacidad y seguridad de los consumidores, quienes en su mayoría consideran que recae demasiada responsabilidad sobre ellos en la protección de sus propios datos.


“Los resultados del Índice de Confianza Digital de Thales deberían ser motivo de alarma para las empresas que realizan negocios en línea. La disminución global de la confianza digital no solo se puede cuantificar, también se puede prevenir. Desplegar adecuadamente soluciones modernas de gestión del acceso a la identidad del cliente (Customer Identity Access Management, CIAM), plataformas de inteligencia para la reducción del fraude (Fraud Reduction Intelligence Platforms, FRIP), GenAI y protección de la privacidad de los datos, con la optimización del recorrido del cliente como principio de diseño principal, conducirá a mejores resultados para las empresas y los consumidores”, explicó John Tolbert, director de Investigación sobre ciberseguridad de KuppingerCole Analysts.

La gestión de accesos privilegiados (PAM) como pilar fundamental

Uno de los frentes críticos en la batalla contra las amenazas emergentes es la gestión y protección de las identidades digitales, especialmente aquellas con privilegios elevados. En entornos de TI híbridos, la proliferación de identidades complica la gestión de accesos, incrementando significativamente el riesgo de brechas de seguridad. El robo de credenciales de cuentas privilegiadas sigue siendo una de las tácticas predilectas de los ciberdelincuentes para acceder a sistemas críticos y moverse lateralmente dentro de la infraestructura.

Otro desafío clave es la presencia de usuarios con un alto privilegio, cuyos accesos extendidos pueden representar riesgos significativos si no están debidamente protegidos. Estas identidades privilegiadas están distribuidas en toda la infraestructura de TI, incluyendo identidades heredadas, lo que amplía la superficie de ataque“, advierte Mateo Díaz, gerente de Ventas de BeyondTrust para Latinoamérica.

Ante esta realidad, las soluciones modernas de Gestión de Accesos Privilegiados (PAM) emergen como un componente esencial para fortalecer la postura de ciberseguridad. La agilidad en la implementación es también un factor diferenciador clave: “Creemos que un PAM no debería tardar meses o años en implementarse, ignorando cómo los atacantes explotan los caminos hacia los privilegios. Por eso, creamos una solución moderna de seguridad de identidades para los problemas de identidad modernos“, explica Díaz.

Navegando el creciente maremoto de estafas digitales

El auge de las criptomonedas y la adopción masiva de servicios financieros descentralizados ha abierto una nueva frontera de amenazas. Plataformas como Binance han tenido que ir más allá de las medidas convencionales para proteger a sus usuarios. La empresa ha implementado una estrategia integral de nueve niveles de control anti-scam, que incluye desde notificaciones emergentes personalizadas hasta llamadas de alerta directa en casos críticos.

Con esta estrategia de nueve niveles, hemos integrado de manera más activa componentes preventivos, educativos y de concienciación en nuestro enfoque de control de riesgos”, explica Guilherme Nazar, vicepresidente regional de Binance para América Latina. Esta estrategia no solo apunta a mitigar riesgos técnicos, sino también a fomentar una cultura de vigilancia activa entre los usuarios.

Más allá de la tecnología, la educación digital se posiciona como un pilar indispensable para reducir el impacto de las estafas. Las herramientas más sofisticadas pierden efectividad si el eslabón humano permanece desinformado o desatendido.

La ciberseguridad ya no puede ser entendida como un área técnica aislada, sino como un componente estratégico transversal que impacta directamente en la continuidad del negocio, la reputación de marca y la experiencia del cliente. Como señaló el Foro Económico Mundial, la resiliencia cibernética es una condición indispensable para operar en la economía global. Y en este nuevo orden digital, solo las organizaciones que adopten una postura de seguridad proactiva, inteligente y centrada en las personas estarán realmente preparadas para el futuro.

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