- La Industria 5.0 se basa en tres pilares fundamentales: El humanismo, la resiliencia y la sostenibilidad, y pasa de centrarse únicamente en las tecnologías al bienestar humano y el equilibrio con el medio ambiente.
- A diferencia de la Industria 4.0, que se centró en la conectividad digital y la eficiencia tecnológica, la Industria 5.0 promueve un modelo regenerativo, inclusivo y respetuoso con el medio ambiente, que aborda las crisis climáticas y las tensiones sociales.
- La industria 5.0 requiere una transformación sistémica que abarque la responsabilidad a lo largo de las cadenas de suministro, la economía circular, la descentralización y la digitalización con un propósito, que afecte no solo a la industria sino también a los modelos económicos y sociales. Las tecnologías clave incluyen la inteligencia artificial, los gemelos digitales y las tecnologías de eficiencia energética.
Proteger, preparar y transformar, este es el triple desafío al que debe enfrentarse la industria para empezar a trazar los contornos de una nueva dimensión industrial, social y política, que lleva el nombre de Industria 5.0, el término utilizado para indicar una nueva fase evolutiva de la industria basada en tres pilares: el humanismo, la resiliencia y la sostenibilidad.
En esta visión, el enfoque pasa de las tecnologías y los cambios que pueden permitir en términos de procesos y modelos de negocio a estos tres valores que deben alimentar, a todos los niveles, los esfuerzos de las empresas.
Entender los cambios que han llevado a la industria a este punto y cómo estos disminuyen (específicamente), estos valores, es importante para prepararse para el impacto que la Industria 5.0 tendrá dentro y fuera de las fábricas.
De hecho, independientemente de todas las consideraciones y aclaraciones que se deban hacer, los pilares de la Industria 5.0 indican un cambio más profundo que abarca a toda la sociedad y su funcionamiento.
Como ocurrió con la digitalización y los paradigmas de la industria 4.0, estar preparado para este desafío pronto pasará de ser una palanca de la competitividad a una necesidad para la supervivencia empresarial.
¿Cuándo se creó la Industria 5.0?
Si para la primera, segunda y tercera revolución industrial es bastante sencillo identificar una innovación (y, por lo tanto, también una fecha o un período de tiempo) que provocó el cambio, en el caso de la Industria 5.0, el discurso es muy diferente.
Si bien el término no se acuñó en esa ocasión (de hecho, ya se pueden encontrar artículos sobre el tema en 2016), el término ‘Industria 5.0’ comenzó a difundirse en el lenguaje de las empresas y los medios de comunicación tras la publicación del informe de políticas de la Comisión Europea en enero de 2021, que quería esbozar con precisión los pilares y paradigmas de lo que muchos consideran una nueva fase evolutiva de la industria.
Sin embargo, hace tiempo que se habla de la Industria 5.0, como señala el propio documento de la Comisión.
El término fue anticipado por el de ‘Empresa 5.0‘, que surgió en Japón a mediados de la década pasada, para indicar “una sociedad centrada en el ser humano que equilibra el progreso económico con la resolución de los problemas sociales a través de un sistema que integra fuertemente el ciberespacio y el espacio físico“.
Por lo tanto, la sociedad 5.0 en Japón indica no solo un nuevo paradigma productivo, sino una transformación de la sociedad en su conjunto, partiendo de los principios que animan su economía y su política, para trazar una línea de continuidad (y, al mismo tiempo, discontinuidad) con lo que fueron las evoluciones sociales anteriores:
- La empresa 1.0, también llamada la sociedad de la caza.
- La sociedad 2.0, la de la agricultura.
- La sociedad 3.0, la sociedad industrial.
- Sociedad 4.0, sociedad de la información.
Por lo tanto, Sociedad 5.0 designa un futuro centrado en un modelo “orientado a la tecnología humana” que vuelva a poner la tecnología al servicio de la persona.
Industria 5.0: Las diferencias con la Industria 4.0
Por lo tanto, la Industria 5.0 se basa en un modelo de sociedad e industria centrado en la humanidad, lo que significa aprovechar lo que la Industria 4.0 ya ha hecho, confiar en los objetos conectados (IoT) y las fábricas inteligentes para aprovechar todas las ventajas en términos de eficiencia y flexibilidad de las que tanto se ha hablado en los últimos años, pero pasando de centrarse en las tecnologías a las personas.
Y para ello, ¿realmente necesitabas usar un marco diferente? Un segundo breve resumen político de la Comisión sobre el tema (publicado en 2022) explica por qué la Industria 4.0 no es el marco adecuado para alcanzar los objetivos europeos.
En la última década, Europa ha intensificado gradualmente su compromiso con la transformación industrial, especialmente trabajando en la transición hacia la llamada Industria 4.0, un paradigma esencialmente tecnológico, centrado en la aparición de objetos ciberfísicos, que promete una mayor eficiencia gracias a la conectividad digital y la inteligencia artificial. Sin embargo, el paradigma de la Industria 4.0, tal como se concibe actualmente, no es adecuado para su propósito en un contexto de crisis climática y emergencia planetaria, ni aborda las profundas tensiones sociales. Por el contrario, está alineado estructuralmente con la optimización de los modelos de negocio y el pensamiento económico que son la base de las amenazas a las que nos enfrentamos. La economía digital actual es un modelo en el que el ganador se lo lleva todo, que crea un monopolio tecnológico y una enorme desigualdad de riqueza.
Por lo tanto, la Industria 4.0 carece de “las dimensiones clave de diseño y rendimiento que serán esenciales para hacer posible una transformación sistémica y garantizar la necesaria disociación del uso de recursos y materiales de los impactos negativos para el medio ambiente, el clima y la sociedad“.
Y estas dimensiones, explican los autores del informe, son:
- Las características regenerativas de la transformación industrial, con el fin de adoptar la economía circular y los ciclos de retroalimentación positiva, no como un replanteamiento, sino como un pilar fundamental del diseño de cadenas de valor enteras
- Una dimensión intrínsecamente social, que exige prestar atención al bienestar de los trabajadores, a la necesidad de inclusión social y a la adopción de tecnologías que no sustituyan, sino que integren, siempre que sea posible, las capacidades humanas
- Una dimensión medioambiental obligatoria, que conduzca a promover transformaciones que eliminen el uso de combustibles fósiles, promuevan la eficiencia energética, recurran a soluciones basadas en la naturaleza, regeneren los sumideros de carbono, restauren la biodiversidad y creen nuevas formas de prosperar en una interdependencia respetuosa con los sistemas naturales
Industria 5.0: ¿Qué significa centrarse en las personas?
En esta visión de la sociedad, por lo tanto, uno de los valores que animan la producción debe ser precisamente el bienestar de las personas trabajadoras.
Este no es un tema nuevo para la industria, pues este papel de “promover el bienestar y la inclusión social”, de hecho, se le ha atribuido varias veces en varios acuerdos internacionales sobre medio ambiente y sostenibilidad, como en la Declaración de Lima (2013) y en los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, formulada en 2015.
Un tema que, sin duda, ha adquirido mayor importancia en los últimos años tras una digitalización cada vez más progresiva —y el cambio, por tanto, de los modelos de trabajo «tradicionales» — y una evolución de los valores sociales acelerada también por acontecimientos impactantes (como el de la pandemia) que han llevado a las personas a ver la dimensión laboral desde una perspectiva diferente.
En este contexto, el trabajo no solo sirve para generar beneficios, sino que se convierte en un factor esencial para la realización de una persona. Esto significa, por ejemplo, que si en el pasado se aceptaba trabajar para una empresa cuyos valores no se compartían o cuya cultura no se apreciaba, ahora estas dimensiones se vuelven cruciales a la hora de elegir la organización para la que trabajar.
Una evolución cultural, en primer lugar, hija de una generación que ha estado obsesionada con los temas de la sostenibilidad desde el jardín de infantes y que ahora, al llegar a la edad laboral, no quiere saber cómo aceptar los viejos paradigmas productivos, laborales, económicos y sociales.
Pero volvamos a centrarnos en la industria. ¿Cómo disminuye este foco en los humanos a nivel productivo? ¿Y qué papel desempeñan las personas en un contexto cada vez más automatizado?
Para explicarlo, ya en 2015 un artículo de Esben H. Østergaard, fundador de la empresa de robótica Universal Robots, escribió:
En los procesos de producción, la automatización solo puede explotarse en todo su potencial cuando también existe una chispa de creatividad humana que influye en los procesos. Por sí sola, la producción automatizada con robots industriales tradicionales solo hará lo que se les diga, a menudo solo después de largos y agotadores esfuerzos de programación. Los robots colaborativos, por otro lado, trabajan en sincronía con los empleados humanos. Estas dos fuerzas se complementan y prosperan juntas, ya que el hombre puede añadir lo que se denomina «algo especial», mientras que el robot sigue procesando el producto o lo prepara para la atención humana. De esta forma, el empleado se empodera y utiliza el cobot como una herramienta multifuncional: un destornillador, un dispositivo de embalaje, un paletizador, etc. El robot no está diseñado para sustituir a la fuerza laboral humana, sino para asumir tareas extenuantes o incluso peligrosas. De esta forma, los empleados humanos pueden usar su creatividad para dedicarse a proyectos más complejos.
Industria 5.0: El desafío socioambiental
La sostenibilidad es, como ya hemos explicado, uno de los pilares de la Industria 5.0. La sostenibilidad no es algo que tenga que ver solo con el medio ambiente, sino también con la sociedad y la economía: una economía que garantice a las generaciones futuras el mismo bienestar que las del pasado es sostenible, del mismo modo que una sociedad que promueve el bienestar y la inclusión de todos sus componentes es sostenible.
Para entender cómo se define este desafío, en términos concretos, podemos referirnos a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 más relacionados con la dimensión social, que son:
- Derrotar la pobreza (ODS 1)
- Derrotar el hambre (ODS 2)
- Salud y bienestar (ODS 3)
- Educación de calidad (ODS 4)
- Igualdad de género (ODS 5)
- Agua limpia y saneamiento (ODS 6)
- Reducir las desigualdades (ODS 10)
- Paz, justicia e instituciones sólidas (ODS 16)
En el ámbito medioambiental, el desafío no podría ser mayor, urgente y, al mismo tiempo, subestimado: a pesar de las continuas alertas del mundo científico sobre los riesgos asociados al cambio climático y de los esfuerzos desplegados en el contexto de las políticas internacionales, que, sin embargo, han demostrado ser demasiado heterogéneas y débiles, ahora parece que estamos destinados a incumplir el objetivo de contener el calentamiento global dentro de 1,5 °C.
Sin embargo, la ruta para evitar la catástrofe ambiental ya se había trazado hace algún tiempo: incluso dejando de lado que ya se hablaba del uso sostenible de los recursos en la época de Platón -hemos algunas etapas evolutivas del concepto de sostenibilidad repasado brevemente sus características-, ya a finales de los ochenta, el economista Herman Daly publicó las tres reglas para una sociedad sostenible:
- Un uso sostenible de los recursos renovables. Esto significa que la tasa de uso debería ser más lenta que la velocidad a la que los recursos pueden regenerarse.
- Uso sostenible de los recursos no renovables, es decir, que su agotamiento debe compensarse con la transición a los recursos renovables
- Una tasa de emisión sostenible de contaminación y residuos. Según este principio, la tasa de producción de emisiones y residuos no debería ser superior a la velocidad a la que los sistemas naturales pueden absorberlos, reciclarlos o hacerlos inofensivos.
Una nueva visión para la industria: Hacia la Industria 5.0
El documento de la Comisión de 2022 analiza los temas abordados en la primera sesión informativa sobre políticas y describe, en detalle, todos los elementos que constituirán la industria 5.0, a saber:
- Responsabilidad a nivel de la cadena de suministro y el ecosistema de producción.
- Una economía regenerativa y circular «por diseño».
- Autosuficiencia, adaptabilidad y reducción de la fragilidad.
- Descentralización para lograr la sostenibilidad y la resiliencia.
- Digitalizar con un propósito, para vivir en armonía con los límites del planeta.
- Midiendo todo lo que importa: métricas regenerativas y marco regulatorio.
Ahora veamos cómo, en la visión de la Comisión, se fundamentan estas áreas de intervención.
Responsabilidad por las cadenas de suministro y el ecosistema de producción
El camino hacia la Industria 5.0 requiere, en primer lugar, alejarse decididamente de los modelos del capitalismo neoliberal, centrados en la producción con fines de lucro y en la “supremacía de los accionistas”, en favor de una visión más equilibrada del valor a lo largo del tiempo y una comprensión polivalente del capital humano y natural, así como del financiero.
Este cambio implica mucho más que la debida diligencia por parte de las cadenas de suministro, sino también la comprensión de cómo reducir los riesgos mediante el fomento de la resiliencia.
Desarrollar la resiliencia en toda la cadena de valor requiere un enfoque centrado en las personas, el planeta y la prosperidad, que se centre en las palancas a corto plazo y en la planificación a largo plazo, en lugar de centrarse en la búsqueda de beneficios a corto plazo.
Economía regenerativa y circular «por diseño»
Los enfoques regenerativos y de economía circular proporcionan un marco para las soluciones sistémicas y, especialmente, para la transformación sistémica, a fin de hacer que las actividades básicas y los modelos industriales sean sostenibles.
Este es el núcleo de un enfoque de la Industria 5.0 y reúne tres principios clave del sistema, cada uno de los cuales se guía por un enfoque en el diseño, a saber:
- Diseñar para eliminar los residuos y la contaminación.
- Mantenga los productos y materiales en uso y en circulación con fines de producción.
- Regenerar los sistemas naturales y mejorar los sumideros de carbono.
Este modelo industrial, explica la Comisión, ofrece una alternativa más distribuida, diversa e inclusiva a los paradigmas existentes.
Y para ello, la transformación debe llevarse a cabo siguiendo un propósito claro, destinado a permitir la transición hacia vías económicas circulares, intersectoriales, regenerativas y relevantes para la industria.
“Esto significa ir decididamente más allá de los paradigmas de la industria 4.0 que fomentan la actividad económica extractiva y de consumo que posibilita la tecnología digital, lo que no conduce más que a una aceleración de los impactos negativos sobre el clima y a la pérdida de ecosistema“», explican los analistas.
Autosuficiencia, adaptabilidad y reducción de la fragilidad
La pandemia, así como las crisis económicas que se han producido en los últimos veinte años, han demostrado lo poco preparada (y poco resiliente) que estaba la economía mundial.
En concreto, los acontecimientos recientes (la pandemia y el conflicto entre Rusia y Ucrania) han puesto de manifiesto cómo la dependencia de la Unión de algunos países en el ámbito de las tierras raras, componentes esenciales de las cadenas de suministro estratégicas (como los microchips) y de la energía (piénsese, por ejemplo, en el gas ruso) pone en grave peligro la soberanía, la independencia y la estabilidad de la UE.
Por este motivo, las políticas destinadas a promover el camino hacia la Industria 5.0 deben pasar necesariamente por estrategias destinadas a reducir estas dependencias.
Descentralizar para lograr la resiliencia y la sostenibilidad
El punto anterior está vinculado al compromiso de la UE de descentralizar las cadenas de suministro, lo que, según explica el documento de la Comisión, significa “identificar y reducir las brechas entre la producción y el consumo de alimentos“.
Un compromiso que no debe extenderse solo a la producción y el consumo de bienes físicos, sino que también debe afectar al mundo digital. Como se explica en el documento:
Si bien la Web 2.0 ha brindado a las plataformas tecnológicas la oportunidad de captar el valor generado por los creadores de contenido y los datos de los usuarios, la Web 3.0 promete construir una nueva Internet basada en la descentralización y la soberanía de los usuarios, reflejando y haciendo posible la evolución del trabajo y los turnos laborales.
Digitalizar con un propósito, para vivir en armonía con los límites del planeta
“La industria se digitalizará o dejará de existir“, explican los analistas de la Comisión, para subrayar el vínculo entre lo digital y la sostenibilidad (entendida en el sentido más amplio de la palabra).
Sin embargo, a pesar de las numerosas ventajas de la digitalización, que parten del sector pero que se extienden a casi todos los ámbitos de la vida de cada uno de nosotros, también existen riesgos que hay que sopesar y factores que hay que mitigar para que la digitalización se desarrolle de forma positiva. Riesgos que los analistas de la Comisión atribuyen a:
- La continua concentración del poder económico, la acumulación de valor (y datos) en manos de unas pocas empresas tecnológicas (no europeas)
- La transformación generalizada y el rápido crecimiento de los modelos de negocio en línea, que han generado progresivamente preocupaciones sin precedentes en términos de sostenibilidad económica, social y medioambiental
- La centralización y la plataformización de los modelos de negocio digitales, que ha llevado a muchas empresas de la economía real a una situación de dependencia, a muchos trabajadores en una situación de inseguridad y a muchos ciudadanos en una situación de vigilancia pública o privada
- El aumento de las emisiones generadas por las tecnologías digitales, con Internet convirtiéndose en la mayor máquina alimentada con combustibles fósiles del mundo, capaz de generar el 14% de las emisiones globales de aquí a 2040
- La creciente demanda de bienes y su disponibilidad cada vez más inmediata, impulsadas por las plataformas digitales basadas en la monetización de los datos y los modelos de negocio impulsados por los ingresos por publicidad
Y si bien es cierto que la industria europea no puede sobrevivir sin estar digitalizada, también es cierto que estos factores están empujando a la sociedad y a la industria en una dirección que se aleja de los objetivos establecidos por la UE. Por este motivo, los analistas de la Comisión advierten:
Sin una reorientación y una orientación claras de la transformación digital para permitir una economía menos costosa, más eficiente desde el punto de vista energético, más regenerativa, distribuida, diversificada e inclusiva, más humana, respetuosa del bienestar de las personas y del sentido de sí mismas, la confianza en la economía digital es un pilar muy débil de la «doble transición». La digitalización debe pasar de una «Internet de las cosas» a una «tecnología digital para la prosperidad de las personas, el planeta y las personas»
Medir todo lo que importa: Las métricas regenerativas y el marco regulatorio
Una nueva visión de la industria requiere, en primer lugar, un nuevo marco regulatorio y métricas específicas para medir el progreso realizado.
Si el objetivo es dejar de lado una economía que busca beneficios a corto plazo, las métricas también deben reflejar este nuevo enfoque.
Por lo tanto, las métricas utilizadas, en este nuevo contexto, deben tener como objetivo analizar varios factores, como: el “rendimiento de los activos materiales“; la disociación de los materiales; el “rendimiento de la energía invertida“; el “rendimiento de los activos naturales”; la valorización del capital humano y natural.
Tecnologías de la Industria 5.0
Por lo tanto, cambios que no son solo tecnológicos, sino que están posibilitados por aquellas tecnologías que (en su mayoría) han sido las protagonistas de la Industria 4.0.Más específicamente, las 6 tecnologías clave de la Industria 5.0 son:
- Interacción personalizada hombre-máquina.
- Tecnologías inspiradas en la naturaleza y materiales inteligentes.
- Gemelos digitales y simulación.
- Tecnologías para la transmisión, el almacenamiento y el análisis de datos.
- Inteligencia Artificial.
- Tecnologías para la eficiencia energética, las energías renovables, el almacenamiento de energía y la autonomía.
El impacto de la industria 5.0 en los mercados
Así como los cambios que han llevado a hablar de la Industria 5.0 no se limitan a los límites industriales, lo mismo puede decirse de sus efectos.
Como hemos visto en el análisis del documento de la Comisión, la Industria 5.0 indica, además de un concepto diferente de producción, un cambio en los modelos económicos, sociales, laborales y mucho más.
Y, de la misma manera, así como todas las partes interesadas deben convertirse en agentes y promotores del cambio, están y estarán sujetas a los impactos de estos nuevos paradigmas en los mercados.
Tomemos como ejemplo una empresa de fabricación, los posibles impactos de la Industria 5.0 podrían atribuirse a:
- La exclusión o un acceso más fácil a las oportunidades de financiación en función de las puntuaciones y criterios ESG de la empresa
- Reputación de marca. De hecho, cada vez son más los consumidores que basan sus decisiones de compra en la sostenibilidad de las empresas y los productos que venden
- La capacidad de atraer y retener a la fuerza laboral
- La capacidad de optimizar el consumo y el uso de los recursos necesarios para la producción, estratégicos para proteger los márgenes de beneficio
- La capacidad de crear modelos de negocio innovadores basados en la economía circular y regenerativa.
A partir de esta lista, que ciertamente no es exhaustiva, es posible entender cómo unir los valores y los pilares de la Industria 5.0 es estratégico para la competitividad de las organizaciones.