Analista e Investigador de Tendencias Digitales.
La alharaca de la cantada fusión de las operaciones colombianas de Movistar y Tigo se ha centrado más en los posibles perjuicios a los usuarios por la casi inevitable ‘cartelización’ de 2 operadores que van a concentrar el 90 % del mercado de telecomunicaciones, pasando Colombia a ser el único país del mundo con tal concentración.
Y digo casi inevitable porque Tigo, Movistar y Claro están unidos en un extraño club –ellos lo llaman gremio– llamado Asomóvil que, supuestamente, representa a los operadores móviles del país, pero solo están ellos, cuando son muchos más.
Los llamados analistas del sector se han ido por las ramas, amén de haber llegado tarde a opinar acerca del duopolio naciente cuyo nacimiento advertí hace más de un año, y hay desde los que han ponderado la fusión hasta los que, sin saber del tema, han opinado basándose en información de prensa, y lo único que les preocupa es un posible aumento de los precios en los servicios a los usuarios finales, cuando ese es un tema menor frente a las complejidades del sector.
Los que han ponderado la fusión se han fundamentado en que es necesaria esa consolidación, concentración o fusión, como quieran llamarla los lectores, porque en Colombia hay un ARPU muy bajo en el mercado de telecomunicaciones. (ARPU: Promedio de ingresos por usuario, viene de Average Revenue Per User).
No comparto tanto esta visión. No digo que no sea cierto, pero si esa fuera la razón de peso para justificar una fusión y una concentración como la que se nos viene, pues cerremos a los otros operadores y esperemos que la nueva Tigo recargada compre a ETB y apaguemos y nos vamos.
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Los pequeños ISP
Hay un tema que me preocupa mucho y es el de los pequeños ISP, de quienes muchos dicen que hoy son el verdadero segundo operador de telecomunicaciones del país. Y me preocupan mucho porque hay un vacío jurídico en las normas para entenderlos y tratarlos, y es algo que he dicho en otras publicaciones y escenarios.
Hay que subir el rango actual hasta 50.000 usuarios. Un pequeño ISP debería ser quien tiene hasta 50.000 usuarios. El Estado, verbigracia el Ministerio TIC, la CRC, la ANE y la SIC, deben facilitarles la vida a los pequeños ISP. No complicársela.
¿Este no es el Gobierno del Cambio? ¿Este no es el gobierno que impulsó la política de Comunidades de Conectividad? Estoy enterado de varias reclamaciones al ministerio por no reconocer o conceder, oportunamente, la exoneración al pago de contraprestaciones a las que tienen derecho que, además, está amarrada a un plan de inversiones, lo cual hace que el reconocimiento de la exoneración tenga una camisa de fuerza.
¿Para qué la exoneración, por un lado, si por otro lado les vamos a exigir que tienen que invertir mínimo tanto? ¿No sería mejor darles la exoneración y revisar, anualmente, sus operaciones? Hay muchos ISP que son verdaderas micropymes y no tienen capacidad operativa, administrativa y técnica para crecer o para afrontar algunas exigencias de los entes reguladores. ¿No sería mucho mejor entenderlos, capacitarlos y ayudarlos a asociarse?
Muchos de los problemas de los pequeños ISP vienen de su poca capacidad de negociación con los proveedores, y es allí en donde se vuelve importante que sean capaces de asociarse, de agremiarse. Necesitan más acompañamiento y más capacitación por parte de los entes del sector.
El Ministerio TIC está en mora de mejorar las condiciones de los ISP, pero también de contar con un verdadero censo que nos muestre a cuántos hogares están conectando los más de 4.000 pequeños ISP que hay en el país, legales e informales, y saber, con certeza, si son el segundo operador de telecomunicaciones del país.
Hay muchos de ellos que están escondiendo información para no perder el derecho a la exoneración; en el Ministerio TIC lo saben. Sencillo, saquen ya el decreto subiendo hasta 50.000 usuarios y veremos cómo se disparan los números de usuarios atendidos por esos operadores, y ahí sí, a ponernos las pilas para darles facilidades para operar.
Le recuerdo a los lectores que esos pequeños ISP son los que le llevan conectividad a comunidades en la periferia del país, donde los grandes operadores no llegan por dificultades técnicas, operativas y porque, comercialmente, no es negocio para ellos.
Por otro lado, ninguno ha hablado de garantizarles condiciones y seguridad económicas a inversionistas entrantes como Wom, que presentó varios recursos oponiéndose, con justa causa, a la cacareada integración, y TeleCall cuya entrada al mercado depende de una decisión final en el Ministerio TIC y que se ha demorado en salir un poco más de lo normal.
Es en este momento cuando el país y el sector, en especial, necesitan del apoyo del gobierno para que entre otro operador a balancear la cancha.
¿Un Ministerio TIC sin norte? ¡Política de Gestión de Espectro 2025–2029!
Ya dije en otro artículo que la llegada de Carina Murcia al despacho ministerial de la cartera de las TIC y de Gloria Perdomo al Viceministerio de Conectividad había sido una ópera bufa.
Pero guardo la esperanza que estas profesionales sepan entender la dimensión y la importancia de sus cargos y logren limar sus asperezas y conduzcan a buen puerto las ejecutorias de su paso por el ministerio.
Las TIC y las Telecomunicaciones son el eje transversal del desarrollo de las comunidades hoy en día. Lo dije hace 16 años y cobró mucho mayor relevancia después de la pandemia. Que el Ministerio TIC con dos mujeres al frente de sus cargos más importantes sea ejemplo de tolerancia y convivencia y no de lo opuesto, que tanto daño le está haciendo a nuestra sociedad.
El documento “Política de Gestión de Espectro 2025–2029, que está para observaciones, colgado en el sitio web del Ministerio TIC, es un canto a la bandera frente a la fusión de Movistar y Tigo y la aparición, técnicamente, de un duopolio entre Claro y el nuevo Tigo recargado.
El documento tiene varias recomendaciones frente a realidades técnicas de manejo del espectro que necesita el país. Por ejemplo, la aparición de 6G y la creciente relevancia del mercado satelital, propiciando la llegada de la tecnología D2D o Direct-to-Device, del satélite al dispositivo.
El documento reconoce la persistencia de brechas urbano–rurales (4G >99% en cabeceras versus brechas de cobertura en zonas apartadas) y la necesidad de que la política contribuya a cerrar estas brechas, en línea con la Transformación Digital, pero no establece con claridad políticas diferenciadas para los pequeños ISP, y hay reticencia a reconocer que, sumados todos, son hoy el segundo o tercer operador de telecomunicaciones del país.
Las recientes experiencias de contratos de Comunidades de Conectividad con pequeños ISP le mostraron al Ministerio TIC sus grandes debilidades operativas y técnicas. El gobierno necesita con urgencia saber, con certeza, cuántos pequeños ISP hay y a cuántos usuarios atienden realmente, no el subregistro que está ocasionando la camisa de fuerza leguleya de los actuales 30.000 usuarios.
De verdad que da risa, en un mercado tan concentrado como el que comenzamos a tener, esa normatividad vetusta y anacrónica.
La versión definitiva de ese documento debe reconocer el duopolio que apareció y crear condiciones favorables para los operadores pequeños y los OMV y, obviamente, para los pequeños ISP.






