#TopDeImpacto: Lecciones para el futuro de la ciencia en Colombia

El futuro de la ciencia en Colombia dependerá en gran medida de la voluntad de escuchar las recomendaciones que vienen haciéndose desde hace años.

Publicado el 20 May 2020

ciencia sostenibilidad colombia

Tras años e incluso siglos de lucha para lograr el reconocimiento que la ciencia merece en el país, la pandemia hizo que en cuestión de meses se aprendieran –o, al menos, se hicieran más evidentes– las lecciones necesarias para que esto sucediera. La ciencia cobró relevancia para otros sectores, se comenzó a hablar de epidemiólogos, bacteriólogos y de repente se buscaba más a los científicos que a otro tipo de actores en la sociedad.

La ciencia ha permanecido como tema principal en la agenda pública desde que se declaró el estado de emergencia en Colombia y luego de 2 meses hay enseñanzas para todos que deberían –por fin– marcar un nuevo rumbo.

Las vulnerabilidades quedaron expuestas y desde la ciencia también hay que prepararse para el futuro. En el siguiente listado hay 10 lecciones que salen a flote luego de esta pandemia, que seleccionamos a partir de conversaciones con Enrique Forero González, presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; Iván Agudelo, senador autor del proyecto de ley que dio vía a la creación del Ministerio de Ciencia, y de los encuentros de #ActivismoCientífico realizados en alianza con el medio digital Folou y el colectivo Creatividad para Colombia.

[su_highlight background=”#DDFF99″ color=”#000000″ class=””]¡Alerta spoiler!: Inversión y fomento.[/su_highlight]

1. La ciencia está en todo y es de todos

Los científicos han sido reconocidos en el imaginario como personas muy valiosas, pero lejanas, y se ha visto la ciencia como un tema exclusivo de quienes la estudian. Pero no es así.

Ciertamente no hay que ser científico para apropiarse de la ciencia y hay muchas formas de abordarla, desde la experimentación, la divulgación, la gobernanza, pero principalmente desde el reconocimiento. Entender la importancia de lavarse las manos, la forma como nos relacionamos, no caer en el uso de dióxido de cloro o hacer experimentos en casa con los hijos para que aprendan de la situación son solo pequeñas muestras de cómo la ciencia está en todo lo que nos rodea. Conocerla y apropiarla es fundamental para no caer en el ‘oscurantismo científico’.

2. Articulación y capacidad de reacción

Enrique Forero llamó la atención sobre la capacidad de reacción por parte del Gobierno. Desde que se asomaba la llegada del virus a Colombia, las universidades ofrecieron su apoyo, pero faltó coordinación y se demoró la acción.

Es bien sabido que el mundo avanza rápido y que los Gobiernos no siempre van a la misma velocidad a la que van las sociedades, pero en medio de una pandemia el avance era aún mayor y la acción de aparato gubernamental se vio aún más retrasada. En parte, porque quedó en evidencia que no hay información suficiente para tomar acciones. El 30 de abril, la epidemióloga Zulma Cucunubá –una de las especialistas en el tema del COVID-19 más reconocidas del país– fue citada a la Comisión Primera del Senado de la República para explicar la situación. La falta de coordinación incide directamente en cualquier tipo de estudio estadístico que se pretenda realizar.

En cuanto a algunas acciones concretas, el senador Agudelo cuestionó la convocatoria de la #Mincienciatón, no porque no fuera un ejercicio valioso, sino por el tiempo. Porque en un estado de emergencia se buscaban soluciones inmediatas (lea aquí el comunicado). Ahora bien, se esperan los resultados en el escenario postpandemia.

[su_note note_color=”#FFFF66″ text_color=”#333333″ radius=”3″ class=””]Lea también: La comunidad científica colombiana se une contra el COVID-19. [/su_note]

3. No seguir dependiendo de otros países

Colombia no puede tener un alto grado de dependencia de otros países, ni en insumos ni en materias primas. Esto también incluye la industria farmacéutica y clínica.

Una soberanía farmacológica debe llevarnos a fabricar medicamentos, para no depender de las imposiciones del mercado. Son las políticas de Ciencia y Tecnología que debe construir el país.

Iván Agudelo, Senador de la República por el Partido Liberal.

Tal vez el ejemplo más claro de lo que se puede lograr es el caso de los ventiladores mecánicos. Son costosos y a causa de la pandemia se convirtieron en un elemento indispensable para el tratamiento de pacientes; Colombia compró algunos de ellos en el exterior. Pero mientras estas decisiones políticas se daban, se generó un trabajo colaborativo entre empresa, academia e incluso la industria militar. El resultado: dos opciones locales para producir y fabricar ventiladores mecánicos de bajo costo (InnspiraMED y Universidad de La Sabana). Sí se puede.

4. Investigación hecha en Colombia

Al colombiano le encanta resaltar que vive en el segundo país más biodiverso del mundo… ¿Y? Tenemos 35.000 especies de plantas y sin embargo no las hemos aprovechado sosteniblemente, reflexiona Forero (que es botánico taxónomo). Explica que, en Colombia, cualquier esfuerzo que se hace por aprovechar estos recursos se encuentra con una cantidad de problemas legales, y de todo tipo, que no permiten el desarrollo de las iniciativas.

Por ejemplo, el Instituto Sinchi ha hecho investigaciones muy valiosas en la amazonía, pero ¿cuántas de esas plantas se han podido industrializar y exportar? De otro lado, está el caso contrastante de Suiza o Bélgica: ”No tienen una sola mata de cacao y tienen la industria del mejor chocolate del mundo“.

5. Generar una industria científica

Se han hecho investigaciones sobre productos nacionales. Si se hiciera un inventario de todas ellas, la cantidad de información sobre los productos que se podrían derivar de nuestros recursos es impresionante. Pero se quedan en publicaciones científicas y en el deseo de materializarlas; no hay estructura para que esto suceda en realidad.

Forero cita el caso de Alemania, donde el Instituto Franhofer se encarga –entre otras cosas– de traspasar a la industria la producción científica de las universidades.

En el caso nacional no es que falten las ganas para lograrlo, pero cuando los investigadores se aventuran en la fabricación y eventual venta al público, se enfrentan a toda una serie de trabas que hacen que sea prácticamente imposible lograrlo. Por eso es necesario flexibilizar estos procesos.

6. Educación, desde diferentes perspectivas

Que hay que cambiar el sistema educativo en Colombia es una verdad a gritos (desde la esquina que se analice) y luego de esta pandemia quedaron expuestas las desigualdades. A propósito, la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales publicó un comunicado sobre la educación durante la pandemia, en el que aborda especialmente el eje del acceso a conectividad y herramientas (léalo en este enlace).

Adicionalmente, Forero se enfoca en la importancia de conocer el territorio nacional. Una idea que compartieron los invitados al Hangout sobre la importancia de las ciencias naturales en el desarrollo de Colombia, porque desde la educación básica es limitado o casi nulo el abordaje geográfico. No se conoce Colombia, no se conoce el planeta.

“Francisco José de Caldas decía que era una vergüenza que no conociéramos el país. Sigue siendo una vergüenza. ¿Cuántos saben que el 50% del territorio colombiano está en el mar?”, cuestionó Forero. Esto, más que ser un dato curioso, incide directamente en el aprovechamiento sostenible de los recursos, no solo las plantas, sino de todos los ecosistemas (desiertos, selvas, mares…) y para fortalecer una anhelada industria científica nacional. Esto no se logra a través de concesiones a empresas internacionales.

De otro lado, la formación de los docentes también será un factor determinante, de mano de la dignificación de la profesión del maestro. El enfoque y la metodología deben cambiar, tanto en escenarios presenciales como virtuales. “Mientras en Colombia no cambie la forma como estamos formando a nuestros maestros, no vamos a lograr que la ciencia se enseñe bien en la educación básica y media, y por consiguiente vamos a perder la oportunidad de tener a gente muy talentosa haciendo ciencia”. Forero agregó el enfoque Stem (que se refiere a ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus iniciales en inglés) que sí o sí debe seguir el país.

7. El poder de la articulación: ciencias humanidades+arte+tecnología

La relación entre todas las ciencias, el arte y la tecnología permite mirar el mundo de otras formas. “Tradicionalmente, las ciencias naturales y las ciencias humanas vivíamos como en 2 mundos aparte, ¿pero quién puede hacer física sin saber de la historia? La unión entre las artes, las humanidades y la ciencia está convirtiéndose en una prioridad”, afirma Forero, quien defiende esta unión e invita a continuar rompiendo las barreras, pues como decía la primera lección, todo es ciencia.

[su_note note_color=”#FFFF66″ text_color=”#333333″ radius=”3″ class=””]Lea también: Humanidades digitales, un nuevo campo con potencial inimaginable. [/su_note]

8. Gobierno, medios y sociedad deben dar la prioridad que la ciencia merece

Un cambio de dinámica evidente durante la pandemia fue el acudir a científicos. Buscar esas voces que saben de temas muy específicos, para entenderlos y tomar decisiones basadas en ese conocimiento. Los equipos de trabajo se asesoraron de científicos, al Congreso también los llamaron, los entrevistaron (en radio, televisión, medios impresos y digitales y otras iniciativas), se crearon talleres con ellos como conferencistas principales, se volvieron populares en redes sociales y se fortaleció la frase que dice que no hay que creer en los políticos, hay que creer en los científicos. Esa conciencia que se logró generar no se puede perder, hay que capitalizarla y potenciarla.

Ahora sí los científicos son importantes para la sociedad. Esa debería ser una obligación, reconocer la importancia de la ciencia no solo para la salud, sino para todo.

Enrique Forero, presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

De lado del Gobierno, la prioridad se materializa en políticas públicas, de largo plazo (independiente de planes de desarrollo que cambian cada 4 años) para fortalecer la ciencia desde todos los flancos necesarios para el futuro del país.

9. Agro sostenible y medio ambiente

Por si existían dudas, una de las actividades esenciales en el mundo es la agricultura. Aunque la idea de lograr que la economía de Colombia no dependa de la extracción de hidrocarburos pareciera ser la ruta, todas las personas deben comer. Pero, paradójicamente, el agro de Colombia está abandonado, según comentó Forero. Y en este punto abogó por la necesidad de, por un lado, tecnificar el campo y, por el otro, de devolver la posibilidad a los campesinos de que puedan trabajar el campo y tener una vida digna. Que las generaciones jóvenes no tengan que moverse a las ciudades esperando un mejor futuro, sino que puedan desarrollar sus habilidades en el campo de manera sostenible.

En consecuencia, fortalecer la educación y la cultura del medio ambiente sostenible resulta como otra lección. Se puede trabajar el campo, investigar la biodiversidad, usar los recursos naturales de manera sostenible y por parte de los colombianos. Teniendo en cuenta además que situaciones como la pandemia generada por el COVID-19 pueden repetirse.

10. Hacer caso a la Misión de Sabios, ¡pero de verdad!

Fuera de la parafernalia mediática por la realización de la segunda Misión de Sabios en la historia de Colombia, lo importante no debió ser únicamente destacar el hecho, sino tomar y aplicar las recomendaciones que dejó, porque básicamente se trata de la hoja de ruta que el país debería seguir, que incluye estas y muchas más lecciones. Hoy la discusión debería ser cómo se deberían implementar estas sugerencias.

Las recomendaciones de la Misión de Sabios están organizadas en 8 focos temáticos:

  • Biotecnología, bioeconomía y medio ambiente.
  • Ciencias básicas y del espacio.
  • Ciencias de la vida y de la salud.
  • Ciencias sociales, desarrollo humano y equidad.
  • Energía sostenible.
  • Industrias creativas y culturales.
  • Océanos y recursos hidrobiológicos.
  • Tecnologías convergentes e industria 4.0.
Foto: Dan Gold (Unsplash).

Siendo optimistas, la mirada al retrovisor debería abordarse desde una perspectiva constructiva. De aprender y actuar, en alianza con la ciudadanía activa. Precisamente porque estas lecciones no son nuevas, solo se han hecho más evidentes y se aboga por tomar este periodo con optimismo con miras al futuro, aunque no se desconoce que el escepticismo es fuerte.

Cuando se creo el Ministerio de Ciencia y Tecnología, había mucha esperanza y miedo; hoy genera todo tipo de opiniones (aunque no quedó listado, el liderazgo de MinCiencias es otro tema para trabajar) dado que desde el inicio de su operación oficial se han generado dudas y reflexiones.

[su_note note_color=”#FFFF66″ text_color=”#333333″ radius=”3″ class=””]Lea también: Lo que se necesita es que el Ministerio de Ciencia comience a trabajar. [/su_note]

Para el cierre, una reflexión final:


Foto principal: Michael Lechner (Unsplash).

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Sandra Defelipe Díaz
Sandra Defelipe Díaz

Periodista de la Universidad de la Sabana, productora, formadora y emprendedora digital, con 12 años de experiencia en periodismo tecnológico, en los medios ENTER.CO y, desde su concepción, de Impacto TIC, medio en el cual ha liderado procesos periodísticos y de redes sociales. Mantiene la curiosidad por temas de tecnología, emprendimiento, música, periodismo, marketing digital y deportes, y su segunda profesión es la capoeira. También ha sido estratega digital en proyectos como Hangouts de Periodismo, el programa radial Mujeres en Almanaque, en la emisora comunitaria La Exitosa Radio, e impulsa un emprendimiento familiar y cooperativo de productos orgánicos y campesinos, Huerta Don Iván.

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