Nuevas competencias, nuevos conocimientos y habilidades digitales conforman la lista de quehaceres en el mundo en constante transformación en el que vivimos en la actualidad. A quienes necesitan mudarse al entorno digital de este nuevo mundo se les conoce como inmigrantes digitales, nuevos ciudadanos que llegan a un nuevo lugar, y en consecuencia deben aprender varias cosas para adaptarse. Esto puede llegar a requerir de un gran esfuerzo.
Algunas personas tienen el proceso más avanzado que otras, porque saben usar los dispositivos, porque tienen anigos o familiares en casa que les pueden ayudar, o porque a raíz de sus actividades diarias han estado más cerca a ciertos recursos, por ejemplo. Pero cada persona es un caso diferente.
¿Pero cómo dar ese salto a los entornos digitales y no morir en el intento? La primera pauta, y tal vez la más importante, es pensar en lo que se haría en el entorno presencial, o lo que se dejaría de hacer. Porque, recordemos, no hay 2 mundos (uno virtual y uno ‘real’, que realmente es un mundo físico); es uno solo con implicaciones muy reales. Estas son algunas pautas básicas para las personas que están dando ese paso, quienes se están aventurando a recorrer el entorno digital.
¿Qué le motiva a incursionar en entornos digitales?:
Es importante hacerse esta pregunta porque le permitirá saber qué tipo de herramientas y conocimiento necesita desarrollar. Si por ejemplo, es para un fin personal y lo que desea es hablar con familiares y amigos, tendría que conocer aplicaciones de mensajería o redes sociales como Facebook o WhatsApp.
Si se trata de un fin laboral, es necesario analizar cada sector. Si trabaja en música, o quiere comercializar un producto, u ofrecer clases virtuales, en cada caso, el camino será diferente.
Una vez tenga claro para qué está ingresando al entorno digital, la pauta es comenzar a buscar información específica de acuerdo con su objetivo, y paso a paso irá encontrando el camino.
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Seleccione la herramienta y los complementos adecuados:
No todo teléfono, computador, tableta u otro dispositivo sirve para todo. Un ejemplo claro de esto son los teléfonos para aficionados a los videojuegos, que necesitan características especiales para poder procesar y correr estos juegos sin que se trabe el dispositivo.
Si, por ejemplo, una persona desea usar las redes sociales para vender un producto o servicio, requerirá de un dispositivo con una buena cámara para tomar fotos de mejor calidad. Si a esto se le suma que quiere hacer transmisiones en video a través de Facebook Live, Instagram Live u otra plataforma, necesitará, además de una buena cámara, una buena conectividad; de ahí en adelante se pueden sumar cuantas cosas como sean necesarias y posibles.
Si lo que necesita es estudiar, puede necesitar herramientas específicas como Zoom, Google Meet, Microsoft Teams u otras. Si tiene un negocio, puede ser que necesite WhatsApp Business, en vez del WhatsApp tradicional. Si va a trabajar en programación, con seguridad necesitará un computador con ciertas características específicas.
Que el vecino o el amigo tengan un teléfono o un computador tal o cual no significa que necesariamente sea el adecuado para usted también.
Administre el recurso:
No todo lo digital necesariamente está relacionado con Internet. Pero si de sacarle provecho a las oportunidades que trae la virtualidad se trata, es necesario tener una buena conectividad; principalmente hay de 2 tipos: la fija, que es el servicio que ofrece un operador y en el que se instala un módem en casa, que puede ser alámbrica (con cables) o inalámbrica (como el Internet satelital); o la móvil, que es popularmente conocida como el servicio de datos en un teléfono o tableta.
Hay zonas de Colombia en donde no hay servicios de conectividad fija y la única opción es móvil. Hay otros casos, en los que la conectividad satelital es una otra opción. En todos estos casos, son servicios que cada usuario paga a través de diferentes operadores.
Hay otros casos como los servicios de Internet gratuito en zonas wifi, que algunas alcaldías del país han habilitado a lo largo de los años, en sitios como plazas, parques y otros lugares y establecimientos públicos.
Es importante tener en cuenta el tipo de conectividad, precisamente para darle un uso adecuado a este recurso, tal como se le da al agua o a la luz. Leer un libro o ver una película en streaming requieren diferentes grados de consumo: el primero se puede descargar y leer sin conexión, mientras que ver una película requiere de consumo constante de Internet. Si solo hay un dispositivo en casa, ¿para qué es mejor usar la conectividad? En la medida de lo posible, organice y optimice el consumo del servicio.
A dominar los elementos esenciales:
Así como el uso de Word o Excel se ha hecho parte esencial del día a día, hay otros elementos que se suman a ese arsenal que cada usuario debe dominar, como el tener una cuenta de correo electrónico. ¿Por qué? Porque es el elemento básico para sumarse a cualquier servicio digital.
Vea:#LaProfeTIC, clase 1: Cociente digital.
Adquirir una aplicación para el teléfono solo será posible si crea una cuenta en la respectiva tienda de aplicaciones, y para crearla se necesita el correo electrónico. Para inscribirse a un curso o tener una cuenta en cualquier red social, el elemento común que le pedirán es una cuenta de correo electrónico; además, es el filtro principal de seguridad para cualquier otra cuenta que desee crear. Si olvida su contraseña, lo primero que van a verificar es su correo. Cuide ese recurso, porque si alguien logra entrar a su correo también podría robarle el acceso a sus otras cuentas relacionadas.
Revise los términos y condiciones de TODO:
¿Que WhatsApp va a compartir información con Facebook e Instagram?, ¿sirve realmente publicar en el muro de Facebook que no autoriza el uso de sus datos?, ¿ sabe qué aplicaciones tienen acceso a su cámara, a sus fotos, o a su ubicación?… Cada servicio tiene términos y condiciones, es responsabilidad del usuario leerlas antes de aceptar el uso. En la mayoría de los casos los usuarios se autoexponen a riesgos de privacidad y seguridad por aceptar sin leer. Piensen que se trata de un contrato laboral, hay que leer todo, especialmente la letra pequeña.
De otro lado, al tratarse de aplicaciones en su mayoría extranjeras, lamentablemente no todas están en español o no tienen una buena traducción; si no está seguro de lo que quieren decir, busque información de fuentes confiables.
Conozca cómo funciona cada servicio o producto:
Al usar una nueva aplicación, programa, servicio o dispositivo, vale la pena pensar en ese momento en el que se compraba un televisor o un equipo de sonido, para el que era necesario leer el manual, o al menos darle una ojeada, para saber cómo funciona. Dónde se prende, dónde se apaga, como se configura el idioma y otros ajustes. Pasa igual con cualquier servicio digital, cada uno tiene trucos, funcionalidades, opciones para personalizar, una configuración de seguridad y privacidad, y por lo general tienen blogs para usuarios en los que constantemente están publicando sus novedades. Revísenlos, están para eso, para ayudar a cada usuario en su día a día digital.
En resumen, ‘cacharree’ cada servicio y en sus diferentes versiones para no perderse, porque usualmente hay cambios. Si accede desde el computador puede encontrar unas funciones, pero en la aplicación móvil no; y a esto súmele el que los servicios están cambiando constantemente. Hay nuevas funciones, otras que desaparecen, nuevos filtros, una nueva forma de mostrar el contenido, étc.
Adicionalmente, si son padres o madres de familia, o son responsables del cuidado de menores, es especialmente importante que conozcon cómo funcionan las redes sociales y otras plataformas para poder acompañarles y guiarles.
Active las herramientas de seguridad:
Uno de los mayores problemas del entorno digital es que, en muchos casos, hay que crear una cuenta nueva para todo, y esto implica crear una contraseña para cada uno o caer en el error de usar la misma contraseña para todo. Se estima que una persona puede tener en promedio de 90 contraseñas para gestionar en línea (correos, redes sociales, bancos, servicios, suscripciones, etc.), por lo que resulta realmente difícil gestionarlas todas, más aún con tantos ciberdelicuentes al acecho (en búsqueda de esos datos de acceso).
Una buena práctica es usar la verificación en 2 pasos, un filtro adicional de seguridad, en el que se agrega otro método para verificar la identidad del usuario, que por lo general es el número de teléfono móvil. Así por ejemplo, si se detecta un nuevo ingreso a su cuenta de correo, el proveedor de este servicio (Gmail, Outlook, Yahoo o el que sea) enviará un mensaje de texto o realizará una llamada a su número, indicándole un código para acceder al servicio. Si el usuario no es quien está ingresando, se dará cuenta que alguien está intentándolo, por lo que podrá evitar que accedan y prevenir un robo de información. Si sí se trata del usuario, solo bastará con ingresar el código para continuar con el servicio.
Usar un teléfono con algún tipo de verificación biométrica (como la huella digital) es otra alternativa, siempre y cuando cada usuario lea y revise los términos y condiciones de su uso.
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Cuidado con lo que publica y cómo lo publica:
Desde el momento que se aventura en Internet se comienza a dejar un rastro, que no necesariamente son fotos o videos. La huella digital (que no es la misma huella dactilar) se conforma de varios elementos (sobre eso tendremos un contenido detallado), pero si algo hemos visto es que las publicaciones viejas pasan cuenta de cobro (un ejemplo son los políticos y sus mensajes contradictorios cada 4 años). Ahora bien, la gente puede cambiar de opinión y no está mal; sin embargo, es fundamental tener una comunicación basada en empatía y respeto. El civismo también se manifiesta en el entorno digital.
Andar por la calle lanzando groserías a los 4 vientos no es santo, como tampoco lo es el compartir mensajes de odio, groseros o violentos en escenarios virtuales. Un insulto en la calle es una agresión y genera consecuencias; una agresión en redes también los es y sus consecuencias no solo son legales, pues –regresando al ejemplo de los mensajes de años anteriores– para un ciudadano puede representar el hecho de no ser considerado para un empleo. Los departamentos de Recursos Humanos cada vez revisan más las cuentas de redes sociales de los candidatos.
Sí, hay vigilancia de todo tipo en espacios virtuales, por eso hay que ser sumamente cuidadosos con la información nuestra que circula en la red. Si deja rastro, es muy difícil borrarlo. No importa quiénes somos: “La sola existencia de la data nos hace vulnerables”, asegura Marta Peirano, escritora, periodista y fundadora de CryptoParty Berlín, una iniciativa alrededor de cuestiones sobre privacidad y seguridad en Internet.
Establezca una guía de fuentes:
Las informaciones falsas, mal llamadas Fake News (porque si son falsas, no son noticias), son un problema global y las hay de todo tipo. Saber sortearlas, o no caer en ellas, es uno de los mayores retos que cualquier persona enfrenta en el entorno digital, ni los nativos digitales se salvan. El crecer en un entorno digital no es es sinónimo de inmunidad. Las informaciones falsas existen en temas de salud, economía, política, entretenimiento o del que se imagine, por lo que un ejercicio fundamental es crear un listado de fuentes oficiales y no oficiales( estas últimas pueden ser medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales o incluso personas, líderes de opinión).
Esta selección puede darse dependiendo de diferentes factores, como sus temas de interés o lugares de residencia y de trabajo. Por ejemplo, monitoree (siga) las publicaciones de la alcaldía de la ciudad donde vive. Independientemente de si es partidario o no del gobierno de turno, es la autoridad de ese territorio y de donde saldrá información oficial y de interés, como toques de queda (tan frecuentes durante la pandemia), plan de vacunación, convocatorias de empleo o de estudio, así como beneficios puntuales para residentes.
De nuevo, si tiene clara la respuesta a la pregunta inicial, sabrá que tipo de fuentes tendrá que comenzar a buscar. El camino de cada usuario es diferente, por lo que no hay una receta mágica para todas las personas.
Establezca horarios y límites:
Por último pero no menos importante, existe una gran dificultad para todos los usuarios, desde los que ingresaron al entorno digital en los primordios de Internet, hasta los nuevos usuarios: el consumo de redes sociales y otros servicios en la red genera reacciones químicas, como las que producen el chocolate o el sexo, por eso es que llega a ser adictivo y peligroso si no se establecen límites, tanto para trabajar en Internet, como para estudiar o divertirse.
El primer filtro, la primera barrera de seguridad es cada persona y los límites que establezca. Luego puede apoyarse con ayudas como recordatorios o midiendo el tiempo en pantalla, con el compromiso de no aumentar el porcentaje de uso de sus dispositivos.
Si tienen dudas sobre Ciudadanía Digital no duden en compartirlas en la comunidad de Soy Digital Colombia.