Las bibliotecas no son obsoletas, así avanza su Transformación Digital

Publicado el 24 Oct 2019

Transformación digital en bibliotecas

El papel se ha ido convirtiendo en un ejemplo de lo obsoleto, se habla de los libros y medios en papel como si se tratara de algo arcaico. En ese orden de ideas, las bibliotecas pueden ser llegar a ser incluidas en el concepto de obsolescencia. ¿Para qué una biblioteca llena de libros cuando se tiene acceso a información mundial con solo dar un clic?

En realidad, esa no es la pregunta. El problema comienza desde la concepción misma que tenemos de las bibliotecas.

Más allá de ser un repositorio de libros, revistas y demás material, las bibliotecas son una fuente de conocimiento. Y en ese sentido los bibliotecarios y otros profesionales que allí trabajan tienen como misión llevar el conocimiento a las personas, y esto no necesariamente se hace a través de un libro. La Transformación Digital es una oportunidad para explorar diferentes aproximaciones que van mucho más allá de la mera digitalización de servicios.

Las bibliotecas, antes de la era digital, constituyeron la fuente primaria de acceso al conocimiento y a la información. Lo que trae la era digital es una democratización del acceso y el papel de la biblioteca tenía que replantearse.

Santiago Villegas, bibliotecario y consultor.

Entonces, el reto de cualquier bibliotecario hoy sigue siendo el mismo: ¿cómo hacer para llevar acceso al conocimiento a todas las personas posibles? Solo que ahora deben agregarle el entorno digital. ¿Para qué una biblioteca si hay información por todas partes –tanta que se desborda–?

Ahora bien, se debe tener en cuenta los tipos de bibliotecas que existen; a partir de esa razón de ser varían las estrategias.

Según explica Santiago Villegas, hay cuatro tipos de bibliotecas: las públicas (cuya transformación es más lenta), las académicas (que tienen más capacidades de transformación y son las que van más adelante), las escolares (las más atrasadas en Colombia a excepción de los colegios privados) y las especializadas (las de las empresas, por ejemplo).

Teniendo en cuenta la clasificación anterior, la respuesta a las preguntas planteadas puede ser muy amplia. Sin embargo, hay algunos ejemplos e iniciativas que se destacan. Pero antes de llegar a ellos es necesario conocer cómo se ha ido abonando el camino en algunos casos.

La transformación de los perfiles en las bibliotecas

Este es uno de los pasos iniciales. Ahora son necesarios candidatos con conocimiento en habilidades específicas y aquí las Humanidades Digitales se proyectan con gran potencial de transformación.

Villegas agrega que en la actualidad la biblioteconomía es un campo en evolución, porque “si hay una constante en el mundo de hoy es el cambio”.

Hoy son necesarias personas que sepan resolver la cuestión de potenciar las bibliotecas en creación a parir de la cultura digital, que sepan de gestión del conocimiento, de ciencia de datos (donde son protagonistas los ingenieros, pero los bibliotecarios le dan la humanidad al asunto); que reconozcan los esquemas de comunicación y masificación de los mensajes de hoy, que sean capaces de determinar cuando una información es confiable, es decir que sea alfabetizado meditativamente.

Transformando las bibliotecas de Colombia

En el caso de la Biblioteca Nacional, Tata Méndez –creativa digital en la Fundación Karisma y la Red Colombiana de Humanidades Digitales, y quien trabajó en el laboratorio digital de dicha biblioteca–, explica que su proceso de Transformación Digital empezó en 2010, cuando el Ministerio de Cultura así lo dispuso. En ese entonces, sin embargo, no se sabía exactamente cómo funcionaba una biblioteca digital.

Es oportuno entender que su carácter es diferente a cualquier otra biblioteca del país, pues además de las distinciones previas esta es una de orden patrimonial, tiene más de 240 años y además cobija a la red de bibliotecas que son más de 1.500. El mensaje que transmiten es diferente, porque la misionalidad así lo es. Por años su función era guardar información y elementos patrimoniales a diferencia, por ejemplo, de la Biblioteca Luis Ángel Arango, cuya misión está más dirigida a darle al público que a guardar.

La Transformación Digital no solo es producción de contenidos o de servicios, sino que debe ser interna. Es un trabajo transversal, nadie debe tener la corona, porque todos son delegados de lo digital. Necesitamos gente que se preocupe por estas temáticas y presupuestos que las alimenten.

Tata Méndez.

Así las cosas, la Biblioteca Nacional se puso manos a la obra para desarrollar un plan de digitalización que incluía la preservación digital y un laboratorio en el que se reunirían diferentes proyectos y servicios.

En esa Transformación Digital, la Biblioteca Nacional se dispuso a identificar qué podían hacer en las bibliotecas, aplicaron metodología Design Thinking, para enfocarse en cada nicho posible, y se conformó un equipo multidisciplinario que desarrolló algunos productos y proyectos, como los micrositios de poesía y ciencia ficción, mapeando Colombia y el libro de Antonio Caballero ‘Historia de Colombia y sus oligarquías’, entre otros.

Uno de los retos que se abren ahora en la Era Digital para esta biblioteca es precisamente la preservación: ¿cómo se guardará todo, incluido lo digital? La producción de contenido es muy alta y la biblioteca necesita apoyo. Una cuenta en Twitter también hace parte del patrimonio del país (recordemos el caso de la cuenta del Equipo de Paz).

Captura de pantalla Biblioteca Nacional de Colombia.

Además de la Biblioteca Nacional hay más ejemplos. Santiago Villegas resaltó que varios de ellos se han dado gracias a la Fundación Gates, que ha reconocido la importancia de las bibliotecas y por medio de programas como Beyond Access han destinado recursos para su Transformación Digital, desde hace 12 años. Para estos procesos la pregunta esencial ha sido ¿qué está pasando en su comunidad y cómo el acceso al conocimiento puede ayudar?

El consultor destaca el caso del Laboratorio del Espíritu (Antioquia) que ha entendido que su papel no es crear colecciones sino hacer que se use el conocimiento. “No se trata de facilitar el acceso sino la creación a raíz del acceso. Nos hemos convertido en espacios de creación y recreación”. Así las cosas, el acceso al conocimiento (razón de ser de bibliotecas) ha permitido que, por ejemplo, una bibliotecaria envíe información sobre el clima a través de mensajes de texto y así haya mejorado la producción agrícola.

En la Fundación EPM crearon un laboratorio experimental con un espacio de creación mezclando las áreas STEM (la sigla en inglés con que se designan las áreas relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), para que lo digital confluya con lo análogo y que no haya competencia. Dentro de cada libro hay un código QR para que el usuario elija y aquí el multiformato se vuelve la regla.

Captura de pantalla Bibliolabs.

También en Medellín se destaca el caso de Bibliolabs, una iniciativa del Sistema de Bibliotecas para facilitar metodologías y medios de comunicación, que permitan generar información y conocimiento con la ciudadanía a través de la experimentación, el intercambio de saberes y la narrativa hipermedial.

Cómo ser fuente de conocimiento sigue siendo una misión más vigente que nunca. Si bien los contenidos sin infinitos y la creación de datos será aún mayor también es cierto que no toda es información de valor. Ser fuentes de información fiable logra un impacto a través del conocimiento o tan solo tener la capacidad de organizarlo y hacerlo accesible es urgente. Cuando se desarrolló la ‘World Wide Web’ hubo un problema: no estaba organizada, de ahí muchos de los problemas actuales; los bibliotecario saben de esto y su contribución en la era digital, la de ‘fake news’ y demás, es decisiva.

La obsesión de la era digital es que todo se pueda contar (que existan indicadores, métricas) Pero en la biblioteca es hacer más obvio el impacto que el conocimiento tiene en la comunidad.

Santiago Villegas.
Foto: Pexels (vía: Pixabay)

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Sandra Defelipe Díaz

Soy periodista, productora, formadora y emprendedora digital, y tengo el orgullo de ser la integrante más antigua de Impacto TIC, lo que ha hecho que este sea mi principal espacio de formación continua. También les tengo historias de capoeira, cultura y de Tenjo, Cundinamarca. Sandra fue periodista de Impacto TIC desde antes de su fundación hasta 2022, y sigue colaborando.

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