La diversidad, fundamental en el camino hacia convertir a Colombia en un Silicon Valley

Publicado el 06 Abr 2021

empredimiento diversidad

Hace poco más de 30 años, Colombia ya avanzaba de manera decidida en el cambio hacia la digitalización. El rápido movimiento del mercado de servidores buscaba suplir la necesidad que estos equipos tenían de una infraestructura eléctrica adecuada, pero había pocas empresas en el país comercializando soluciones que se adaptaran a estos cambios. Cuando Graciela Manotas firmó el contrato para comercializar UPS Eaton y suplir este mercado, ella era la única mujer en la sala.

Con este contrato se creó en el país la compañía UPSistemas, que hoy por hoy continúa siendo liderada por una mujer y que ahora más que nunca entiende el valor de la diversidad en el sector TIC. “La diversidad ha sido fundamental para nosotros –dice Martha Hernández de Gómez, actual presidenta de la empresa–. Ese conocimiento de distintas disciplinas y de distintas experiencias complementan las soluciones cuando hay un problema”. Pese a esto, es innegable que el sector de la industria TIC sigue teniendo una baja diversidad.

Haciendo un poco de historia

La historia de los computadores en Colombia, curiosamente, se inició hace más de 60 años, cuando Bavaria importó al país el primer IBM 650. Este, obviamente, no era un computador hecho de circuitos integrados, ya que todavía no habían sido inventados, sino que estaba compuesto por tubos y se manejaba con tarjetas perforadas. Curiosamente, muchas de las programadoras para este tipo de máquinas eran mujeres, un panorama muy distinto a lo que vemos hoy en día.

Por esta misma época, gigantes como Coltejer, Ecopetrol y Empresas Públicas de Medellín se sumaron a la tendencia, cada una con su IBM 650. Entonces, los computadores personales eran todavía un sueño del futuro, y tomaría hasta 1980 para que este segmento tomara fuerza. Manuel Dávila e Iván Obregón fundaron Microtec ese año, y entraron de lleno al mercado naciente de los microcomputadores, precursores del actual PC –personal computer–.

Dávila y Obregón comercializaban microcomputadores de RadioShack, y Dávila desarrolló un programa contable, en lenguaje Basic, que venía con cada computador. Sin embargo, la industria internacional también llegó al país, con los computadores NEC que vinieron de la mano de Carvajal, e IBM, por medio de J. Glottmann. La relevancia aumentada de la computación estuvo acompañada inesperadamente por un bajón en el interés de las mujeres por estudiar temas relacionados con las ciencias de la computación.

El TRS-80 fue uno de los primeros microcomputadores para uso en la casa. Imagen: Wikimedia

En términos de industria nacional, la década de los 90 significó un aumento importante en los computadores ensamblados en el país, los conocidos como ‘clones’. Según Álvaro Montes, el mercado de los ‘clones’ era del 50 %, ensamblados principalmente en el sector de Unilago, en Bogotá.

Hoy en día, algunas de las marcas nacionales más reconocidas son Janus, PC Smart y Compumax, que a la vez ensamblan y producen componentes y accesorios para computadores así como tabletas y algunos teléfonos inteligentes. De la misma forma, en el terreno de software y de servicios empresariales, el país ha tenido emprendimientos importantes, como la formación en 1987 de la Asociación Nacional de Industriales del Software, Indusoft, hoy conocida como Fedesoft.

En muchos sentidos, los emprendimientos nacidos de la industria nacional de software y hardware se han movido al paso de la corriente internacional. Pese a que, según cifras del MinTIC, la industria de las telecomunicaciones representa el 6 % del PIB colombiano, en el país todavía existe lo que se conoce como la brecha digital. Y aunque la industria TIC es innovadora y avanza constantemente, la diversidad ha sido un terreno en el que todavía tiene deficiencias muy evidentes.

Acceso y diversidad

Según un reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en Colombia solamente el 67 % de los estudiantes de 15 años tienen acceso a Internet; 62 %, a un computador, y 29 %, a software educativo. Según Ivan Mantilla, exviceministro de Conectividad y Digitalización de MinTIC, el 53 % de los hogares colombianos tiene conectividad a Internet fijo. En el pasado, además, el espacio de la computación ha tenido problemas como el de la imágen de que los usuarios de computadores tienden a ser hombres.

En el sector rural colombiano, donde viven alrededor de 10 millones de personas, no hay cobertura ni siquiera de Internet móvil usando la red 4G. Hablando para Impacto TIC, Mantilla recalcó: “Hoy, solamente el 9,6 % en zonas rurales tiene Internet móvil (4G), y ni hablemos de la fija, porque prácticamente es inviable”.

Esta falta de conectividad ha resultado también en una carencia de diversidad en el sector TIC. Las comunidades afro, por ejemplo, tienen una mayor concentración en territorios como Chocó, Valle del Cauca o San Andrés, que precisamente tienden a tener porcentajes menores de penetración tecnológica y de conectividad. Como ya hemos dicho en Impacto TIC, la educación y el acceso a las nuevas tecnologías fueron fundamentales en la creación de Silicon Valley, de manera que también serán fundamentales si se quiere llevar a Colombia por ese mismo camino.

¿Dónde está la diversidad?

En un video publicado en Youtube, que registra una conversación de diferentes actores del mundo de la ciencia en Colombia con Mabel Torres (ministra de Ciencia, Tecnologia e Innovación), Roberto Rojas Dávila, jefe de la Sección de Grupos en Situación de vulnerabilidad de la Organización de Estados Americanos (OEA), afirma que la solución para que más personas de la población afrocolombiana lleguen al sector TIC está en el acompañamiento y seguimiento en la búsqueda de salidas basadas en la educación. El racismo sigue siendo una problemática relevante en el sector TIC nacional e internacional.

Gráfico: Bloomberg

Y es que precisamente Silicon Valley –la región en donde el gobierno nacional ha puesto sus miras como modelo– ha tenido por años problemas para asegurar la diversidad en universidades y en compañías. Según datos de Wired publicados en octubre de 2019 y recopilados de las mismas empresas, Apple, Facebook, Google, y Microsoft están conformadas casi en un 90 % por personas blancas o asiáticas.

En Estados Unidos, para 2017, solamente el 9 % de los graduados en ciencias computacionales eran población negra. De la misma forma, acá en Colombia los graduados de la Región Pacífica (Occidente) conforman el 10,8 % de todas las áreas formativas en educación superior. Por otra parte, las mujeres siguen siendo una minoría en el sector TIC colombiano, que a su vez refleja el bajo 23 % de talento femenino que hace parte de algunas de las compañías más grandes de Silicon Valley.

Colombia es un país de alta diversidad étnica, y aunque es normal tener regiones con alta concentración de habitantes, como Bogotá y Medellín, en un mercado que necesita de más y más talento sería contraproducente no garantizar los medios de acceso a mujeres, comunidades negras e indígenas del país.

Ejemplos e iniciativas

Y aunque es una industria marcadamente masculina y con cifras bajas de diversidad, en el país y a nivel mundial existen ejemplos que muestran una industria mucho más abierta de lo que se podría pensar.

“El hecho de sumar experiencias y formas de ver las cosas ayuda a la solución de las cosas”, dice Martha Hernández, de UPSistemas. “Para el país es importante, por un lado, tener la humildad de entender que uno no se las sabe todas. Segundo, que el sentido común y las diversas experiencias complementan un montón el conocimiento teórico”. El negocio de la empresa ha crecido desde la comercialización de UPS hasta el diseño, suministro e instalación de infraestructura para centros de datos con clientes como IBM Colombia y Claro. 

De la misma forma, el recientemente formado Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación está liderado por Mabel Torres, oriunda de bahía Solano (Chocó), que reconoce la necesidad que tiene la nación por llegar a esas regiones remotas y conectar el talento colombiano con el apetito por el emprendimiento.

Las mujeres siguen sin tener representación adecuada en algunas de las compañías tecnológicas más grandes del mundo. Imagen: Statista y WEForum

Incluso las comunidades indígenas han incursionado en el terreno de las aplicaciones, no solamente como consumidoras de Facebook o WhatsApp, sino también usándolas como herramientas para extender sus enseñanzas y su cultura indígena.

Y en el panorama internacional, la situación es un tanto mejor: Lisa Su es una ingeniera del Instituto Tecnológico de Massachusetts y CEO de AMD desde 2012, y gran parte del éxito actual de la compañía se debe a su liderazgo. Mary Barra es la primera CEO de General Motors, y su visión de un futuro eléctrico ha guiado al gigante automotor en este periodo de cambio.

Indra Nooyi, nativa de Chennai, en India, se desempeñó como CEO de PepsiCo; Safra Catz es la actual CEO del gigante Oracle; Susan Wojcicki es la CEO de YouTube; Gwynne Shotwell es la presidenta y COO de SpaceX; Los ejemplos son muchos, y el ideal es que ellas a su vez se vuelven modelos para mujeres jóvenes que dudan entrar al sector TIC.

Emprendimiento, diversidad y tecnología

Según la Andi, la inclusión de minorías étnicas en las compañías se ha convertido en una ventaja competitiva. Más allá de la pura diferencia étnica, los diferentes puntos de vistas culturales significan empresas que saben responder mejor a nuevos retos y obstáculos que puedan presentarse.

Colombia es un país tremendamente diverso, pero es clave que sepamos utilizar esta diversidad para convertirla en un punto fuerte. La conjunción entre diversidad, tecnología y emprendimiento tiene un potencial gigantesco para el país, pero está en manos de la sociedad, empresas y gobierno la capacidad para poder aprovecharlo.

Imagen principal: Sharon McCutcheon en Unsplash

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Sebastián Romero Torres

Filósofo de formación y geek empedernido. Amante de los videojuegos, la tecnología, la música y el espacio.

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