La educación a distancia –transformada hoy en educación virtual– no es un concepto nuevo en Colombia. Pero que, de la noche a la mañana, estudiantes y profesores hayan tenido que ponerse el ‘uniforme virtual’ como una de las medidas con las que se busca detener el avance del COVID-19 no estaba dentro de los planes de muchas personas o instituciones.
Por eso, no es completamente errado afirmar que la primera semana de educación virtual tuvo mucho de experimentación, a pesar de que para algunas personas, colegios y universidades esta modalidad no fuera completamente ajena. Lo cierto es que –con excepciones como el caso del Colegio Virtual Siglo XXI– bajo condiciones normales, el modelo virtual no es la norma en Colombia.
Todos esos factores cuentan para que una semana sea un plazo muy corto para hacer un balance, pero no impiden que las lecciones que deja la experiencia permitan trabajar para que al final de los 19 días de cuarentena, que comenzaron a la medianoche del 25 de marzo, nos sintamos mucho mejor preparados ante cualquier eventualidad que requiera adoptar de nuevo el modelo.
Impacto TIC habló con 23 personas –entre profesores y estudiantes de colegios y universidades, tanto públicas como privadas, e incluso algunos particulares– para que nos contaran un poco sobre sus vivencias durante la primera semana de educación virtual. Independientemente del nivel de estudios o del carácter de la institución, hay algunas dificultades –pero también, muchos aprendizajes– comunes para todos, que tratamos de resumir en los siguientes puntos.
No se trata de un estudio estadístico, pero de las respuestas de las personas consultadas se pueden tomar elementos que, como es nuestro objetivo, cumplan con varios propósitos: hacer la experiencia más positiva en los próximos días, avanzar en el camino para que la educación virtual no sea una medida de emergencia y generar una reflexión, una vez más, sobre la necesidad de acelerar la transformación digital de todos los actores.
Infraestructura desigual y necesidad de herramientas
Varias de las personas que respondieron a Impacto TIC han tenido problemas con la infraestructura externa, con los equipos internos e incluso con las herramientas de software. Es decir, la señal de Internet en sus casas no es lo suficientemente buena para sacarle todo el provecho a la educación a distancia –lo que depende esencialmente del proveedor de acceso– o sus equipos ‘se cuelgan’ –una circunstancia ajena a los prestadores del servicio–.
El principal inconveniente reportado es la interrupción del audio y del video, o la desincronización de los dos elementos. De hecho, una de las personas consultadas mencionó que en su caso las clases se dictan solamente con audio, para evitar el consumo de datos que implican las imágenes en movimiento. Pero hay casos en los que renunciar al video no es una opción.
El fenómeno es más evidente en zonas rurales, lo que debe poner el pie en el acelerador de los planes del Gobierno para llevar conectividad a las zonas más apartadas del país. Previamente el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE), de la Universidad Javeriana, nos advertía que el 96% de los municipios en el país no podrían implementar clases virtuales.
En cuanto a las herramientas, también se mencionó el hecho de que no es fácil encontrar plataformas para hacer videoconferencia con varias personas. En el caso de las instituciones que tienen este servicio contratado el problema es menor, ya que el proveedor debería incluir esta herramienta. Para los particulares, les contamos que Impacto TIC trabaja con herramientas como Cliq y Meeting (de Zoho) para sus reuniones internas, y StreamYard para sus hangouts.
Aunque no son recurrentes, también se comentaron problemas que no dependen de, pero que sí afectan los sistemas de comunicaciones, como los cortes de luz.
El espacio y el entorno familiar
Las opiniones estuvieron divididas en cuanto a la colaboración de la familia para que los estudiantes puedan atender sus clases desde la casa. Algunos alumnos y profesores dicen que no tienen problemas para adelantar la actividad académica, pero otros afirman que la familia les pide hasta que realicen tareas del hogar en el horario de estudios o que piensan que están simplemente chateando. En otras ocasiones, simplemente es difícil concentrarse para trabajar en la casa.
Aunque no fue un comentario recurrente, se mencionó que el hecho de que varias personas atiendan sus compromisos de manera virtual tiene un lado bueno y uno malo: desde el punto de vista positivo, que diferentes miembros de la familia estén trabajando o estudiando desde la casa hace que todas sean más conscientes del respeto que se debe guardar por las actividades que se adelantan. Sin embargo, no todos los hogares tienen equipos, ancho de banda o incluso espacios disponibles para que varias personas puedan teletrabajar o teleestudiar al mismo tiempo.
En la guía para teletrabajar que publicamos recientemente en Impacto TIC hablamos de la importancia de tener un espacio en la casa dedicado exclusivamente al trabajo o al estudio. Las dificultades de algunas personas confirman esta necesidad: dormir en el mismo espacio en el que se trabajó durante el día no es una experiencia reconfortante para el cuerpo ni para el ánimo.
Recursos pedagógicos
Los estudiantes valoran el hecho de que los profesores estén poniendo lo mejor de sí –en la mayoría de los casos– para dar sus clases de forma virtual. Se destacan valores como la puntualidad y el entusiasmo. Pero prácticamente no se mencionan grandes esfuerzos para usar herramientas pedagógicas diferentes a las habituales, más allá de sistemas de videoconferencia para reunir a estudiantes y alumnos en un solo espacio.
Sin embargo, cabe destacar que la recursividad aflora cuando se trata de encontrar recursos para sacar adelante el propósito de hacer que los procesos de formación no se detengan mientras se supera la crisis. Ante la ausencia de una infraestructura robusta en algunas instituciones educativas, o del recurso en los hogares, se saca el mejor provecho de herramientas tradicionales como WhatsApp, YouTube, Skype, Zoom y otras a las que se puede tener acceso desde dispositivos móviles.
Contingencia, sí; ¿permanente? Hmmm…
Llama la atención que las personas consultadas por Impacto TIC valoran el aporte de la tecnología como un mecanismo para superar la contingencia que se vive actualmente, pero en su mayoría creen que las clases virtuales son una buena alternativa, mas no necesariamente un esquema que pudiera ser exitoso si se implanta de manera permanente. Es decir, lo ven más que como un plan B, una medida alterna.
Los que no están tan seguros…
Los que apoyan la educación virtual
Una visión más allá de lo académico
Dar y recibir educación virtual, un caso particular
[su_expand more_text=”?Haga clic en este enlace para conocer el caso de Felipe Olaciregui, un estudiante de diseño y profesor de danza que en su calidad de alumno y maestro nos muestra las dos caras de la misma moneda.” less_text=”Ocultar” height=”0″ hide_less=”no” text_color=”#333333″ link_color=”#0088FF” link_style=”default” link_align=”left” more_icon=”” less_icon=”” class=””]
Mi experiencia es algo completamente contradictorio porque cuando estoy tomando la clase como alumno, de cierta manera me siento tranquilo porque puedo hacer las cosas a mi tiempo, a mi manera. No me siento presionado y también me puedo exigir; pero hace falta la presión de los compañeros y del profesor presente.
Mientras mi experiencia como ‘profe’ [de danza] es diferente. Es demasiado difícil hacerles entender a las niñas a través de una cámara, que a veces va más lenta; es muy difícil verlas a todas, entenderlas a todas, porque el programa o la herramienta, por más buena que sea, no va a lograr que tengas los 12 o 15 ojitos de las niñas en la clase. Entonces la experiencia no es tan grata, es muy difícil y más para mí que dicto una clase de danza, que es algo más personal y no tan distante para trabajar en video.
Lo más difícil ha sido explicar la lateralidad: si yo muevo la mano derecha, para ellas sería la izquierda; pero si se usa la cámara frontal del celular, sería la misma…, no sé.
Es una cosa muy extraña entender la lateralidad por estos medios, así como el tiempo o las voces, porque a veces se mueve la boca pero la voz llega después. A veces las niñas aparecen mirando para la derecha y resulta que la imagen está congelada. Por más que sea en tiempo real no es en el mismo tiempo, entonces se complica un montón la información y se puede tergiversar.
Felipe Olaciregui, estudiante de diseño y profesor de danza.
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Educación virtual en frases
✅ “Una de las cosas que siento es que los profesores dejaron de ser los transmisores fundamentales del conocimiento y se convirtieron en los facilitadores y los orientadores, que es una labor muchísimo más especial y fundamental”. Francisco Ortega, profesor del Departamento de Historia de la Universidad Nacional, coordinador de posgrados.
✅ “Tenemos una población de padres muy ignorantes de temas digitales. Solo saben chatear o ver videos. Muy triste realidad. Nos tendríamos que poner en la tarea de enseñarles a ellos primero”. Zaira Restrepo, docente de primaria en un colegio público.
✅ “Creo que esta crisis va a cambiar el paradigma mundial en cuanto al hecho de que la gente se va a replantear las maneras de hacer sus tareas (en general). Muchas cosas para las que no se considere necesario que haya presencia física de las personas, dejaran de tenerla. Aunque tampoco creo que sea bueno cambiar a este tipo de comunicaciones de forma permanente. Aun así hay situaciones en las que, por ejemplo, si un maestro se enferma, perfectamente podría, en vez de cancelar la clase, darla virtualmente, dado que ya todos (incluido el profesor) estarán en capacidad de hacerlo y contarían con experiencia previa”. Juanita Rueda Dávila, estudiante de Derecho.
✅ “Lunes y martes me pareció genial, el hecho de que estudio retirado (en la calle 222) y poderme ahorrar la parte económica y de tiempo, poder tomar clase desde la comodidad de mi cama en las peores fachas. A partir del miércoles empece a entrar en crisis, estar encerrado, no poder socializar cara a cara con tus profesores, compañeros amigos. En mi caso, que mi carrera pide hacer prácticas, eso no se puede virtualmente”. Paula Valbuena, estudiante de medicina veterinaria y zootecnia.
✅ “Reconocemos ahora que es importante incorporar en los planes de estudio medios de comunicación virtual, pues en el momento que se dio la circunstancia no hubo forma rápida de comunicar a las familias cómo se iba a proceder”. Zaira Restrepo, docente de primaria en un colegio público
✅ “Lo más difícil al principio fue ‘cambiar el chip’. Increiblemente teníamos que reunirnos presencialmente para evaluar alternativas de trabajo. […] Los aprendizajes se enfocan en explorar posibilidades que antes no existían… Estamos conociendo formas muy útiles de interactuar con los usuarios y hasta ahora estamos aprendiendo a crear ‘retos’ y trivias… cosas más enfocados al entorno digital y que era solamente de adolescentes”. Alejandra Carrasco, secretaria de cultura y juventudes de Cota (Cundinamarca).
✅ “Lo más difícil: concientizarnos que el uso del Internet no es solo entretenimiento. Que los chicos se integren en la clase”. Claudia Díaz, madre cabeza de familia.
✅ “Tenía el temor de que de pronto los estudiantes fueran a perder el interés, pero el entusiasmo es altamente compartido. Eso lo tranquiliza a uno, estamos todos construyendo, no solo desde la buena voluntad sino del entusiasmo”. Francisco Ortega, profesor del Departamento de Historia de la Universidad Nacional, coordinador de posgrados.
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Aquí puede encontrar otros testimonios que hemos recibido a través de las redes sociales de Impacto TIC:
Profesores, estudiantes (de cualquier nivel), papás, mamás….
— Impacto TIC (@ImpactoTIC) March 19, 2020
¿Cómo les ha ido con las clases virtuales y a distancia?
Queremos conocer sus experiencias, es para una tarea ??@DiegoASantos @stefaniagallini @ddbourne @OmarBrand1917 @marthaalfonsob @RafaelNunezRo @patjarmar