Colombia está dando pasos importantes hacia la sostenibilidad energética, consolidando una agenda que busca reducir la dependencia de combustibles fósiles e incrementar la participación de energías renovables. Este año, el país ha logrado significativos avances, pero también enfrenta desafíos estructurales que condicionarán su progreso en 2025.
Un crecimiento prometedor pero insuficiente
Durante 2024, Colombia alcanzó cerca de 2 gigavatios de capacidad solar instalada, marcando un incremento notable en la transición energética, en comparación con años anteriores. La Asociación de Energías Renovables (Ser Colombia) destacó la ejecución de 66 proyectos, que agregaron 3.040 MW de nueva capacidad al sistema eléctrico nacional, con inversiones acumuladas de 2.200 millones de dólares.
A pesar de estos avances, la oferta sigue sin cubrir la creciente demanda energética de la población. Eduardo Ospina, CEO de Unergy, subraya que las minigranjas solares representan una oportunidad clave, especialmente en regiones como La Guajira y Cesar. Estas plantas de mediana escala pueden conectar redes de distribución locales, reduciendo la necesidad de costosas infraestructuras de transmisión y acercando la energía a comunidades apartadas.
Según el informe ‘Transición energética: las energías renovables como herramienta para la sostenibilidad’ realizado por Dapper, asegura que aún teniendo presente estas iniciativas, Colombia continúa enfrentando una baja producción de energías limpias. “La transición energética está ralentizada por retos económicos, regulatorios y sociales que impactan negativamente al sector. Al ritmo actual, el país tardaría 28 años en alcanzar las metas de energías renovables fijadas para 2030”, mencionó José Linares, cofundador y COO de Dapper, la plataforma de datos de asuntos públicos en Colombia.
Autogeneración de energía: Un impulso regulatorio clave
El 26 de noviembre, el Ministerio de Minas y Energía anunció un cambio normativo significativo con la actualización del Decreto 1073 de 2015, liberando y habilitando la autogeneración de energía en Colombia. Esta reforma permitirá a los autogeneradores utilizar energía renovable en cualquier punto del país, eliminando restricciones que antes limitaban su uso a la ubicación específica de producción.
Entre los puntos más destacados del nuevo Decreto 1406 se incluyen:- Exención de trámites: La autogeneración para consumo propio no requerirá autorizaciones adicionales, simplificando los procesos.
- Producción remota: Se habilita la inyección de energía generada en sitios remotos dentro del Sistema Interconectado Nacional (SIN), lo que facilita el aprovechamiento de recursos en regiones con alto potencial, como el Caribe colombiano.
- Normas claras de participación: La CREG tendrá tres meses para reglamentar la participación de autogeneradores en los mecanismos de confiabilidad y servicios complementarios.
- Esta medida abre la puerta a una industria verde más robusta y descentralizada, permitiendo que las empresas y comunidades accedan a energía limpia producida en zonas distintas a las de consumo.
El Caribe colombiano: Potencial y desafíos para 2025
A pesar de enfrentar carencias históricas en infraestructura básica, como el suministro de agua potable, altos índices de desnutrición infantil y una tasa de informalidad laboral superior al 60 %, el Caribe colombiano es una de las regiones con mayor potencial en energías renovables. Según el Ministerio de Minas y Energía, La Guajira sola tiene un potencial estimado de 15.000 MW en energía eólica y solar, equivalente al 90 % de la capacidad instalada actual del país.
La iniciativa Caribe Potencia Energética busca integrar esfuerzos de expertos, empresas y comunidades para convertir esta región en el eje del desarrollo de energías limpias en Colombia. Sin embargo, como señala Frank Pearl, presidente de la ACP, el éxito de esta transición energética requiere acuerdos políticos, sociales y económicos que respeten las particularidades locales.
Proyecciones para 2025: Innovación y regulación
El próximo año, el foco estará en la innovación en modelos de negocio, como la tokenización de activos, permitiendo a pequeños inversionistas participar en proyectos renovables. Esta democratización financiera podría ser clave para movilizar recursos y fomentar un crecimiento más inclusivo.
Además, con el nuevo marco regulatorio, se espera una diversificación más acelerada de la matriz energética. El reto será mantener un equilibrio entre las necesidades locales y los objetivos nacionales, garantizando una transición energética justa que impulse el desarrollo social y económico del país.
Adicionalmente, la implementación de diferentes tecnologías continuará siendo una apuesta a largo y corto plazo. La colaboración y la tecnología son fundamentales. Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) están facilitando la identificación de áreas con mayor potencial energético, analizando datos geoespaciales para optimizar la planificación de proyectos. Manuel Francisco Lemos, gerente de Esri Colombia, destaca que esta herramienta no solo mapea infraestructura y recursos, sino que también facilita la toma de decisiones colaborativas entre gobiernos, empresas y comunidades.
Colombia avanza en la transición energética, enfrentando desafíos de infraestructura y regulación, pero con un potencial inmenso, especialmente en el Caribe. Las nuevas normativas de transición energética en Colombia deberán apuntarle a la autogeneración y la colaboración público-privada, pues estos ejes serán claves para que en 2025 el país consolide una matriz energética más sostenible, resiliente y alineada con los ODS.