A principios de julio, el Foro Económico Mundial (FEM) publicó un informe dedicado a resaltar las tecnologías emergentes más importantes de 2019. Para seleccionarlas, un comité de expertos evaluó a las candidatas a partir de diferentes criterios:
- Su potencial para ofrecer mejores beneficios a la economía y la sociedad
- Su nivel de disrupción frente a la manera establecida de hacer las cosas
- El interés que despiertan en los laboratorios de investigación, las empresas y los inversionistas
- Su posibilidad de avances significativos en los próximos años
Luego de revisar docenas de propuestas, las 10 tecnologías emergentes seleccionadas como las más importantes de 2019 –a partir de los criterios anteriores– son las siguientes:
Encuentre aquí varios listados Top de Impacto TIC.
1. Plásticos biodegradables
Uno de los problemas de los plásticos actuales es que pueden durar siglos sin descomponerse. Por eso, se trabaja fuertemente en el desarrollo de plásticos que se puedan convertir en biomasa (materia orgánica originada en un proceso biológico, que se puede usar como fuente de energía) . La ciencia se concentra en lograr compuestos de este tipo que sean tan resistentes como los que no se degradan, para lo cual han recurrido a sustancias orgánicas como la celulosa y la lignina (que da rigidez a las plantas).
Entre los retos que se enfrentan para desarrollar este tipo de plásticos se encuentran su alto su costo y la cantidad de agua necesaria para su producción, entre otras cosas.
Cabe recordar que en 2014, la industria generó 311 millones de toneladas métricas de plástico, de los cuales solo el 15% se puede reciclar. Se espera que es cifra se triplique para el 2050, según cifras del Foro Económico Mundial.
2. Robots sociales
La Inteligencia Artificial será vital para el desarrollo de estos mecanismos, que deberán ser capaces de interactuar de manera natural con los seres humanos. Esto significa reconocer voces, rostros y emociones; interpretar el habla y los gestos, responder de manera adecuada a las señales verbales y no verbales complejas, hacer contacto visual, hablar en forma conversacional y adaptarse a las necesidades de las personas aprendiendo de los comentarios, las retribuciones y las críticas. Sus principales usos se verán en actividades como el cuidado de personas mayores y enfermas o discapacitadas.
“Las ventas mundiales de robots de consumo alcanzaron un estimado de 5.600 millones de dólares en 2018 y se espera que el mercado crezca a 19.000 millones para finales de 2025, con más de 65 millones de robots vendidos al año”, dicen las cifras del FEM.
3. Lentes para dispositivos en miniatura
Los científicos han encontrado la manera de crear metalentes, lentes microscópicos que se puedan utilizar en dispositivos de consumo como cámaras, equipos de realidad virtual y sensores ópticos para el Internet de las Cosas, y –por supuesto– para herramientas de laboratorio como los microscopios.
Aunque las cámaras de los celulares actuales ya son un gran paso en la reducción del tamaño de los lentes, hacerlos más pequeños no había sido un tarea fácil, por la distorsión que se genera al trabajar a escalas nanométricas (un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro). Los científicos todavía trabajan en lograr una mayor eficiencia en la transmisión de la luz.
4. Proteínas ‘desordenadas’
En lugar de tener una estructura rígida, como la de las proteínas más comunes, las proteínas intrínsecamente desordenadas (IDP, por su sigla en inglés) cambian constantemente su configuración; a la postre, el resultado es que pueden contribuir al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas o del cáncer.
“Los científicos están utilizando combinaciones rigurosas de biofísica, poder de cómputo y una mejor comprensión de la forma en que funcionan las IDP para identificar compuestos que inhiben estas proteínas, algunos de los cuales han surgido como candidatos a medicamentos”, señala el informe del FEM.
5. Fertilizantes inteligentes
Se trata de fertilizantes que liberan de forma ‘controlada’ los nutrientes para las plantas a las que alimentan. De esta manera hay un menor desperdicio y, por supuesto, un mayor aprovechamiento de sus componentes. Estos fertilizantes pueden ser adaptados a las necesidades de cultivos específicos.
Sin embargo, los fertilizants todavía incluyen amoníaco, urea y potasa, por lo que su producción consume mucha energía y puede contribuir a la producción de gases de efecto invernadero y al cambio climático. “Sin embargo –aclara el informe del Foro Económico Mundial–, este efecto podría mitigarse utilizando fuentes de nitrógeno más amigables con el ambiente e incorporando microorganismos que mejoran la eficiencia de la absorción de nitrógeno y fósforo por parte de las plantas”.
6. Telepresencia colaborativa
El teletrabajo y las competencias de videojuegos en línea, entre otros, han demostrado que varios seres humanos pueden interactuar, a pesar de encontrarse a kilómetros de distancia. El reto de la telepresencia colaborativa es lograr que la sensación física también sea similar a la del contacto directo en vivo. La manera fácil de decirlo es que los asistentes a una teleconferencia prácticamente puedan estrechar sus manos al saludarse.
Para lograr este propósito se utilizan tecnologías como la realidad aumentada, la realidad virtual, los sensores hápticos (aquellos que ‘tienen sentido del tacto’); sus efectos serán más palpables –nunca mejor usado el término– en la medida en que redes de alta velocidad, como las 5G, sean de uso masivo.
7. Empaquetamiento y seguimiento inteligente de comidas
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud citadas por el Foro Económico Mundial, cada año 600 millones de personas se intoxican con la comida y unas 420.000 mueren como consecuencia de la intoxicación.
Para evitar este problema, o al menos para reducir su incidencia, se desarrollan tecnologías que permiten almacenar mejor los alimentos, incluso utilizando sensores que pueden seguir su proceso de descomposición. Además, se emplea blockchain –la misma tecnología que se usa para hacer seguimiento de las transacciones con criptomonedas– para rastrear más fácil y rápidamente los productos.
De esta manera, si se produce una intoxicación con un alimento en mal estado, es más fácil identificar los lotes que pueden tener la misma condición para sacarlos del mercado. Así también se evita el desperdicio que supone eliminar lotes que no tienen problemas, pero que son sospechosos de tenerlos.
8. Reactores nucleares más seguros
Accidentes como las explosiones que causan fugas de radiación en los reactores nucleares pueden ser ocasionados, entre otras cosas, por el calentamiento del combustible que alimenta estas estructuras. Por eso, la importancia de las investigaciones que se desarrollan en esta área.
En resumen, el combustible usado en los reactores actuales, llamado circonio, puede recalentarse y producir una serie de reacciones que terminan con una explosión. Por eso, los científicos trabajan en el desarrollo de combustibles efectivos para los reactores, pero que no representen el riesgo de calentamiento y explosión.
9. Almacenamiento de información basado en ADN
Resulta que el ADN puede almacenar más información, de manera más segura y por mucho más tiempo que cualquier disco duro o unidad de estado sólido. Por ejemplo, mientras que los sistemas más avanzados pueden almacenar la información por más o menos un siglo, se pueden encontrar fósiles de más de 500.000 años que mantienen intacta la información genética del organismo al que pertenecían. Por otra parte, todas las necesidades actuales de almacenamiento del mundo durante un año podrían satisfacerse bien con una estructura de ADN de un metro cúbico.
10. Almacenamiento de energía renovable a gran escala
La producción de energía eléctrica mediante el uso de fuentes que no afecten el medioambiente –como el Sol o el viento– ha mostrado grandes avances, pero todavía se trabaja fuertemente en el desarrollo de sistemas de almacenamiento que puedan conservar la energía generada mientras el Sol no brilla o mientras el viento no sopla.
Hasta el momento, las baterías de iones de litio son las que mejor cumplen esta función, pero a medida que se necesita almacenar más energía para satisfacer los requerimientos a escala mundial, también se requieren nuevas tecnologías.
“Los posibles candidatos van desde otras opciones de alta tecnología, como baterías de flujo (que bombean electrolitos líquidos) y celdas de combustible de hidrógeno, hasta conceptos más simples, como la energía hidroeléctrica de almacenamiento por bombeo y lo que se denomina almacenamiento por gravedad. […] Aunque algunas compañías están trabajando en demostraciones y han atraído inversiones, la idea aún no se ha desarrollado”, afirma el informe del FEM.
Imágenes: Pixabay y Pexels.