Hablar de Transformación Digital o Cuarta Revolución Industrial –que no son sinóminos aunque tienen puntos en común– no tiene sentido si hay personas que no ‘se suben a ese bus’. O si hay personas que no tienen forma de subirse, porque otra cosa es que decidan no hacerlo. ¿Cómo lograr que todas las personas, entendiendo la diversidad que existe, logren tener acceso y apropiación de la tecnología e innovación? He ahí el gran reto.
Como ya se ha expuesto en oportunidades anteriores, las tecnologías empoderan y la conectividad –poder acceder a Internet– es elemento democratizador. Permite que las personas puedan estudiar, desarrollar proyectos de vida, generar ingresos económicos; que puedan socializar, comunicarse, entretenerse y muchas otras cosas más. Sin embargo, así como pueden ser un vehículo de transformación social, irónicamente, puede generar mayores brechas de desigualdad; como lo expuso el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el impacto de la tecnología en el desarrollo de las sociedades es cuestión de elección.
¿Qué elecciones se están tomando a la hora de desarrollar productos, servicios y experiencias? ¿Qué tanto de los desarrollos de hoy en día son realmente de servicio? Las comunidades en diferentes condiciones de discapacidad son las más dependientes de la tecnología, pero a la vez las que menos se toman en cuenta. Natalia Martínez, directora general del Instituto Nacional de Sordos de Colombia (Insor), compartió que particularmente previo a la pandemia en Colombia ya se tenía un contexto basante adverso con una codependencia mayor. Y en 2020, el acceso a la información inmediata ha sido uno de los puntos más delicados: “Los oyentes nos enterábamos de inmediato, pero las personas sordas no”. Este año se logró por primera vez que los noticieros incluyeran un intérprete de lengua de señas en al menos una de sus emisiones; los medios de comunicación también deben trabajar en ser más accesibles.
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En Colombia, según el Dane –y como lo compartió Helga Ramírez, directora de Apropiación del Ministerio TIC, durante el hangout de Inclusión TIC–, hay más de 3 millones de personas con algún tipo de discapacidad, por lo que llama la atención sobre la corresponsabilidad de todos los actores para construir una sociedad realmente incluyente.
Es importante tener en cuenta que la discapacidad llegará a muchas personas (quienes hoy tienen visión 20/20 eventualmente podrán perderla,por ejemplo). Ese es solo un caso, pero serán millones más. La población con discapacidad crecerá, especialmente porque la expectativa de vida es cada vez mayor. Las población mayor crecre rápidamente en todo el mundo, entonces recordamos casos como los robots de compañía, que son pensandos como una herramienta de cuidado.
Como señaló Juan Camilo Celemín, coordinador de Educación y Formación de la Fundación Saldarriaga Concha, en salud, educación y empleabilidad, “las tecnologías son clave para llegar a todos los rincones”.
Tecnologías de asistencia
En el panorama global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 200 millones de personas con discapacidad visual carecen de acceso a dispositivos para mejorar la visión, y que 466 millones de personas padecen pérdida de audición, pero la producción actual de audífonos satisface menos del 10 % de las necesidades mundiales.
El organismo agrega que en la actualidad, la industria de la tecnología de asistencia está limitada y especializada, y atiende principalmente a mercados de altos ingresos. Hay falta de financiación pública, así como sistemas nacionales de prestación de servicios, de actividades de investigación y desarrollo centradas estas personas. Por lo que parte de lo que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (que sitúa la buena salud y el bienestar en el centro de una nueva visión del desarrollo) promueve es la la tecnología de asistencia dentro de la cobertura sanitaria universal. ¿Pero a qué se refieren con la tecnología de asistencia?
Se trata de una expresión genérica para todos los sistemas y servicios relacionados con la utilización de productos de asistencia y la prestación de servicios, que sirvan para mantener o mejorar la autonomía de una persona y su capacidad para manejarse, con lo que promueven su bienestar y desarrollo personal.
Las innovaciones y desarrollos tecnológicos tienen un rol más allá de lo instrumental y de la tendencia del momento, por lo que aparecen otras perspectivas como las tecnologías de asistencia o tecnologías de ayuda, que las define Undersknown –organización sin fines de lucro para personas con discapacidades– como “cualquier dispositivo, software o equipo que ayude a las personas a superar sus desafíos”.
Así como edificios, parques o vehículos por sí solos no son útiles para las poblaciones con discapacidad –y así mismo se necesitan elementos adicionales como rampas, guías perceptibles en los andenes, sensores y ayudas auditivas en los semáforos–, un computador, dispositivos móviles y demás, por sí solos, no necesariamente ayudan o no generan la participación en un grupo específico. Por eso se necesitan aplicaciones, complementos.
El impacto que desarrollos como los asistentes de voz, tipo Alexa, tiene en población con discapacidad visual es enorme. No solo les facilita la vida, como podría suceder para un usuario promedio, sino que realmente les revela el mundo. Otro ejemplo es el de los carros autónomos: más allá del lujo, es un desarrollo de alto impacto para personas en condición de discapacidad.
Hay muchos situaciones que necesitan soluciones, millones de personas que necesitan algún tipo de ayuda, y es así mismo un campo de acción enorme para la tecnología, la innovación y la ciencia. Creando software, hardware y servicios que tengan un impacto positivo en la vida de estas todas las personas.
Barreras culturales
Haciendo a un lado las brechas de tecnología, también están las culturales. La Transformación Digital, el cambio de cultura debe ser de todas las personas. Por un lado, como mencionó la directora del Insor, hay que entender que en el caso de la población con discapacidad auditiva se trata de un tema de comunicación. Aunque el ideal sería aprender lengua de señas, el no conocerla nos pone en la misma situación a la que se enfrentaría ante un extranjero. El cuerpo, las manos, las señas básicas, el texto nos permiten facilitar la comunicación, el reto es romper tabúes.
A este punto también se refirió Alejandro Márquez Ramírez, líder de los procesos de producción y adaptación de contenidos educativos accesibles para la población sorda del Insor. Para él, la educación es clave; no desde la estandarización, sino desde la personalización. No todas las personas sordas son iguales; igual pasa con las personas ciegas, con las que tienen discapacidades cognitivas, físicas o psicosociales.
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Centro de Relevo: Es una solución de comunicación entre población con discapacidad auditiva y personas oyentes, además de que facilita el acceso a servicios, no solo del Estado. Es una iniciativa colombiana, del Ministerio de TIC y la Federación Nacional de Sordos de Colombia, (Fenascol), que va a cumplir 20 años y es un referente mundial, según compartió Helga Hernández. Destacó que en Latinoamérica solo hay otros 2 centros similares (en Paraguay y Bolivia). “Somos un ejemplo de cooperación“.
Además del sitio web (en español e inglés), con diferentes contenidos y servicios, también cuenta con una aplicación móvil.
Insor Educativo: Un portal que busca generar contenidos de didáctica y metodológicos, para docentes y familias, con el fin de fortalecer aprendizajes y procesos pedagógicos de niños y niñas. Aquí encuentran contenidos interactivos para afianzar conocimientos y prácticas pedagógicas.
ConverTIC: Es el proyecto de inclusión del Ministerio TIC creado desde el año 2013 para promover la inclusión social, educativa, laboral y cultural a través de uso de las tecnologías para las personas ciegas o con baja visión. Este objetivo se logra mediante la descarga gratuita del software Jaws (software lector de pantalla) y ZoomText (software magnificador de pantalla para las personas con baja visión). Vale la pena destacar que las descargas de estos programas pueden ser solicitadas por personas naturales y jurídicas; es decir que empresas también pueden tenerlo. El futuro del trabajo también debe ser incluyente.
SmarTIC Incluyente: Es una categoría que el Ministerio TIC creó en asocio con Smart Films (Festival de cine hecho con smartphones) para que los colombianos con cualquier tipo de discapacidad puedan hacer cortometrajes con sus celulares y de este modo participen en el desarrollo de la industria de cine en el país. De 2016 a 2018, en esta categoría participaron 1.321 personas con 223 cortometrajes.
Cine para todos: Es un espacio de entretenimiento y cultura incluyente que permite a las personas con discapacidad visual, auditiva cognitiva disfrutar gratuitamente de funciones de cine accesible en 13 ciudades del país. Esto gracias a las tecnologías de audio descripción, subtitulado especial e interpretación en lengua de señas colombiana.
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