Cuán importante ha sido el desarrollo de la energía eléctrica que en su momento (entre 1880 y 1890) sucitó una de las carreras más importantes de la historia entre algunas las mentes más brillantes como Thomas Edison y Nicola Tesla. Si bien la patente quedó para el primero, este fue uno de los desarrollos más importantes del siglo XX .
Hoy los bombillos incandescentes, esos que justamente maravillaron al mundo hace más de un siglo, ya están prohibidos. Y resulta paradójico que algunas poblaciones no los conocieron. En Colombia, por ejemplo, un 3 % de la población aún no cuenta con energía eléctrica; según el Ministro de Minas, Diego Mesa, esto representa unos 500 mil hogares. Y si la ruta hacia 2030 apunta hacia los territorios y ciudades inteligentes, entonces es necesario hablar de la energía por diferentes razones y desde diferentes perspectivas.
“La energía juega un papel vital en Ciudades Inteligentes y Territorios Inteligentes porque es la que viabiliza. Si no hay energía no hay nada”, explica Katharrina Grosso, directora del Fenoge (Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía). Y ciertamente no es una percepción suya, ya que hablar de Ciudades Inteligentes implica sí o sí incluir el uso eficiente de los recursos.
La sostenibilidad como hoja de ruta
La protección medioambiental, el desarrollo social y el crecimiento económico son los 3 pilares de la sostenibilidad. De igual manera, el uso eficiente de la energía se puede analizar desde esos mismos 3 ejes. Por ejemplo (aunque no los únicos casos):
- Medio ambiente: cuidar el recurso, implementar el uso de energías limpias y reducción de la huella de carbono (al reducir las emisiones).
- Desarrollo social: el acceso a la energía es un elemento básico para este punto, que deriva en el uso y apropiación de diferentes recursos.
- Crecimiento económico: la eficiencia energética incide directamente en los negocios (nuevas oportunidades y reducción de gastos) y en las finanzas de los usuarios.
En este contexto, entonces, es necesario hablar de la eficiencia energética, que es importante en la construcción de una Ciudad o de un Territorio Inteligente, porque “permite que los servicios o dispositivos que requieren alimentación eléctrica para funcionar trabajen con el mayor rendimiento posible, pero utilizando para ello un menor consumo energético, lo cual reduce la huella de carbono de las empresas y mejora el medio ambiente”, según explica Saida Ortiz, gerente general del norte de Sudamérica de Vertiv –empresa de tecnología especializada en infraestructura para sistemas de TI y comunicaciones–.
Recambio energético
Hacer la transición no será tarea fácil, pero tampoco imposible. Hablar del sector energético implica al menos varios frentes: generación, transporte, distribución, comercialización y consumo.
En cuanto a la generación de energía, el objetivo es aprovechar diferentes fuentes y Colombia tiene aquí varias oportunidades. La directora del Fenoge explica: “Somos uno de los países que tenemos una de las mejores radiaciones de energía para proyectos solares fotovoltaicos. En la Guajira tenemos uno de los mejores vientos para energía eólica”.
Destaca además que la Ley 1715 de 2014 incentiva la entrada de energías limpias, y agrega que hay un interés por parte de alcaldías y gobernaciones para buscar financiamiento en proyectos de esa índole. Al Fenoge han llegado unas 60 solicitudes para saber cómo aplicar a fondos para soluciones solares fotovoltaicas, sobre todo en zonas no conectadas. Se están buscando alternativas que solucionen otras problemáticas de mano de la autonomía energética, como la conectividad o los servicios de salud. Como dice el refrán, “una vuelta y dos mandados“.
Hay mucho por hacer, de acuerdo con los datos de Irena (la Agencia Internacional de Energía Renovable, por sus iniciales en inglés), las energía hidráulica continúa predominando por un buen tiempo. En Colombia, las diferencias en el tipo de energía son aún más marcadas.
Por ejemplo, la participación de las energías renovables en la expansión de la capacidad continuó su tendencia ascendente hasta alcanzar el 72 % en 2019. De manera similar, la generación de energías renovables aumentó del 33,3 % en 2018 al 34,7 % en 2019. Sin embargo, las energías renovables (energías limpias) aún representaron al menos el 70 % de la expansión total de la capacidad en casi todas las regiones en 2019.
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De otro lado, aparecen otros actores como las empresas de servicios públicos. Jesús Andrés Sánchez, vicepresidente de Marketing de Open International –empresa especializada en software para empresas de servicios públicos–, comparte que si bien hay una tendencia hacia el cómo evolucionar para hacer un uso sostenible de los recursos, existen desafíos importantes a solucionar.
Para Sánchez el mayor reto es justamente cambiar el ADN. Porque, dice, históricamente las empresas de servicios han sido casi que monopolios. Han ido mejorando sus servicios, pero tienen que ir más allá, cambiar su cultura y poner al ciudadano en el centro. Dice que este era un sector muy estático y nunca antes se había enfrentado a nuevas herramientas, a la necesidad de nuevas capacidades de innovación o a nuevos servicios, como la energía vehicular. “En este mundo todas las empresas son compañías de tecnología y la tecnología va a ser uno de los medios para que puedan volverse más eficientes, para que puedan entregar valor y para que puedan ser relevantes”. Comparte casos como los de Medellín (EPM con planes prepago) y Cali (que ha iniciado la medición inteligente).
Pasando al transporte, distribución y comercialización, las opciones no son pocas. Hay una para cada caso, y la infraestructura para cada uno carga sus complejidades.
Teniendo como objetivo la sostenibilidad, se puede andar hacia ella de diferentes maneras. Bien sea desde la ideación o planeación o desde el cambio cultural, cada caso tiene sus complejidades.
Como señala Ortiz, vivimos en un mundo cada vez más dependiente de las tecnologías, que implican recurso y consecuencias energéticas. Y así como las nubes son físicas y tienen cuarteles generales, “detrás de la explosión digital siempre hay una base física que le da soporte –un centro de datos–, una red de comunicaciones y, en consecuencia, el consumo energético crece de manera imparable en todo el mundo”.
Agrega que la eficiencia energética es importante en la construcción de una Ciudad Inteligente, porque permite que los servicios o dispositivos que requieren alimentación eléctrica para funcionar trabajen con el mayor rendimiento posible, pero se necesita un menor consumo energético, justamente para efectos como la reducción de la huella de carbono. Luminarias inteligentes, autoabastescimiento, energías libres, dispositivos para proteger la energía, centros de datos más sostenibles, políticas de reducción de emisiones, son algunas de las herramientas para hacerle frente a los retos energéticos.
En Colombia existen varios casos, algunos de los cuales ya hemos destacado en otras oportunidades, y a los que se suman otros nombres. IBM,por ejemplo, tiene un programa y compromiso en la reducción de emisiones de carbono; o DirecTV, que recientemente se comprometió a ser carbono-neutral en todas sus operaciones para 2035, convirtiéndose así en la primera empresa de la industria de Entretenimiento de la región en asumir este desafío. La compañía tiene como objetivo lograr emisiones netas iguales a cero para sus alcances 1 y 2, el equivalente anual al consumo de electricidad de 1.104.036 hogares, centrándose en 6 iniciativas clave:
- Virtualización, cambiando parte de los equipos por un hardware eficiente en el consumo de energía.
- Transición hacia una flota de bajas emisiones.
- Implementación de proyectos de eficiencia energética en toda la red y operaciones.
- Reducción del consumo de energía y recursos asociados a la producción de películas y televisión.
- Ampliación de los acuerdos de energía renovable, incorporando electricidad limpia a la red.
- Inversión en compensaciones de carbono.
Recambio cultural
Y en un mundo ideal, en el que gobiernos y empresas se sumen para ofrecer y viabilizar iniciativas de eficiencia energética, aún haría falta algo: la cultura masiva por parte de los ciudadanos.
En este punto es que aparecen acciones necesarias como el recambio tecnológico, que es justamente cambiar el tipo de dispositivos. Por ejemplo, pasar la bombilla incandescente a una LED, cambiar la nevera, el televisor y otros, por unos más eficientes –energéticamente hablando–, son acciones necesarias en esa ruta, pero que no siempre se dan tan rápido como se espera. Por lo que existen diferentes iniciativas, justamente para impulsar los recambios.
Caribe Eficiente es uno de ellos y lo que busca es incentivar el recambio de neveras, por medio de un incentivo económico de 400.000 pesos para hogares de estratos 1 y 2. Al valor del electrodoméstico se le resta ese incentivo y adicionalmente, se genera un ahorro de aproximadamente el 40 % en la factura de luz (al ser una nevera más eficiente energéticamente).
También está el proyecto Be Energy en San Andrés y Santa Catalina, con el que se hizo el recambio de 76.000 bombillos para estratos 1, 2 y 3. Ahora esta iniciativa pasa a una nueva fase en la que harán recambio de neveras, extractores y aires acondicionados para reducir las emisiones de CO2 de la isla.
En Chocó también se adelantó un programa para hacer un recambio de bombillas en hogares y para instalar páneles fotovoltaicos y así lograr que 30 escuelas puedan generar su propia energía. De otro lado, en Amazonas, a raíz de la emergencia generada por la pandemia, se identificó que los centros de salud solo tenían servicio de energía durante algunas horas del día (generada por líquidos), por lo que se instalaron paneles solares y baterías, para lograr que estos centros pudieran generar su propia energía.
A futuro (2021), uno de los proyectos del Fenoge es poder adelantar una consultoría que le dé un modelo sostenible para lograr electrificar a 35.000 usuarios en la Guajira
Estas son solo algunas muestras de cómo un territorio puede llegar a ser inteligente, desde la eficiencia energética, teniendo en cuenta sus complejidades y características propias. Sin embargo, la inteligencia comienza desde el hogar, por lo que se resalta una y otra vez la importancia de fortalecer la apropiación y la educación en el uso racional de la energía. “Desde casa podemos ser agentes de cambio, por ejemplo, bajando el brillo de la pantalla o desconectando cargadores. Si esas acciones fueran masivas, tendríamos mayores cambios”, concluyó la directora del Fenoge, Katharina Grosso.