Son tiempos extraños. Estamos en una olla de presión que contiene aspectos sociales, de salud, económicos y ambientales –solo por mencionar algunos– de altísima sensibilidad. En este escenario global, las herramientas digitales están cobrando especial valor y no solamente en términos de visibilidad, sino de organización, que apalancan diferentes tipos de manifestaciones y protestas en red.
Según reportó el MIT Technology Review, una de las herramientas de mayor valor es Google Drive y especialmente sus Google Docs, pues ha servido a diferentes iniciativas para organizar sus actividades de manera colaborativa. Allí se construyen bases de datos, se coordinan acciones, se organizan repositorios de información (entre textos, videos, audios y cualquier documento susceptible de almacenarse); se arman encuestas, sondeos, investigaciones y son lo suficientemente flexibles para acomodarse a múltiples propósitos, dependiendo de los casos particulares.
Dentro de sus principales valores agregados se resaltan el que es una herramienta colaborativa (varias personas o usuarios pueden trabajar de manera simultánea), es en línea (se puede usar desde cualquier parte del planeta donde haya conectividad) y puede usarse de manera anónima (aunque esto implica retos de verificación)
Ya en 2017, Vice hablaba de Google Docs como una herramienta de justicia social y de activismo político. Recuerdan el caso de Ezra Levin y su esposa, Leah Greenberg, quienes idearon un documento desmitificando la forma en que nacieron las oficinas del Congreso de Estados Unidos. Invitaron a 36 exmiembros del personal del Congreso y habitantes de Washington a contribuir y editar un documento, que luego se finalizó y se cerró a ediciones públicas. El proyecto se llama ‘Invisible‘ y resultó en la publicación de un documento (la Guía práctica para resistir la agenda de Trump), más la creación de sus respectivas cuentas sociales desde donde se fortalecen y articulan las acciones.
La plataforma también se usa para crear otro tipo de guías, como el documento Fuentes de ‘noticias’ falsas, engañosas, de anzuelo y / o satíricas, creado por la profesora de comunicación Melissa Zimdars, para justamente para analizar las fuentes de información.
Hoy, con una pandemia en curso y manifestaciones de todo tipo, el valor de Google Docs vuelve a tomar protagonismo. Mientras hay ciudadanos que se movilizan en las calles, hay otros que lo hacen de manera digital, no solo haciendo uso de Google Drive, sino también de otras herramientas. Aquí aparecen los mapas colaborativos, herramientas de mensajería, plataformas propias creadas con un objetivo específico y otras opciones.
En Estados Unidos, el asesinato de George Floyd ha sido uno de los detonantes, pero con el paso de los días se suman acciones que avivan las movilizaciones. En este tema se movieron tendencias como #BlackLivesMatter (las vidas negras importan) y el #BlackOutTuesday (el apagón del martes, en el que las redes se llenaron de cuadrados negros en señal de protesta); pero también se creó un documento compartido titulado ‘Recursos para la rendición de cuentas y acciones para vidas negras‘, que cuenta con su versión en inglés y español, que a su vez incluyen otro tipo de enlaces (para unirse a grupos, para firmar peticiones, para hacer donaciones y más opciones).
Son acciones organizadas, coordinadas y con alcances internacionales, que entienden el funcionamiento de cada herramienta. En el caso anteriormente citado, la creadora es una estudiante de periodismo, Carlisa Johnson. Ella le explicó al MIT Technology Review que optó por organizar la información y trabajarla en Google Docs porque puede incluir hipervínculos, una herramienta fácil para acceder a fuentes de información que no se puede aprovechar de igual manera en Twitter o Facebook.
Ejemplos de trabajo articulado en Colombia
Al hablar de articulación se entiende, literalmente, la unión entre dos o más piezas que permite el movimiento entre esas partes. Y cuando hay muchas partes (actores), una adecuada articulación permite lograr diferentes metas. El trabajo colaborativo permite amplificar el impacto, el alcance de un objetivo. La acción conjunta, la participación y la posibilidad de generar información está siendo entendida en los espacios digitales, y en este sentido, las acciones, las estrategias y el discurso también se están ajustando desde varios focos.
Algo así se pudo evidenciar en las dinámicas de trabajo de la comunidad Makers Colombia en la emergencia del COVID 19. Aunque no se trataba de una movilización social para protestar, esta comunidad sirve como ejemplo de estas dinámicas, pues se puso en la tarea de fabricar elementos de protección (como caretas y máscaras) para el personal de salud. Su accionar se centralizó en un documento compartido, en el que explican lo que hacen y cómo funciona. Allí se incluyen otros enlaces específicos, para trabajar por regiones o para unirse a grupos específicos de Telegram (que a diferencia de WhatsApp tiene beneficios como el no tener un límite de miembros).
Otro es el caso del Movilizatorio, un laboratorio de participación ciudadana, que a través de diferentes iniciativas organiza y articula diferentes dinámicas, aprovechando el uso de la tecnología y de la variedad de herramientas de colaboración. Por ejemplo, en Movilizatorio crearon una plataforma de movilización digital, El Avispero, que busca fomentar la participación ‘alborotando el avispero’ y ‘avispando’ a otros.
Y recientemente surgió un nuevo espacio para activar la conciencia. Se trata de ‘Chispa’. una iniciativa que nace de la unión entre un activista, un emprendedor y una psicóloga que decidieron sentarse “a pensar en la acción social que Cali necesita para convertirse en la ciudad que puede y debe llegar a ser”. Germán Alfonso, Johnny Coffey y Andrea Bernal unieron sus talentos y su tiempo en el desarrollo de una nueva forma de hacer política y de activar la movilización social.
También aparecen casos como el de Hilando la Crisis, una estrategia de construcción colaborativa que se apoya en los formularios, la información y los mapas, creado por un grupo de amigas y amigos con la idea de ofrecer una herramienta digital para tejer redes de solidaridad en medio de la crisis sanitaria. Se trata de un mapa colaborativo para subir iniciativas y formas de apoyo hacia otras personas y para visibilizar otras necesidades.
Las diferentes comunidades también se organizan en temas como el racismo, la discriminación y los líderes sociales asesinados. En redes sociales hay diferentes campañas de visibilización sobre casos como el asesinato de Anderson Arboleda, y se realizan diferentes conversatorios sobre diversas temáticas sociales; también se usan campañas de peticiones en línea como Change.org; y algo que ha tomado especial valor es el intercambio de experiencias (conversatorios, webinars, charlas y otros tipos de encuentros virtuales).
Sin embargo, indagar sobre estrategias en el uso de herramientas digitales aún es un tema complejo de abordar, bien sea por el entendimiento del complejo ecosistema de alternativas existentes (hay redes sociales, procesadores de texto, herramientas para crear páginas web, herramientas de monitoreo de enlaces, de comunicación–mejores, más completas y seguras que WhatsApp–, de peticiones, de innovación social y muchas más); de otro lado, la complejidad también se da por temas de seguridad. Visibilizar información es un tema sensible, por lo que hay precauciones a la hora de dialogar sobre estos temas.
La tecnología y sus herramientas son solo un medio, dependen de quién esté detrás, los objetivos que tenga y las estrategias que se usen. Más allá de la producción y la parafernalia, las discusiones seguirán siendo sobre educación, consumo de información, derechos y ética. Del lado del que se quiera mirar.