Comprar por Internet es una actividad cada vez más usual para los colombianos. Según la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE), las transacciones digitales (personas que pagan por Internet con tarjeta de crédito o débito) crecieron 53% en número y 20% en valor entre 2017 y 2018, para alcanzar una cifra superior a los 16 billones (millones de millones) de pesos. Este valor no incluye las compras en las que se utilizan otros mecanismos de pago, como los operadores tipo Baloto y Efecty, o el pago contra entrega.
Pero, a pesar de los avances y de los evidentes beneficios, todavía hay focos de resistencia en torno al comercio electrónico y su adopción definitiva en Colombia. Según Andrés Morales, gerente de análisis económico de la CCCE, el 14% de las personas que tienen tarjeta de crédito todavía prefiere pagar con un medio diferente, porque aún no se siente completamente segura para utilizar su tarjeta para realizar compras en línea.
De la misma forma como el comercio electrónico ha evolucionado, los mitos alrededor de las compras en línea también lo han hecho. Aunque todavía persisten algunos temores que se hicieron famosos en los primeros años, también hay otros relacionados con los cambios que se han presentado en el mercado.
Mientras llegan los mitos frente a la utilización de códigos QR para pagar, cómo hacer una transacción desde una cuenta bancaria cualquiera o cómo aprovechar las jornadas de descuentos online ahora que van a estar unificadas en Colombia, estos son algunos de los mitos y barreras que aún los colombianos deben superar en torno al comercio electrónico, y la explicación de cómo son las cosas realmente.
1. En las compras en línea no existe el derecho al retracto
El derecho al retracto es la facultad que tiene un comprador para arrepentirse después de haber realizado una compra de bienes o servicios, y está consignada en el Estatuto del Consumidor. No tendría mucha lógica que en el mundo de Internet, en el que muchos clientes adquieren un producto sin haber tenido contacto físico con él, no existiera esa posibilidad. Pero uno de los cuatro casos en los que un comprador se puede ‘echar para atrás’ es precisamente el de las ventas a distancia, por Internet o televisión.
La explicación a la norma –publicada por la Superintendencia de Industria y Comercio– aclara que el cliente solamente tiene derecho al retracto durante los 5 días hábiles siguientes a la entrega del bien o la celebración del contrato. El proveedor, por su parte, debe reintegrar el dinero (no bonos ni otro producto) sin hacer ningún descuento o retención, en máximo 30 días calendario contados desde que se ejerce el derecho al retracto.
“El Estatuto del Consumidor es muy generoso para proteger las compras a través de Internet. Allí se encuentran diferentes mecanismos a través de los cuales un consumidor puede pedir una garantía de ejercer una devolución ante el comercio”, señala Morales, de la CCCE. El procedimiento va desde la solicitud directa ante el proveedor del bien o servicio hasta acudir a las autoridades competentes, como la misma Superintendencia de Industria y Comercio.
Claro, tal como sucede en el comercio físico, puede que artículos como la ropa interior no tengan cambio ni devolución por asuntos sanitarios. Las políticas dependen de cada empresa, pero se trata de la excepción, no de la norma.
2. Si compro por Internet en una tienda extranjera no debo pagar impuestos
Muchas personas creen que si hacen una compra por Internet en un establecimiento extranjero, el paquete llegará a la puerta de su casa sin necesidad de trámites aduaneros. ¡Ya quisiéramos! O no, mentiras: le estaríamos causando un grave daño al país.
Lo cierto es que la Dian tiene normas precisas con respecto al ingreso de mercancías como consecuencia de una compra en línea, consignadas en el Decreto 2685 de 1999 y la Resolución 4240 de 2000. Allí se establecen el monto, tamaño, peso, tipo de mercancía y demás condiciones. En este enlace puede encontrar un resumen de las normas.
Tenga en cuenta que, según dichas normas, las labores de recepción y entrega de importaciones por tráfico postal (la modalidad en la que se incluyen las compras por Internet) no son adelantadas por la Dian, sino que están a cargo de la Administración Postal Nacional y las empresas legalmente autorizadas por esta entidad. Las de envíos urgentes se realizan directamente por las empresas de transporte internacional, que tengan licencia del Ministerio de las TIC, como empresas de mensajería especializada.
Morales explica que para los envíos transfronterizos se aplican los ‘minimis’, que es el valor hasta el cual no se aplican procedimientos arancelarios a un producto que entra por courier, mensajería expresa o correo tradicional; dicho valor es de 200 dólares. Entonces, solo se paga una tarifa plana del 10%. El experto de la CCCE señala que empresas como Amazon o los casilleros internacionales tienen claros los procedimientos y las tarifas que se aplican en cada caso, de manera que el proceso a través de ellas es más ágil; en cambio, el proceso de nacionalización puede ser más complejo si el envío no se hace a través de entidades que ya manejen los protocolos de importación de mercancías a Colombia.
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3. No me dan recibo o factura. O los que me dan no sirven para adelantar acciones como pedir un cambio o declarar los impuestos
Acá no hay que decir mucho para que la explicación resulte clara y contundente: “Para todas las compras en Colombia es obligatoria la emisión de factura –sostiene Morales–. De hecho, ya muchas empresas emiten una factura electrónica que se envía al comprador a través de email, que tienen la misma validez legal de una factura física”.
4. Comprar por Internet sale más caro, porque tiene una cantidad de ‘costos ocultos’
Si bien un comprador en línea puede verse obligado a pagar montos adicionales relacionados con la adquisición de un producto (el costo del envío, por ejemplo), el pago que se hace al comercio es el que aparece en la pantalla de su computador o dispositivo móvil cuando se realiza la compra, ni más ni menos.
Morales asegura que los montos de las transacciones y demás corren por cuenta del comercio. Por supuesto, si la compra se paga con tarjeta de crédito, el usuario debe tener claro el valor de los intereses según las cuotas que elija; igual si el pago se hace a través de un operador que cobra una tarifa por dicha transacción. Si se trata de una compra internacional, hay que tener muy clara la TRM del día. Pero el valor que se paga al comercio no tiene ‘costos ocultos’.
5. Comprar por Internet es más barato, porque los comercios no incurren en gastos de inventario o almacenamiento
Es cierto que las empresas que venden a través de Internet no tienen que incurrir en muchos gastos fijos que sí deben pagar los comercios físicos, lo que puede abaratar el costo de un bien o servicio.
Pero, además de eso, un gran atractivo de las compras en línea es que los consumidores tienen una posibilidad más amplia de comparar precios, pues no tienen que ir de un local físico a otro, sino que simplemente se mueven de un sitio en Internet al de sus competidores, por lo que pueden encontrar precios menores más fácilmente. “El comercio electrónico promueve mucho más la competencia que los establecimientos físicos”, afirma Morales.
Pero la experiencia dice que en Internet se pueden encontrar cosas más baratas, al mismo precio o a veces más caras que en el comercio físico.
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6. No puedo comprar por Internet porque no tengo tarjeta de crédito
Eso sería cierto si estuviéramos hablando de hace 15 años. Pero ahora se puede comprar por Internet utilizando diferentes medios de pago: tarjeta de crédito, consignaciones en puntos de pago (como Baloto y Efecty, entre otros), tarjetas de crédito virtuales (que se pueden recargar desde una cuenta de ahorros) y hasta pago contra entrega. Incluso las tarjetas débito en varias instituciones financieras han venido incorporando en el último tiempo códigos CVV como los de las tarjetas de crédito, con el fin de habilitarlas para comercio electrónico. Recuerde el anuncio de BBVA al respecto con el que se beneficiaba a cerca de de 3 millones de clientes del banco hace unos años.
Claro, no todos los comercios ofrecen todas las alternativas de pago, pero tampoco es cierto que no tener tarjeta de crédito frustre el deseo de hacer una compra en línea.
7. Comprar por Internet y el comercio electrónico en general es inseguro
“Las compras por Internet son totalmente seguras; las pasarelas de pago –las empresas que reciben los pagos en línea– deben cumplir con todos los estándares internacionales, que son exigidos por la Superintendencia Financiera de Colombia. La información que se entrega a través de las páginas de compras está encriptada, no se almacena y cumple con todos los protocolos internacionales de seguridad”, asegura Morales.
Sin embargo, de la misma manera como en el mundo físico se pueden encontrar comercios fraudulentos, los usuarios de la red deben ser muy cuidadosos al escoger el lugar en el que realizan sus compras para garantizar que todas las condiciones enunciadas en el párrafo anterior se cumplan.
Hoy, las compras por Internet son una realidad que ni siquiera puede evitar el hecho de no tener una cuenta bancaria o una tarjeta de crédito, pues las alternativas de pago se ajustan a las condiciones del mercado nacional. Y en materia de seguridad, puede ser incluso preferible pagar en línea que salir a la calle con el fajo de billetes o la tarjeta de crédito entre el bolsillo; los riesgos existen en todas partes, pero en la red hay alternativas para controlarlos. Así que no se deje asustar por los mitos y, mejor, disfrute de la realidad.
[su_note note_color=”#FCF3CF” radius=”5″]Este contenido fue desarrollado con apoyo de BBVA, que no ha influido en el enfoque editorial. Entre BBVA e Impacto TIC existen acuerdos comerciales a efectos de comunicar información factual y objetiva enfocada en educación financiera.[/su_note]
Imagen principal: TheDigitalArtist (Pixabay).