Cupido ha cambiado su arco y flecha por un smartphone. Cada 14 de febrero, el amor y la tecnología convergen en un fenómeno que ya es imposible de ignorar: el sexting en Colombia.
En tiempos donde el romance se mide en corazones de WhatsApp y emojis de fueguito, el sexting se ha convertido en la gran revolución del amor moderno. Según el estudio ‘La verdad al desnudo‘ de Kaspersky, el 36 % de los colombianos ya ha enviado nudes a su pareja, demostrando que el “te quiero” de antaño ha evolucionado en un “mira esto” digital. Pero, como siempre, tanto en las dinámicas de relacionamiento sociales como en la tecnología, no todos juegan con las mismas reglas.
Si bien esta es una práctica cada vez más normalizada en las dinámicas sociales, nunca será segura, menos aún para las mujeres. Sin embargo, las personas buscan minimizar algunos riesgos. Mientras que el 33 % de las personas encuestadas cree que no es necesario acordar límites previos antes de compartir contenido íntimo, las estadísticas también revelan que el 40 % no sabe ni cómo proteger esas fotos de posibles filtraciones. Porque, claro, el amor es confianza hasta que deja de serlo.
“El estudio de Kaspersky destaca la creciente normalización del sexting, especialmente entre los más jóvenes, quienes comparten nudes en cantidades cada vez mayores sin considerar las consecuencias a largo plazo, como la pornografía de venganza, que es la difusión no consentida del contenido íntimo de una persona con el objetivo de perjudicarla”, comenta Fabio Assolini, director del Equipo Global de Investigación y Análisis (GReAT) para América Latina en Kaspersky. “Es importante que los usuarios sean conscientes de los riesgos que corren y así, puedan tomar decisiones digitales más informadas”.
No es casualidad que cuando esas nudes terminan en el lugar equivocado, las reacciones son bastante diferentes según el género de la persona afectada. Mientras algunos pueden pasar como campeones de la seducción digital, otras terminan convertidas en blanco de escarnio público, porque, al parecer, en la era digital el deseo sigue teniendo un precio desigual.
El sexting es una práctica atravesada por desigualdades estructurales, donde la autonomía sexual de las mujeres se enfrenta a la vigilancia, el castigo y la violencia digital. Para que realmente sea una práctica de empoderamiento, es necesario que existan garantías de privacidad, consentimiento y equidad en los espacios digitales. La igualdad de género en internet es una fantasía más.
Desde la difusión no consentida hasta el chantaje digital, la línea entre el empoderamiento y la vulnerabilidad es difusa. Y si algo nos ha enseñado la experiencia es que la sociedad tiene una habilidad extraordinaria para olvidar quién comete el delito y concentrarse en culpar a la víctima, “¿quién la mandó a compartir esas fotos?”.
Porque sí, si la foto filtrada es de una mujer, la conversación gira en torno a por qué la envió en primer lugar, no en quién la compartió sin su consentimiento. La pregunta nunca es “¿Por qué violaron su privacidad?”, sino “¿por qué no tuvo más cuidado?”. Y mientras tanto, la cultura del slut-shaming sigue facturando a costa de la dignidad ajena.
Ante algoritmos desiguales, una IA de cuidado feminista
Mientras el mundo se llena de discursos sobre “sexting responsable” y “amor moderno“, también aparecen soluciones como Olimpia IA, una plataforma que ayuda a quienes han sido víctimas de violencia digital. Con Inteligencia Artificial y acompañamiento psicoemocional, legal y digital, esta iniciativa demuestra que, al menos en algunos rincones del internet, hay más preocupación por la justicia que por seguir romantizando la exposición digital desigual.
México vuelve a demostrar su liderazgo en la protección digital con el lanzamiento de Olimp.IA, la primera Inteligencia Artificial creada para asistir a víctimas de violencia digital. Esta herramienta, desarrollada por la organización Defensoras Digitales, bajo el liderazgo de la activista Olimpia Coral Melo, en colaboración con Aurachat.AI y el Frente Nacional por la Sororidad, representa un paso innovador en la lucha contra la violencia en línea.
Olimp.IA está diseñada para atender a víctimas de violencia digital sin que estas tengan que esperar la respuesta de una persona. Disponible las 24 horas del día en 30 idiomas, su función es brindar apoyo inmediato y generar estadísticas de manera automatizada.
Pero la función de Olimp.IA no se limita a la recopilación de datos. Esta Inteligencia Artificial busca llenar el vacío que las defensoras humanas no han podido cubrir debido a la cantidad de solicitudes de ayuda que reciben a diario. No pretende reemplazar el acompañamiento humano, sino servir como un primer contacto para las víctimas, ofreciendo contención y asesoramiento inmediato en casos de violencia digital.
Olimp.IA no solo es una herramienta tecnológica, sino un símbolo de resistencia y avance en la lucha contra la violencia digital. Su implementación marca un hito en el uso de la Inteligencia Artificial con fines sociales, posicionando a México como un referente en la defensa de los derechos digitales.
Si necesitas asesoría o información sobre casos de violencia digital, Olimp.IA está disponible 24/7 a través de un chat de WhatsApp. Para acceder escanee el código QR. Sin embargo, tenga en cuenta que para temas legales funciona con el marco legal de México.
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La ley Olimpia en el marco legal de Colombia
En Colombia, la discusión sobre el sexting y la violencia digital ha cobrado relevancia gracias al proyecto de la Ley Olimpia. Esta iniciativa, impulsada por la representante Ana Rogelia Monsalve con la participación de la activista mexicana Olimpia Coral Melo, busca modificar la Ley 1257 de 2008 y el Código Penal para penalizar la difusión no consentida de contenido íntimo. Actualmente en trámite, la ley busca proteger a las víctimas y prevenir nuevas formas de violencia digital, una problemática que afecta al 60 % de las mujeres entre 18 y 40 años, según el Ministerio TIC. (Conozca qué hacer y dónde denunciar la violencia digital).
A prepararse para sextear
En este contexto, Fundación Karisma abrió su ciclo de formación gratuito sobre sexting. Esta iniciativa, dirigida a organizaciones, colectivas y grupos interesados en derechos sexuales y activismo digital, busca compartir herramientas y experiencias en torno a la sexualidad digital en un espacio seguro y respetuoso. (Inscripciones aquí).
Entonces, en este San Valentín, antes de enviar ese mensaje recuerde, el amor puede ser digital, y las consecuencias son bien reales, porque lo digital es del ‘mundo real’. Y si el romance en la era de la nube nos ha enseñado algo, es que no todos flotan igual cuando la tormenta llega.
Feliz día del amor y la privacidad digital. O al menos, que Cupido tenga la decencia de encriptar sus flechas. En todo caso, antes de sextear, desde Kasperky comparten estos consejos, partiendo siempre desde el diálogo, el consentimiento y los acuerdos (que sí, son susceptibles de romperse):
- Instale en sus dispositivos una solución de ciberseguridad: existen herramientas que se enfocan en salvaguardar documentos y archivos. También evite el acceso remoto a tu equipo.
- Piense antes de compartir: es triste, pero las relaciones terminan y cuando esto sucede, puede ser que no solo te quedes con el corazón roto, sino con la preocupación de qué será de las nudes compartidas. Recuerde que una vez que la foto sale de tu dispositivo, es imposible tener control de cuál será su uso o destino final.
- No almacene fotos íntimas en la nube: recuerde que las cuentas en la nube pueden ser susceptibles a filtraciones de datos o accesos no autorizados. Es recomendable que también revise la configuración de los dispositivos y desactive la sincronización automática de imágenes.
- Almacene sus imágenes en plataformas seguras y cifradas: lo mejor es que esas imágenes que son “solo para sus ojos” estén almacenadas en apps con cifrado de extremo a extremo.