Para los amantes del séptimo arte y de la ciencia ficción, es muy probable que las palabras “smart cities” o territorios inteligentes nos recuerden las ciudades del futuro que vemos en las películas. Automóviles y patinetas que levitan, tráfico que se maneja solo, ciudades gigantescas y extremadamente densas; todos son elementos clásicos.
Sin embargo, puede que estas representaciones artísticas también fomenten una idea de territorio inteligente que no va tan acorde con la realidad. Más allá de los avances tecnológicos, estos territorios deben tener altos estándares de vida y con dispositivos que tienen impactos positivos en las personas. Por esta razón, es interesante evaluar la visión artística de las películas a la luz de lo que entendemos por smart city.
Antes que nada, dejemos clara la definición de smart city o territorio inteligente. Según la última revisión técnica del término, una Ciudad Inteligente “emplea tecnología y datos para incrementar eficiencia, desarrollo económico, sostenibilidad y la calidad de vida de los ciudadanos en áreas urbanas. Inevitablemente, las tecnologías limpias promueven el desarrollo de las ciudades inteligentes que incluyen energía, transporte y salud“.
Y aunque el término es ambicioso y todavía no tiene todos sus estándares fijos, sí es lo bastante claro como para diferenciar unos territorios de otros. Vamos entonces a ver algunos ejemplos de Hollywood en donde vemos verdaderos territorios inteligentes y otros que parecen pero que finalmente no logran serlo.
Las que definitivamente sí son
Her (2013)
Her es una película estrenada en el año 2013 y dirigida por Spike Jonze. El personaje principal, Theodore (Joaquin Phoenix), desarrolla a lo largo de la película una relación con Samantha, una inteligencia artificial y su asistente virtual personal. Her fue nominada 5 veces a los premios Óscar, incluyendo mejor película.
Y aunque sin duda alguna es un filme interesante, su visión del futuro de las ciudades es igual de intrigante. A lo largo de toda la película vemos una ciudad futurista y que combina lo mejor de las ciudades inteligentes. Para empezar, se ven muy pocos automóviles, y lo que predomina es el transporte público y las transacciones sin contacto.
De la misma forma, aunque la ciudad está llena de edificios, podemos apreciar los techos verdes, con paneles solares y que muestran una ciudad sostenible. Pese a la gran densidad de personas, la ciudad no es claustrofóbica. En resumen, la calidad de vida dentro de la ciudad es mucho mayor gracias a la tecnología, sin dejar de lado el medio ambiente.
Yo, robot (2004)
Pasemos ahora a Yo, robot, una película que estrenó en el 2004 y protagonizada por Will Smith. La trama de la película está centrada en el detective Spooner, quien investiga un caso de homicidio y cuyo principal sospechoso es un robot llamado Sunny.
Más allá de la historia –que está inspirada mas no basada en las historias de Isaac Asimov– la película nos muestra Chicago en el año 2035. Para empezar, la conducción autónoma de los carros –eléctricos, por cierto– es la norma, y manejar ‘manualmente’ es de hecho visto como algo inseguro e ineficiente. Esto, entre otras cosas, se refleja en que en la película vemos grandes autopistas subterráneas de alta velocidad que complementan la movilidad de la ciudad.
Adicional a esto, la automatización está presente en todos los rincones. Los robots y asistentes personales son comunes, y dado que son producidos masivamente, muchas personas pueden acceder a la tecnología. “Una frase que tiene Arthur C. Clarke dice que ‘la mejor tecnología no distingue en nada de la magia’ –explica Jorge Garcés, Country Lead de Intel para Colombia–. Los consumidores van a sentir que la tecnología les está invadiendo el día a día y no se están dando cuenta”.
En ambas, Her y Yo, robot, la tecnología parece mágica, y está al servicio de las personas.
Las que parecen, pero no son
Metropolis (1927)
Es difícil hablar de ciudades en el séptimo arte sin mencionar Metropolis. Su director es Fritz Lang, y fue lanzada en 1927. Al tener poco menos de un siglo de antigüedad, su influencia en la representación del futuro ha sido inmensa en todas las artes en general.
La historia contada es la de Freder, un joven privilegiado que se convierte en revolucionario debido a las condiciones en las que existe la ciudad. Aunque hay un grupo privilegiado de personas, gran parte de los ciudadanos están atados a trabajos monótonos que son necesarios para mantener andando a la gran metrópolis.
La ciudad es futurista, pero el panorama es altamente industrializado, y los derechos de ciudadanía solamente existen para un grupo privilegiado. Por esta razón, aunque es la primera gran visión del futuro por medio de las películas, no refleja la verdadera visión de una Ciudad Inteligente.
Minority Report (2002)
Pasamos ahora a una película bastante popular: Minority Report. La película es protagonizada por Tom Cruise y dirigida por Steven Spielberg. La trama está basada en una historia corta de Philip K. Dick, uno de los nombres más importantes en la ciencia ficción.
La película se desarrolla en Washington D.C., una ciudad altamente tecnológica y donde la estadística de crímenes ha bajado a 0%. El secreto para esto son humanos mutados especialmente que pueden ver los crímenes incluso antes de que ocurran.
El dilema, entonces, está en que la tecnología está siendo utilizada para mejorar la vida de algunas personas, pero pero también está siendo utilizada para encerrar ciudadanos que nunca han cometido crímenes. El balance entre las ventajas y el determinismo que pueden ofrecer la tecnología es muy fino, y Minority Report es una de las mejores representaciones de esto.
Las Ciudades Inteligentes siempre mejoran, pero nunca a costa de las libertades ni de la privacidad de los ciudadanos.
Blade Runner 2049 (2017)
Pasemos ahora a un filme bastante reciente: Blade Runner 2049. Esta película fue dirigida por Denis Villeneuve y protagonizada por Ryan Gosling. Al igual que la película de Ridley Scott (Blade Runner, de 1982), Blade Runner 2049 cuenta la historia de un replicante –un robot que luce perfectamente humano– y la realización de su propia mortalidad.
De nuevo, acá vemos la ciudad de Los Ángeles del futuro. Sin embargo, esta es una ciudad oscura, infinitamente masiva en tamaño pero en donde las personas viven incluso sin las necesidades básicas. La ciudad crece enormemente al igual que sus rascacielos, pero los ciudadanos no gozan de ninguna de las ventajas de este crecimiento.
De esta forma, aunque es una ciudad con hologramas y carros voladores, su rápido crecimiento ha significado la desmejoría de la calidad de vida de sus ciudadanos.
Las que definitivamente usan mal la tecnología
1984 (1984)
No podemos hablar de lo que no debería ser una Ciudad Inteligente sin mencionar a 1984. Originalmente un libro escrito por George Orwell, 1984 es la adaptación dirigida por Michael Radford y que fue estrenada precisamente en 1984.
La historia, bien conocida por muchos, trata sobre Winston Smith –un trabajador del gobierno cuya tarea principal es cambiar los libros de historia para que los líderes siempre figuren con una luz positiva–. En esta ciudad y sociedad, incluso el amor está visto con malos ojos, y por eso la relación de Winston con Julia es monitoreada muy de cerca.
Las corporaciones son gigantescas, los humanos viven más que nunca y las ciudades son milimétricamente perfectas. Esto, sin embargo, sucede a costa de la libertad y la privacidad de los ciudadanos, quienes se han acostumbrado a ser monitoreados las 24 horas del día.
De nuevo, las ciudades inteligentes son conectadas y personalizadas para cada territorio, pero esto no debe significar que los ciudadanos deban entregar por completo su privacidad ni su capacidad para pensar libremente.
Gattaca (1997)
Por último, pero no menos importante, tenemos un clásico de la ciencia ficción. Gattaca fue dirigida por Andrew Niccol, y tiene como personajes principales a Ethan Hawke y Jude Law. La película se desarrolla en un futuro donde las modificaciones genéticas se vuelven la norma, y los extraños son las personas que no fueron modificadas antes de nacer.
En esta ciudad de Gattaca existe una jerarquía clara. Las personas con los mejores genes tienen ventajas para reproducción, pueden acceder a los cargos más altos e importantes y también incluso viajar al espacio. Los ciudadanos con genes no tan buenos, sin embargo, tienen que dedicar su vida a realizar trabajos monótonos y a servir a las personas con mejores genes.
Lo grave del asunto es que, dado que estamos hablando de genes, el gobierno restringe a los ciudadanos de las castas más bajas de llegar a lugares importantes, sin tener en cuenta la opinión de las personas. Acá estamos hablando de determinismo puro, de ciudadanos que nacen con un futuro ya puesto delante de ellos y que no pueden hacer casi nada para cambiarlo.
Pese a ser una muy buena película, la ciudad y la sociedad tan restringidas la llevan muy lejos de ser una buena Ciudad Inteligente. Por más que avance la tecnología, es también necesario que esta sea puesta a disposición de los ciudadanos, y no que se imponga bruscamente.
Visiones del futuro
Las diferentes visiones de las ciudades del futuro han alimentado por décadas los guiones de las producciones de cine. Algunos muestran futuros optimistas, mientras que otros optan por entornos más pesimistas.
Sin importar la visión, lo fundamental es saber que estamos precisamente en el proceso de construcción de nuestros territorios, y que de nosotros –empresas, ciudadanos y gobiernos– depende la construcción de nuestro entorno.