El mundo se está moviendo hacia una realidad cada vez más digital y conectada en un ecosistema caracterizado por la alta competitividad. Hoy en día la pantalla del teléfono celular se ha convertido en un gran mostrador en el que los clientes pueden, con unos clics, realizar compras de un sinfín de productos y servicios; incluso más allá de las fronteras nacionales. A esta modalidad de consumo Colombia no es ajena.
La digitalización y la omnicanalidad no son nuevas para los comercios. Lo que vemos hoy es que se han ido convirtiendo en parte de la rutina de la mayoría de los consumidores, que amplían cada vez más la variedad de productos comprados a través de canales digitales (comenzando con libros, pasajes aéreos, electrodomésticos, ropa y ahora también compras en supermercados), al punto que se espera que, en un corto período de tiempo, las compras digitales superen las realizadas por las personas en las tiendas con tarjeta física.
Este tipo de compra ha tenido una gran aceptación por parte de los consumidores y está aquí para quedarse: una investigación de Mastercard en asociación con Kantar publicada en diciembre pasado mostró que Brasil es el líder del consumo en línea en América Latina, seguido por México y Colombia. En promedio, el 15 % de la población compra por medio de comercio electrónico cada 3 días o menos. Otro 21 % compra una vez a la semana y otro 12 % compra al menos una vez cada dos semanas.
Tales cambios de comportamiento traen un desafío para los comercios: ¿cómo saber si quien está haciendo la transacción es el dueño de la tarjeta o si se trata de un defraudador?
Por esta razón, desde el ecosistema financiero tenemos la misión de crear procesos seguros que permitan a los comercios mejorar las tasas de aprobación y reducir el fraude logrando un nivel de desempeño similar al del entorno físico. Nuestro gran desafío como industria es llevar la seguridad de los pagos físicos al entorno en línea. Estas medidas asegurarán que las empresas expandan cada vez más su presencia en línea, contribuyendo también a su expansión en el mercado local.
En esta misión de mejorar el desempeño del mundo digital y combatir el fraude, debemos considerar un componente importante: la experiencia de compra ofrecida a los usuarios debe ser lo más cómoda e intuitivamente posible para evitar el abandono de la transacción.
El mercado aún está probando las mejores estrategias para lograr un buen equilibrio entre las acciones de prevención y seguridad y los sitios web, aplicaciones intuitivas y fáciles de usar. Es un momento crucial para que el comerciante se diferencie de sus competidores. La usabilidad de estas plataformas será un factor decisivo en la competitividad del mercado a partir de ahora.
La respuesta de la industria de pagos
Precisamente para resolver este desafío, EMVCo lanzó un protocolo de seguridad capaz de apoyar el crecimiento del comercio electrónico. En su segunda versión, el protocolo EMV 3DS ofrece un enfoque diferenciado para el comercio digital: se combina el intercambio de datos entre el comercio y el emisor para aumentar la asertividad del proceso de autenticación, lo que resulta en una menor ocurrencia de fraude y mejores niveles de aprobación de compra.
Cabe recordar que EMVCo es una empresa prestadora de servicios de interoperabilidad tecnológica dirigida por la alianza American Express, Discover, JCB, Mastercard, UnionPay y Visa, que busca asegurar que las tarjetas de débito y crédito funcionen en todo el mundo indiferentemente del operador y el país.
En comparación con la primera versión, 3DS 2.0, es capaz de procesar una cantidad de datos 10 veces mayor para cada usuario, además de ser más versátil y con aplicación en dispositivos móviles. Esta es la apuesta principal para que las compras en línea alcancen un nivel de aprobación similar a las practicadas en el entorno físico, cuyo proceso histórico de mejora en sus mecanismos de seguridad ha logrado una tasa de aprobación del 95% en la actualidad.
Hoy Colombia está experimentando un movimiento para acelerar la implementación de EMV 3DS, soportado en un fuerte apoyo de la banca y los comercios, quienes han reconocido los beneficios de la tecnología en los resultados financieros de sus negocios. En este escenario, el protocolo EMV 3DS libera a los comercios de la responsabilidad de fraude.
Al permitir procesos de autenticación profundos e invisibles, 3DS 2.0 garantiza que las tiendas en línea reduzcan la fricción en el proceso de compra, lo que resulta en un entorno más seguro y óptimo para el usuario; uno de los elementos de valor creciente en el mercado.
En este escenario, Mastercard está apostando y trabajando para expandir la adhesión de herramientas de seguridad más sofisticadas fundamentales para garantizar la optimización de los procesos de autenticación de pagos en línea, además de proporcionar mejoras en la experiencia de consumo.