Quibdó vivió un día distinto. Claro entregó oficialmente su nuevo tendido de fibra óptica hacia el departamento, un proyecto prometido desde hace años que por fin entra en operación y empieza a mover tráfico comercial real. Son más de 326 kilómetros que conectan a Quibdó con la red nacional de fibra de Claro, pasando por otros 15 municipios, y que le dan al Chocó una vía de conectividad estable que durante décadas pareció inalcanzable.
El proyecto, que representó una inversión superior a los 10 millones de dólares y se desarrolló durante 18 meses, beneficiará, según Claro, a más de 375.000 habitantes de la región.
“Venimos a entregar hechos, no promesas”, dijo Santiago Pardo, vicepresidente de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de Claro, al presentar el proyecto ante líderes locales y medios de comunicación. La frase impacta porque la comunidad llevaba años reclamando una conexión confiable y porque esta vez el anuncio llegó con cables funcionando, no con planos o intenciones.
El impacto digital –y social– es inmediato. La nueva red reduce la dependencia histórica del departamento respecto al antiguo enlace de TV Azteca, conocido por su fragilidad y caídas prolongadas. La fibra ya recoge tráfico de múltiples antenas móviles en la región, lo que mejora la calidad de navegación y descongestiona los servicios existentes.
Esta entrega se combina con otro anuncio relevante: Quibdó e Istmina ya cuentan con cobertura 5G operativa, con una iluminación amplia de la ciudad que está moviendo una parte importante del tráfico móvil hacia el nuevo estándar. En términos prácticos: descargas más rápidas, menor latencia y alivio para la infraestructura 4G.
De forma complementaria, la compañía habilitó 46 zonas Wifi gratuitas en las comunidades por donde atraviesa la red de fibra óptica de este proyecto, por lo que el impacto del proyecto va más allá de los clientes del operador.
Además de las mejoras técnicas, el proyecto tiene un sentido social. El departamento se ha quedado por fuera de gran parte de las oportunidades que la digitalización abre para educación, salud, gobierno electrónico, banca, comercio y turismo. La nueva red es un habilitador de esa digitalización, del cierre de brechas y de la Transformación Digital: instituciones públicas mejor conectadas, comunicaciones menos vulnerables y un entorno más atractivo para inversión tecnológica y emprendimiento. Si jóvenes de Chocó han logrado éxitos internacionales con todas las limitaciones, el potencial con mejor conectividad es inmenso.
La gobernadora de Chocó Nubia Carolina Córdoba-Curi, gran aliada en esta iniciativa, le dijo a Impacto TIC: “Celebramos este proyecto de fibra óptica porque la conectividad es progreso”. Entre tanto, la ministra TIC Carina Murcia dijo que “la conectividad necesita un propósito, y en el Chocó ese propósito es la educación de niños, niñas y jóvenes. Este proyecto abre oportunidades reales para que los chocoanos se formen, trabajen y se queden en su territorio”.
Claro reconoce, sin embargo, que el trabajo no está completo. La conectividad hacia la zona turística del Pacífico –Nuquí y Bahía Solano– sigue siendo un desafío. La compañía asegura estar evaluando rutas y soluciones para mejorar la estabilidad allí, donde el turismo ecológico depende cada vez más de transacciones digitales como pagos y servicios en línea.
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Un proyecto que atravesó selvas, servidumbres y riesgos de seguridad
Detrás del lanzamiento y el ‘momento feliz’ de una promesa cumplida hay una historia de territorio, específicamente de Chocó pero replicada en muchas zonas del país, y que explica por qué tantos esfuerzos públicos y privados no han sido suficientes para conectar a toda Colombia.
La fibra no llegó por autopistas: avanzó a través de comunidades remotas, negociaciones complejas y zonas donde grupos armados son enemigos del progreso.
Uno de los protagonistas de este proyecto es Jorge Andrés Pardo, quien caminó veredas, explicó el proyecto a líderes locales y negoció servidumbres para permitir el paso del cable y abrir el paso al tendido de la fibra y el despliegue de infraestructura.
En ese recorrido enfrentó obstáculos poco visibles desde las sedes corporativas –y desde el lado de los usuarios, funcionarios y periodistas en las ciudades–. Pardo debió sortear desde líderes comunitarios que buscaban beneficios económicos personales a costa de su gente, hasta amenazas y episodios de extorsión.
En una de las jornadas, en agosto pasado, Pardo terminó en una patrulla junto al delincuente recién capturado, miembro de un grupo delincuencial, que él mismo había ayudado a identificar durante el despliegue porque llevaba meses amenazando y exigiendo dinero. “Cuando volteé y vi a Batman sentado al lado mío en la camioneta, pensé: esto no lo cuentan en los manuales”, relató entre risas nerviosas ante sus compañeros.
Ese momento resume lo que significó este proyecto para el equipo en campo: riesgo, presión, noches sin señal, apagones temporales, sacrificios familiares y trabajo coordinado con el Ejército y la Policía para seguir adelante.
También deja un mensaje contundente sobre el país: conectar territorios apartados implica vencer barreras geográficas, institucionales y de seguridad.
Por ello, Rodrigo de Gusmao, presidente de Claro Colombia, destacó en sus palabras a las autoridades civiles y militares, sin las cuales habría sido imposible llegar a buen puerto. “Hace poco más de un año anunciamos este proyecto y hoy es una realidad, Chocó ya está conectado a nuestra red de fibra óptica. Gracias al trabajo comprometido de nuestro equipo de ingeniería y al acompañamiento del Gobierno Nacional y departamental, logramos llevar esta tecnología a Quibdó para fortalecer nuestros servicios móviles, impulsar el desarrollo del territorio y mejorar la calidad de vida de las personas”, afirmó de Gusmao.
Una nueva etapa para el Chocó digital
Con la fibra en servicio, el cubrimiento total de 4G y el despegue de 5G, el departamento entra en una nueva etapa. El tráfico gana estabilidad, la región suma redundancia, y Quibdó empieza a contar con una infraestructura capaz de sostener mayor cobertura y nuevas capacidades móviles en el corto plazo.
El proyecto es un paso más hacia el cierre de la brecha digital en Chocó. Y, si el sector público, las empresas, las instituciones educativas y las personas saben aprovecharlo, podría abrir campo a proyectos de educación en línea, telemedicina, inclusión financiera, turismo sostenible y emprendimiento digital.
