OPINIÓN

De la mano extendida a la mesa de negociación: El nuevo paradigma de cooperación internacional para las organizaciones colombianas



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Colombia ya no es solo un país receptor, es un socio en la cooperación regional y mundial, así lo asegura la ONU. En la columna de opinión de Andrea Navas Calixto aborda el nuevo paradigma para las organizaciones colombianas desde la construcción de soluciones para el cierre de brechas y el desarrollo sostenible.

Publicado el 15 de sept de 2025

Colaboradores

Andrea Navas Calixto, Líder en Gestión de Investigación, Ciencia, Tecnología e Innovación. Vicerrectora de Investigación y Extensión de Unicomfacauca



Colombia ya no es solo un país receptor, es un socio en la cooperación regional y mundial, asegura la ONU
Colombia ya no es solo un país receptor, es un socio en la cooperación regional y mundial, asegura la ONU

La noticia de que Colombia, a ojos de las Naciones Unidas, se consolida como un “socio estratégico” en lugar de un mero “receptor de ayuda”, es mucho más que un titular diplomático. Es un sismo que debe sacudir los cimientos de cómo las organizaciones colombianas—sean centros de investigación, ONG sociales, colectivos culturales o fundaciones— nos hemos concebido y presentado ante el mundo durante décadas. Este reconocimiento oficial no es una simple palmada en la espalda; es una invitación urgente y un desafío ineludible a realizar el cambio de chip más importante de nuestra historia reciente en cooperación internacional.

Durante años, hemos perfeccionado un discurso basado en la carencia. Nuestras propuestas de proyectos, escritas con la urgencia de la necesidad, han sido un inventario de nuestras dificultades: la violencia, la desigualdad, la deforestación, la falta de oportunidades. Hemos aprendido a narrar nuestras heridas para justificar la ayuda, convirtiéndonos en expertos en diagnosticar el problema. Esta lógica, si bien necesaria en su momento, nos ha mantenido en una posición de dependencia, en una relación vertical donde uno pide y el otro concede.

La declaración de la ONU y el liderazgo de la Agencia Presidencial de Cooperación (APC) en la Cooperación Sur-Sur nos dicen que ese modelo ha caducado. El mundo ya no solo ve nuestras cicatrices; ahora reconoce la fortaleza, la resiliencia y la sabiduría que hemos construido a partir de ellas. Y es aquí donde surge la gran pregunta que debemos hacernos en cada junta directiva, en cada equipo de formulación de proyectos: Si ya no solo pedimos, ¿qué ofrecemos?

Este es el núcleo del nuevo paradigma: pasar de una negociación basada en la necesidad a una negociación gana-gana basada en el valor.

En este nuevo escenario, las Universidades y Centros de Investigación llevamos ventaja a las otras organizaciones financiadas por la cooperación internacional, dado que nuestro enfoque principal nunca se ha basado en la carencia, sino en la calidad cientificotécnica. En este nuevo paradigma debemos de pasar de ser ejecutores de alta calidad en agendas de investigación definidas por el Norte Global, a ser arquitectos de nuevas agendas de conocimiento con relevancia global.

Las universidades y centros de investigación podemos tener un rol clave para enseñar y catalizar este cambio a través de su experiencia:

  1. Enseñar a “empaquetar” el valor científico: No basta con tener una publicación científica en una revista Q1. Se debe enseñar a los investigadores a:
    • Traducir hallazgos: Convertir un descubrimiento técnico en una solución aplicable, un modelo replicable o una recomendación de política pública.
    • Formular proyectos de “oferta”: Diseñar propuestas que no digan “necesitamos fondos para investigar X“, sino “tenemos un modelo validado para resolver Y, y buscamos socios para escalarlo o adaptarlo a otros contextos“.
    • Negociación y propiedad intelectual: Capacitar en cómo negociar acuerdos de colaboración donde el conocimiento y los datos generados en Colombia se reconozcan como un activo valioso, asegurando una co-propiedad justa de los resultados.
  2. Fomentar la Apropiación Social del Conocimiento (ASC) para soluciones integrales: Los grandes desafíos globales —como la crisis climática, la seguridad alimentaria y la salud pública— requieren respuestas que trasciendan fronteras disciplinarias y culturales. En este sentido, las universidades colombianas pueden constituirse en nodos de cooperación internacional a través de “laboratorios de co-creación” o que articulen ciencias naturales, ingenierías, ciencias sociales, artes y humanidades con soluciones que ya existen en los territorios (conocimientos ancestral y tradicionales, prácticas comunitarias de resiliencia, etc.). Los procesos de Apropiación Social del Conocimiento son uno de los activos colombianos más poderosos, “tipo exportación” para la cooperación internacional contemporánea.
  3. Ser agentes proactivos y no reactivos: En lugar de solo escanear convocatorias abiertas, las universidades y centros de investigación debemos anticipar problemas globales y proponer proactivamente consorcios internacionales para abordarlos, posicionando a Colombia como el lugar ideal para liderar las investigaciones por su experiencia y contexto único (por ejemplo, en enfermedades tropicales, gestión de ecosistemas páramos o construcción de paz).

El esfuerzo de la transformación: Nuevas capacidades para un nuevo rol

Este cambio de paradigma no es automático. Requiere un esfuerzo consciente y estratégico por parte de todas las organizaciones:

  • Reaprender a comunicar: Nuestros portafolios y propuestas ya no pueden empezar con “necesitamos”. Deben empezar con “ofrecemos”. Debemos aprender a sistematizar nuestras experiencias, a empaquetar nuestras metodologías y a cuantificar nuestro impacto no solo en términos de beneficiarios, sino en términos de conocimiento transferible.
  • Desarrollar capacidades de negociación: Ya no se trata de aceptar términos de referencia, sino de co-crearlos. Esto implica desarrollar habilidades de negociación estratégica, valoración de activos intangibles (como el conocimiento) y construcción de alianzas horizontales donde somos socios, no simplemente ejecutores.
  • Mirar hacia el Sur: La Cooperación Sur-Sur es la principal arena para este nuevo rol. Debemos activamente buscar alianzas con organizaciones de Asia, África y otras partes de América Latina, entendiendo que compartimos retos similares y que nuestras soluciones pueden ser más pertinentes y eficaces que las importadas del Norte Global.

En conclusión, la noticia de la APC nos obliga a mirarnos al espejo y reconocer que la mano que antes se extendía para recibir ahora tiene el conocimiento y la experiencia para aportar, para enseñar y para liderar. El futuro de la sostenibilidad de nuestras organizaciones no dependerá de qué tan bien describamos nuestros problemas, sino de qué tan convincentemente ofrezcamos nuestras soluciones. Nuestro norte, como bien dice el lema, es y debe ser el Sur. Y en ese Sur, Colombia ya no es un estudiante, sino un maestro.

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