La comunicación es una característica fundamental de nuestra existencia. Interactuar con los otros es natural y necesario porque somos animales sociales. Sin la comunicación, seguramente no tendríamos salud mental ni física. Ocurre en todos los escenarios de nuestra vida, aunque no siempre de una manera sana. Aquí está la raíz de un problema crucial que aqueja a muchas empresas: la comunicación mal enfocada entre sus empleados y departamentos. ¿Por qué es tan importante?
Cuando hay problemas de comunicación en una empresa, los proyectos, la productividad y el rendimiento se ven afectados; se dan retrasos, pérdida de recursos e incluso un ambiente de malestar. La clave para tratar estos inconvenientes es propiciar conversaciones críticas positivas.
Una conversación es crítica si cumple una o más de estas condiciones: se manifiestan opiniones distintas o diferentes, hay resultados claves sobre factores valiosos o se dan emociones potentes. Este tipo de conversaciones abunda en el campo laboral y las respuestas más comunes en estos diálogos son guardar silencio o entrar en una disputa con el fin de ganar la discusión sin resolver el tema. Estos 2 escenarios son catastróficos para el desarrollo de proyectos saludables y para generar un buen ambiente laboral.
Las conversaciones críticas mal encaminadas ocurren muchas veces espontáneamente, afectan a todos los empleados y su impacto es tan poderoso que tiene efectos en el cuerpo. Las glándulas suprarrenales (o adrenales), que están ubicadas encima de los riñones, son las encargadas de liberal adrenalina y cortisol, 2 hormonas que cambian nuestro comportamiento y el estado de nuestro cuerpo.
Cuando una conversación crítica va por mal camino, nos sentimos con un hervor interno: nuestras glándulas están liberando adrenalina y cortisol (hormona del estrés). Entonces, nuestro cuerpo entra en estado de alerta y el cerebro envía la orden de desviar la sangre a lugares no esenciales como respuesta a una confrontación.
En inglés,a esto se le llama fight-or-fly, es decir, luchar o huir, y estas son las 2 maneras negativas de reaccionar en una conversación crítica: evitarla o enfrentarla de manera hostil y negativa. Recomiendo tomar una tercera opción, es decir, abordarlas de la manera más adecuada.
De las 2 primeras maneras de actuar solo puedo decir que tienen el mismo resultado indeseado, y si se toman, es necesario afrontar las consecuencias que conllevan, como mostrar el peor comportamiento en una comunicación. Voy a ofrecerles 2 consejos para que puedan adquirir las habilidades adecuadas y manejar las conversaciones críticas de manera satisfactoria:
- Crear un espacio seguro donde la gente pueda dar su opinión de manera tranquila y haya un diálogo común con el fin de buscar soluciones, mejorar el ambiente. Esto, además, tiene el beneficio extra de que así se pueden tener distintas perspectivas del problema que antes no tenían los demás participantes. Este ambiente sano de comunicación fomentará un diálogo productivo entre empleados y departamentos.
- A este consejo lo llamo empezar por el corazón: debemos preguntarnos ¿qué quiero de verdad de esta conversación? ¿Quiero ganar una batalla o encontrar una solución? Estas preguntas nos hacen replantear nuestros deseos a la hora de dialogar y nos predisponen de manera positiva a que la comunicación sea constructiva. Si quiero que la conversación sea buena, ya he avanzado un gran trecho para que así lo sea.
Evaluar y resolver los problemas de comunicación en una empresa es una solución sorprendente para la baja productividad y el mal ambiente laboral. Hablar y escuchar bien, de manera constructiva y comprensiva, puede hacer que una empresa deje de ser un desastre y se convierta en un proyecto exitoso. Piensa antes de hablar, escucha con tranquilidad y valora los aportes de los otros. Esta es la clave.
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