Muchas personas sienten que sus vidas no tienen un rumbo, ya sea en el aspecto profesional o personal. Entonces, para guiar su viaje, fijan una ‘Estrella del Norte’ en una o varias metas. Hasta aquí todo está bien: hay un destino y parece que el camino está definido. Sin embargo, estos viajeros descubren que ese norte es más lejano de lo que parece y arribar se torna una fantasía. ¿Por qué pasó esto? ¿En qué fallaron nuestros viajeros?
El futuro está cubierto por una densa niebla. Todo lo que organicemos en el presente estará sujeto a la contingencia o, en otras palabras, a lo impredecible. Una meta es un futuro deseado que solo ocurrirá con la ayuda de nuestra intervención. Cabe agregar que las metas no son solo objetivos que aspiramos alcanzar y completar, sino que también son propósitos que nos hacen replantear nuestras acciones, nos ayudan a conocer nuestras ambiciones y su tamaño.
Podemos definir las metas en función del tiempo (que siempre es un factor crucial en cualquier meta y puede variar en duración) o su naturaleza misma (personal, laboral, de carrera o de equipo). Es crucial no apresurarse a buscar una meta sin conocerla; por el contrario, es importante estudiarla y analizar el camino que se seguirá para lograrla.
La medición es un factor que nos ayudará a que su cumplimiento se lleve a cabo óptimamente. Entonces, si medimos una meta individual o grupal de manera adecuada, entenderemos el plan de acción que debemos desarrollar. Ahora el camino tiene distancias marcadas. El método Smart es de gran utilidad para la definición de metas. Sin ahondar mucho en él, este acrónimo no solo nos propone que una meta debe ser medible, sino también específica, alcanzable, relevante y con un límite de tiempo.
Smart traduce literalmente ‘inteligente’ o ‘listo’, pero en el mundo de las metodologías también es el acrónimo en inglés para específico (specific), medible (measurable), alcanzable (achievable), relevante (relevant) y acotado en tiempo (timely o time based).
Si lo que queremos es organizar las metas de una manera realista y de tal forma en que podamos construir una ruta navegable. Yo opto por una organización desde lo pequeño a lo grande. En el método TIGER que diseñé meticulosamente como una forma de crecimiento personal y, a su vez, profesional, las pequeñas acciones tienen grandes resultados. Por lo tanto, para alcanzar una meta grande de larga duración, empezamos por metas pequeñas en tiempos cortos.
Un año lo dividimos en meses, luego en semanas y, finalmente, en nuestras acciones diarias que nos ayudarán a alcanzar esa gran meta. Este proceso de ordenamiento no solo nos permite entender el plan de acción, sino que también nos hace reflexionar sobre nuestra conducta a nivel personal, porque para un TIGER el cambio proviene desde acciones cotidianas con la meta constante de mejorar.
Esta es la mayor enseñanza que puedo dejar sobre las metas: siempre mejorar desde el interior hacia el exterior para caminar por la senda de las metas con el mejor paso.