¿Robots que generan emociones y cuidan a sus usuarios? Sí, ya están aquí

Los robots personales más que una herramienta, son amigos para las familias. Conoce ejemplos de robot que ayudan a niños a aprender lenguaje o que sirven para cuidar la salud.

Publicado el 01 Jun 2018

Foto: Personal Robots Group- MIT

La imagen que conocemos de la relación de los robots con los humanos, en buena parte gracias a la ciencia ficción, es la de unos agentes de compañía. RTD2 o C3PO eran sobre todo robots personales. ¿Qué pasó con eso?

En su intervención en #ANDISummit2018, el investigador de robots personales en el MIT Media Lab Pedro Reynolds-Cuéllar mencionó que, por el contrario, lo que hoy sobresale son robots que van Marte, al fondo del océano o incluso para la guerra, todos con un poder cognitivo muy amplio, pero con carencias sociales y emocionales, totalmente alejados de las personas y en especial de la familia.

Dejar entrar robots a los hogares

Sin lugar a dudas esto ya sucede, y no en vano la aspiradora Roomba es uno de los robots más vendidos en el mundo. Sin embargo, Reynolds destaca que lo más importante en un hogar es la familia, y para que un robot sea inteligente necesita no solo la capacidad de procesamiento de información cognitiva, sino una capacidad de percepción más allá de la información. “Debe poder percibir las emociones de una persona, cuáles son las señales emocionales de una persona”, dice.

Reynolds explica que los ‘robots personales’ deben tener la capacidad de aprender en términos humanos como lo hace un niño, a través de la interacción social. Y en ese sentido, “un sistema inteligente debería poder construir una relación de confianza con una persona, que el usuario sienta que el beneficio de su familia es prioridad de ese sistema inteligente. Es lo que proponemos desde la robótica social”.

Un aspecto que Reynlods destacó que lo que la robótica social busca es empoderar, apoyar, aumentar y complementar la capacidad humana. Algo que se evidencia en los ejemplos que presentó durante su conferencia durante el ANDI Summit 2018.

Uno de ellos es Jibo, el primer robot personal para la familia que es un compañero. Explicó que Jibo tiene una personalidad, la cual se puede personalizar, y él mismo puede elevar su felicidad y tristeza. “La personificación del robot tiene un impacto sicológico, emocional y social que otros agentes como Alexa no tienen”.

Por otro lado, es la primera plataforma que les permite a los desarrolladores generar situaciones que la familia puede disfrutar. Por ejemplo, ya hay integraciones con Spotify. También se conecta con plataformas de educación de código abierto como Scratch.

Robots para cuidar la salud

Los robots para el cuidado de la salud están mejorando considerablemente porque, en el caso de Mabu, se convierten en un compañero para la persona. Mabu ofrece un apoyo sicológico, prioriza ayudar a la persona cuando no se está sintiendo bien; mantiene sus objetivos en línea, enviándole recordatorios y siendo productivo, y a través de la interacción genera una relación.
Gigantes como Amazon ya trabajan en diferentes soluciones como Alexa, pero una de sus grandes deficiencias es precisamente la falta de personalidad. Con seguridad, son limitaciones que se irán resolviendo, porque hay una necesidad a raíz de la disparidad entre la oferta de proveedores médicos y pacientes con enfermedades crónicas. “Hay una oportunidad importante para este problema, no para reemplazar al proveedor sino para hacer el trabajo el proveedor mucho más fácil, para que puedan atender más pacientes“, dijo Reynolds.

‘Storytelling’ con robots para mejorar el lenguaje de los niños

Otro campo importante es el de la educación y cómo los robots pueden ayudar a que los niños a mejoren su vocabulario o alfabetizarse de forma más eficiente, siendo compañeros de historias –que cuentan y escuchan historias–.
Reynolds compartió un experimento de 8 sesiones en el que se incluyeron 2 robots de distinto tipo: uno que se comportaba como un amigo, que era (se mostraba) curioso y otro que era un tutor, más plano.
Los resultados fueron muy positivos. Por un lado, los niños que compartieron con el robot que se comportaba como un amigo tuvieron una mejora más sustancial en su vocabulario, a diferencia de los niños que estaban con el robot tutor. Por otro lado, además de aprender palabras, el experimento abordó habilidades que no son de contenido, como la curiosidad.

Tenían un robot que se mostraba curioso buscando elementos en una tablet y otro que solo preguntaba por los elementos. Se dieron cuenta que los niños consistentemente imitan el comportamiento del robot, y arrojaron resultados muy altos en las métricas de curiosidad. “Hay una ganancia cuando el niño interactúa con un robot en comparación a una tablet”.

¿Por qué hacer esto? Porque “la inversión en educación temprana es una de las que brindan mayor retorno. El aprendizaje, el dominio sobre la primera lengua es uno de los indicadores del éxito que una persona va a tener como profesional”, responde Reynolds, y agrega que, además, estos agentes están dispuestos a responder a la curiosidad del niño.

Reynolds citó el ejemplo de la carta ‘To Siri with love’, en el que una mamá habla de la importancia del asistente de voz para su hijo con autismo. Siri siempre estaba ahí y le ayudaba a comunicarse. Y si bien una de las barreras técnicas para la llegada del robot a los hogares es el procesamiento de la voz de los niños, para esta mamá eso fue una ventaja, porque hacía que el niño mejorara su habla para comunicarse con Siri.

Entonces, además de ayudar en temas puntuales como aprender palabras o mejorar su vocalización, “muchos de los padres de familia reportan cambios de comportamiento de los niños luego de compartir con estos agentes”. Por ejemplo, son más curiosos.

¿Qué pasa cuando un niño está en relación con un agente que siempre tiene respuestas y preguntas para todo? Los resultados, según las investigaciones y el trabajo de Reynolds, son positivos porque la curiosidad no termina. Mientras que hay padres de familia que no están en disposición de responder siempre a los hijos y de hablar con ellos, estos agentes sí están ahí y no se cansan.
“Estos agentes no se van a ir, al contrario, ya están con nosotros y van a ir llegando más seguido. La invitación es integrarlos desde un punto de vista de responsabilidad cívica y humanística”.
Vean la conferencia ‘Hogares del futuro: conviviendo con robots e Inteligencia Artificial’:

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Sandra Defelipe Díaz

Soy periodista, productora, formadora y emprendedora digital, y tengo el orgullo de ser la integrante más antigua de Impacto TIC, lo que ha hecho que este sea mi principal espacio de formación continua. También les tengo historias de capoeira, cultura y de Tenjo, Cundinamarca. Sandra fue periodista de Impacto TIC desde antes de su fundación hasta 2022, y sigue colaborando.

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