Mientras el ecosistema empresarial corporativo de Colombia navega una ola de optimismo tecnológico, con proyecciones de gasto mundial en TI que superarán los 5.700 millones de dólares en 2025 según IDC, la base de la pirámide económica del país enfrenta una realidad desconectada. Un reciente estudio de la Universidad del Rosario revela que, aunque la inversión en tecnología es vista como el motor de la competitividad, la gran mayoría de los micronegocios colombianos —que representan el 93,7 % del tejido empresarial— siguen atrapados en brechas de productividad por la falta de adopción digital y capacidad organizativa.
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La paradoja de la inversión: Optimismo vs. Realidad
El panorama tecnológico en Colombia vive un momento crucial. En entrevista con Impacto TIC, Juan Carlos Villate, gerente general de IDC Colombia, explicaba que existe un “optimismo en la inversión” donde las compañías, pese a un crecimiento económico moderado, están demostrando resiliencia al apostar por la tecnología como pilar fundamental y advirtió que el riesgo de no acelerar es “quedarse rezagados ante la rápida evolución tecnológica global“, especialmente en sectores como el financiero y el de salud.
Sin embargo, el informe ‘La productividad de los micronegocios colombianos‘, presentado este diciembre por el Laboratorio Empresarial de Productividad y Competitividad (LabE) de la Universidad del Rosario, pone los pies en la tierra: esa sofisticación tecnológica no está permeando la base.
El estudio evidencia que las brechas estructurales son profundas. La productividad en Colombia es altamente heterogénea y depende radicalmente del código postal y del sector. Mientras departamentos como Antioquia, Bogotá y Valle del Cauca lideran en eficiencia, regiones como Cauca, Sucre y Chocó enfrentan rezagos severos.
“En Colombia persisten desigualdades productivas significativas entre regiones. Estas brechas condicionan la capacidad de los territorios para generar crecimiento y bienestar”, afirma Fernando Cárdenas, investigador socio de Lift e investigador de LabE.
Esta desigualdad se replica a nivel sectorial. Las actividades intensivas en conocimiento (información, comunicaciones, servicios profesionales) concentran la alta productividad, dejando atrás a la agricultura y manufactura tradicional. Jhon Sebastián Villareal, investigador de LabE, señala que esto “revela que la estructura productiva del país sigue mostrando rezagos en sectores de menor sofisticación tecnológica”.
El abismo del 10%: El correo electrónico como indicador de supervivencia
Uno de los hallazgos más relevantes del informe sobre la brecha digital es el uso del correo electrónico como proxy de conectividad. Apenas el 10,88 % de los micronegocios encuestados reportan uso de correo electrónico, una herramienta considerada básica en la economía moderna.
El impacto de esta simple herramienta digital es masivo en la facturación y eficiencia:
- Productividad laboral: Los negocios con correo electrónico generan una mediana de 14,8 millones de pesos por trabajador al año, frente a solo 10,8 millones de quienes no lo usan.
- Ventas: La diferencia en ventas medianas es de 17 millones (conectados) contra 12 millones (desconectados).
El estudio concluye que “la conectividad digital, medida a través del uso de correo electrónico, se asocia con mejores niveles de productividad laboral y TFP, confirmando la importancia de la digitalización como palanca de eficiencia”.
Sectores: La brecha entre lo tradicional y lo tecnológico
La desigualdad productiva en Colombia tiene un rostro sectorial definido por la tecnología. Mientras sectores tradicionales como la Agricultura presentan los niveles más bajos de eficiencia (TFP de 1,01 y alta dispersión en ventas), el sector de Información y Comunicaciones se erige como un faro de lo que es posible lograr.
Este sector tecnológico no solo lidera en ventas medianas (19 millones) , sino que muestra una eficiencia (TFP) un 11 % superior a la mediana nacional. Esto demuestra que las actividades intensivas en conocimiento y tecnología logran “aprovechar mejor sus factores de producción“, creando una brecha estructural difícil de cerrar para los micronegocios análogos.
El ‘Salto Digital’: La fórmula de la eficiencia
El hallazgo más revelador del estudio para el sector tecnológico es la correlación directa entre herramientas digitales y escala. El informe detalla que la combinación de conectividad digital y una estructura de más de dos empleados genera “saltos importantes” en la productividad.
“Los micronegocios con conectividad digital y con más de dos empleados muestran saltos significativos en productividad. La adopción de tecnologías básicas y una estructura organizativa mínima permiten aprovechar mejor el trabajo y mejorar la eficiencia”, explica Quimbaya, investigador de LabE.
Las empresas que integran tecnologías como la nube o la IA optimizan procesos y reducen costos operativos. El problema radica en que, para el micronegocio promedio, el desafío no es implementar Inteligencia Artificial avanzada, sino lograr esa “adopción tecnológica básica” que menciona el estudio.
La desconexión entre el auge de inversión TI en la punta de la pirámide y el rezago en la base exige una estrategia integral. Si bien el sector financiero y las Fintech lideran la transformación con conceptos como Open Banking, los micronegocios requieren incentivos diferentes.
Andrés García-Suaza, vocero del estudio, es enfático en la solución:“Las brechas observadas evidencian que, sin una estrategia integral, los micronegocios seguirán enfrentando barreras para crecer. Políticas diferenciadas por territorio y sector, incentivos a la formación técnica, apoyo a la digitalización y esquemas que fomenten la formalización son esenciales”.
Para que Colombia no solo crezca en cifras de inversión tecnológica macro, sino en bienestar real, la tecnología debe dejar de ser un lujo de las grandes corporaciones y convertirse en la herramienta diaria del 93 % de los empresarios del país.









