En el mundo digital actual, las empresas enfrentan una realidad ineludible: la ciberseguridad nunca ha sido opcional. Según el informe de PwC Digital Trust Insights 2024, el 49 % de los líderes empresariales globales priorizan la modernización de infraestructura cibernética como una necesidad estratégica, mientras que el 46 % en Colombia opta por optimizar las inversiones existentes. Estos datos reflejan una tendencia clara: la ciberseguridad debe ser efectiva, como un pilar estratégico en las organizaciones.
Sin embargo, el reto va más allá de asignar presupuestos o adquirir herramientas tecnológicas. Construir una hoja de ruta de ciberseguridad efectiva y robusta implica planificación, previsión y una colaboración transversal entre equipos. En palabras de Mateo Díaz, Gerente de Ventas de BeyondTrust para Latinoamérica, “en ciberseguridad, todos son responsables y deben tener voz”. Pero, ¿cómo lograr un enfoque verdaderamente efectivo?
Los cinco pilares de una estrategia de ciberseguridad efectiva
1. Enfocarse en problemas, no en soluciones inmediatas
El primer error común es buscar herramientas antes de entender los problemas. Por ejemplo, ante controles débiles en cuentas privilegiadas, las empresas deben analizar sus procesos y simplificar su estructura de seguridad antes de recurrir a tecnología específica. Este análisis garantiza que las soluciones implementadas respondan a necesidades reales y no sean inversiones precipitadas.
2. Cambiar procesos antes de implementar tecnología
La tecnología debe adaptarse a la organización, no al revés. Cambiar procesos implica más que capacitación; requiere un cambio cultural que facilite la adopción de nuevas prácticas. Solo así, la tecnología puede ofrecer un retorno tangible. Según Díaz, “las personas, los procesos y la tecnología deben trabajar en armonía”.
3. Validar requisitos de forma continua
Involucrar a los equipos desde el inicio permite identificar necesidades específicas y alinear la estrategia con los objetivos de negocio. Esto no solo reduce resistencias, sino que también facilita el diseño de indicadores clave de rendimiento (KPIs) para medir el éxito a largo plazo.
4. Integrar la ciberseguridad al negocio
La ciberseguridad no es un complemento, sino una necesidad operativa. Desde cumplir normativas hasta garantizar la continuidad del negocio, este enfoque holístico transforma la percepción de la seguridad como un costo hacia un activo estratégico que protege la reputación y competitividad de las empresas.
5. Monitoreo y mejora constante
El panorama de amenazas evoluciona rápidamente. Las empresas deben evaluar constantemente sus estrategias e implementar ajustes para enfrentar nuevas amenazas y cumplir con regulaciones emergentes. Este monitoreo proactivo asegura que las soluciones sigan siendo efectivas y alineadas con los objetivos.
¿Qué harías si mañana sufres un ataque informático?
Si bien prevenir es clave, estar preparado para enfrentar incidentes es igual de crítico. Según el Informe de Amenazas de Fortinet, Latinoamérica experimentó un aumento del 38 % en ciberataques durante la primera mitad de 2023, con más de 137 mil millones de intentos. Ante esta realidad, los simulacros de crisis cibernética se convierten en una herramienta invaluable.
Estos ejercicios permiten a las empresas simular ataques en un entorno controlado, enfrentando escenarios como ransomware o phishing. Según Mauricio Gálvez, Gerente de Ciberseguridad de TIVIT, “no se trata de si una empresa será atacada, sino de cuándo”. Los simulacros no solo evalúan la rapidez de respuesta, sino también la coordinación entre equipos, la efectividad de las medidas de contención y la gestión de la comunicación externa.
Cómo implementar un simulacro de ciberseguridad efectivo
- Definir objetivos y alcance: Establecer metas claras, como evaluar la toma de decisiones o probar medidas de contención.
- Crear escenarios realistas: Basados en las amenazas más comunes del sector.
- Ejecución en tiempo real: Involucrando a equipos internos y áreas clave, como comunicación corporativa.
- Evaluación post-simulacro: Identificar brechas y elaborar recomendaciones.
- Entrenamiento continuo: Adaptar los ejercicios a las nuevas amenazas y asegurar la mejora continua.
La ciberseguridad efectiva no se construye con soluciones genéricas ni decisiones apresuradas. Requiere un enfoque integral que combine previsión, colaboración y mejora constante. Como advierte Díaz, “los ciberataques son inevitables, pero estar preparados marca la diferencia”.
Invertir en estrategias bien diseñadas y simulacros regulares no solo protege los activos digitales, sino que también refuerza la resiliencia organizacional. En un mundo donde la ciberseguridad es sinónimo de competitividad, anticiparse no es una opción, es una necesidad.