En un mundo cada vez más digitalizado, la protección de datos personales es más importante que nunca pues mientras que las empresas buscan capitalizar la información, los ciudadanos luchan por preservar su privacidad. En Colombia, esta problemática se agudiza con un ingrediente adicional: el aumento de los ciberataques.
La Superintendencia de Industria y Comercio recibe más de 2.300 quejas mensuales por violaciones al régimen de protección de datos, confirmando que la información personal se está tratando como una mercancía intercambiable, vulnerando así la Ley 1581 de 2012 que protege este derecho fundamental.
“La información personal no podrá ser obtenida o divulgada sin previa autorización”, recuerda la ley colombiana, basada en el principio de libertad para el tratamiento de datos.
Colombia bajo ataque:
El Panorama de Ciberseguridad en Colombia 2023 de LinkTIC revela una realidad alarmante pues Bogotá lidera el ranking de ciudades con mayor número de ciberataques (31 %), seguida por Medellín (8 %) y Cundinamarca (7 %).
Un situación deon la violación de datos personales ocupa el segundo lugar entre los ciberdelitos más denunciados (4.705 casos), solo superado por el hurto por medios informáticos (9.573 casos).
“Las empresas enfrentan un desafío importante: integrar la ciberseguridad como un pilar central de su estrategia”, afirma Carlos Honorato, gerente de Orión. “La inversión, capacitación y nuevos enfoques, como ‘Zero Trust’, serán esenciales para proteger los activos digitales”.
¿Commodities o Derechos?
La analogía entre los datos personales y los “commodities” plantea un debate ético pues sí los datos se tratan como simples mercancías estos:
- Perderían su carácter único y personal, convirtiéndose en unidades intercambiables.
- Serían valorados principalmente por su cantidad y calidad, ignorando su valor intrínseco para el individuo.
- Su cotización impactaría en todas las industrias, poniendo en riesgo la autonomía y la libertad de las personas.
Ética y responsabilidad empresarial:
La protección de datos no es solo una obligación legal, sino también un imperativo ético. Las empresas deben asumir la responsabilidad de proteger la privacidad de sus clientes y empleados, actuando con transparencia y obteniendo el consentimiento explícito para el uso de la información personal.
En un mundo donde las huellas digitales nos acompañan en cada paso, la protección de datos debe ser una prioridad. Es hora de que las empresas y los individuos tomen conciencia de la importancia de la privacidad en la era digital.