A diferencia de lo que muchos piensan, el cambio climático no es solo un tema de importancia ambiental. Su incidencia en el planeta afectará a las economías, aumentará la escasez de recursos e impactará dramáticamente el costo de hacer negocios.
Compañías de todo tipo, desde las grandes empresas tecnológicas, hasta constructoras o de servicios empiezan ya a reportar impactos financieros negativos a causa del cambio climático y las proyecciones no son nada positivas. Algunas estimaciones sugieren que billones de dólares podrían estar en juego. Según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), El cambio reducirá los ingresos globales de las empresas en 23 billones de dólares en el año 2050, lo que representa aproximadamente el 14 % de dichos ingresos.
Ante este panorama, se necesita urgentemente una combinación de políticas públicas locales implementadas por los gobiernos, políticas y compromisos globales coordinados por los organismos internacionales, pero también del apoyo decidido de las empresas que son responsables de más del 70% de emisiones industriales globales.
En la Cumbre sobre la Acción Climática de Naciones Unidas de 2019 se acordó abordar la crisis del cambio climático más allá del ámbito gubernamental. Se formalizó la Alianza de Ambición Climática 2050 en la cual 102 ciudades, 93 compañías y 12 inversionistas se comprometieron a lograr cero emisiones de carbono netas para el 2050.
En Colombia, según cifras del Departamento Nacional de Planeación (DNP), desde 2018 el 66,2 % de las empresas se han visto afectadas por el cambio climático, según la percepción de sus gerentes y dueños de empresas.
De acuerdo con el DNP, los empresarios colombianos aseguraron que los efectos fueron: cambios en los costos de producción como los insumos y las materias primas, así como un menor acceso a energía y agua.
El presente trabajo aborda el cambio climático desde una perspectiva empresarial para establecer el nivel de afectación de las organizaciones y, más importante, para identificar las estrategias que ya se están desarrollando para revertirlo.
Y es que un buen desempeño ambiental permite reducir costos, mejorar operaciones y aumentar la eficiencia. Con la disminución del costo de la energía solar y otras fuentes de energía renovable, las empresas pueden ahorrar dinero y disminuir la incertidumbre energética, al mismo tiempo que reducen su huella de carbono. También, existen beneficios como la mejora reputacional, el aumento en la confianza de los inversionistas, innovación, ahorros, menor incertidumbre ligada a cambios en la legislación y mayor rentabilidad.