Inmigrantes y Nativos Digitales, el problema no es la edad

Publicado el 03 Feb 2021

Group of happy young young people sitting on a sofa together. Sharing a news, photos or videos from smartphones, reading articles or playing games and having fun. Social media, modern technologies.

No todo Nativo Digital es realmente un Ciudadano Digital. Luego de años de comparaciones generacionales, es necesario ‘separar cobijas’ en algunos casos, ya que el transitar hacia entornos digitales, o mejor, el no hacerlo, se ha escudado en una retórica generacional que no aplica. Al final del día, se trata de una cuestión de disposición.

Fue el escritor y conferencista Marc Prensky quien habló por primera vez de los Nativos Digitales y los Inmigrantes Digitales, por allá en el 2001, hace ya 20 años. Prensky, que trajo estos términos dentro de un contexto educativo, consideró en ese entonces que la mejor designación para agrupar a aquellos estudiantes que nacieron y se formaron utilizando el lenguaje digital (como el de juegos, video y contenido en Internet), era la de Nativo Digital. “¿Cómo denominar ahora, por otro lado, a los que por edad no hemos vivido tan intensamente ese aluvión, pero, obligados por la necesidad de estar al día, hemos tenido que formarnos con toda celeridad en ello? Abogo por Inmigrantes Digitales”, escribió Prensky, y hasta el sol de hoy estos términos continúan empleándose.

Tanto así, que con el paso de los años vino un sinfín de etiquetas adicionales, comparaciones y conexiones generacionales, como el que los Nativos Digitales son millennials. Esto hizo que el debate se fuera hacia la edad, y no hacia lo realmente importante: el conocimiento y la apropiación. Las generaciones no necesariamente son globalizadas, deben enmarcarse en un contexto social específico, por eso es que en casos como el de Colombia algunas personas pueden identificarse mejor con grupos como ‘la generación de la Guayaba’, que con ser un millennial o un boomer.

El caso es que, en la teoría, los Nativos Digitales son aquellas personas que nacieron en el auge tecnológico, que crecieron en la era digital. En la práctica, hay personas que aunque nacieron en un periodo de tiempo específico, no han estado inmersas en la era digital, por diversas razones, como acceso al conocimiento o a las herramientas (conectividad, un teléfono o un computador, por ejemplo); no es igual hablar de un adulto en Bogotá, que de uno en el Guaviare. Y aunque existen varios estudios sobre usuarios digitales, no en todos ellos se detalla la situación del hogar.

De otro lado, el crecer en la era digital no ha asegurado que estos ciudadanos sean realmente digitales, es decir, que tengan pensamiento crítico, que conozcan, utilicen y aprovechen todas las oportunidades que las tecnologías ofrecen.

Los resultados que se presentan a continuación corresponden a la información básica sobre tenencia y uso de TIC recopilada a través de la Encuesta nacional de Calidad de Vida (ECV) período 2018, la edición más reciente que hay.

Por eso mismo, se ha llegado a hablar de la decepción de los Nativos Digitales, porque se pensaba que al crecer en la era digital sabrían todo lo necesario y que serían actores de cambio, apoyados en lo digital. Pero no ha pasado; por eso con la llegada de la pandemia se evidenció que las personas no saben trabajar en Internet, no saben estudiar en Internet y no han desarrollado el pensamiento crítico, de ahí el que la proliferación de noticias falsas sea hoy un problema global.

Ahora, de regreso a los Inmigrantes Digitales…, en todo el mundo las personas se han visto en la obligación de adaptarse a la tecnología, y especialmente desde 2020 la migración a entornos digitales ha sido masiva y multigeneracional. Niños, niñas, jóvenes, adolescentes, adultos y adultos mayores han tenido que adquirir nuevas habilidades digitales a raíz de esta migración. Esto ha sucedido en diferentes niveles, desde la alfabetización tecnológica (que se refiere al uso de la herramienta), pasando por la informacional (cómo acceder a la información), hasta la mediática, (que tiene que ver con la lectura crítica del mundo y la producción crítica de información).

En este contexto se ha visto de todo, como por ejemplo, aprender a dar y tomar una clase virtual, hacer o recibir pagos a través de plataformas digitales, hacer y participar de manera exitosa en reuniones virtuales, aprender sobre etiqueta digital (comportamiento en entornos virtuales), o llevar operaciones de diferentes tipos de negocio a este escenario digital, solo por mencionar algunos casos que –sí o sí– han involucrado a todos los grupos poblacionales (todas las edades). Y viene lo paradójico del asunto: hay millones de casos de personas nativas digitales que son también en parte inmigrantes digitales, si se analiza por ejemplo que, aunque tuvieran un teléfono inteligente, jugaran con él o accedieran a redes sociales con él, no tenían ni idea de cómo usar Zoom. Son inmigrantes en el territorio de las reuniones virtuales, debieron aprender nuevas habilidades.

El problema no es la edad, es de disposición (y acceso)

¿Cuántas veces hemos escuchado frases como “yo ya estoy muy viejo para aprender eso”, pero al mismo tiempo conocemos casos de maestros de todas las edades esforzándose por aprender y ofrecer buenas clases virtuales? ¿O cuántos alumnos considerados jóvenes –teniendo como– se niegan a adaptarse a metodologías virtuales? Estos últimos nacieron en la era digital, pero no tienen la disposición, y viceversa, en el caso de los primeros.

Claro está, el primer paso es asegurar el acceso a un servicio universal como lo es Internet, que hoy por hoy es indispensable como el agua o la luz. Una vez se asegure el acceso, entonces viene algo más complejo, saber usarlo para el desarrollo como sociedad.

Hace un año veíamos que la Encuesta de Calidad de Vida revelaba que en Colombia (2018), el 82,2 % de los encuestados usaba Internet para acceder a redes sociales; el 59,3 %, para conseguir información; el 54,1 %, para servicios de correo y mensajería, y solo el 34,5 %, para estudiar. Formarse a través de Internet estaba en la cola de las prioridades. Aunque tenían acceso a la herramienta, las personas no sabían (o no querían) usarla para fines más allá del entretenimiento y la comunicación. Los conocimientos y habilidades digitales podrán tener un efecto positivo en la vida de las personas y de la sociedad si hay disposición.

Entonces, es necesario trascender de la discusión generacional del asunto. No, los Nativos Digitales no se las saben todas y no necesariamente son personas jóvenes. De hecho, si se quiere usar la generación millennial como referente (la más gastada en estos casos), ya son adultos, ¡tienen entre 30 y 40 años!

Regresando a los enunciados iniciales de Prensky, la diferenciación entre Nativos e Inmigrantes se dio en un contexto de enseñanza, intentando resolver el cómo hablar el mismo idioma. Esa necesidad sigue vigente, es necesario hablar el mismo idioma digital, pues constantemente está el riesgo de quedarse obsoleto. El lenguaje digital de 2021 ha cambiado drásticamente con respecto al de 2001 y seguirá haciéndolo.

En este camino, hay que reconocerse y complementarse. Cuando llegó la avalancha de clases virtuales, muchos maestros se enfrentaron a dificultades de conocimiento y apropiación de herramientas, que en algunos casos pudieron resolver con la ayuda de sus Nativos Digitales más cercanos. Se creó “una especie de complicidad” entre alumnos y profesores, nos contaba uno de ellos. La anécdota va para recordar que es necesario valorar las habilidades y conocimientos que los Nativos Digitales han adquirido y perfeccionado.

“Utilizan instantáneamente el hipertexto, descargan música, telefonean desde dispositivos de bolsillo, consultan la biblioteca instalada en sus computadores portátiles, intercambian mensajes y chatean de forma inmediata. Es decir, trabajan en Red siempre”.

Marc Prensky

El conocimiento instrumental no debe subvalorarse, dado que no todas las herramientas son intuitivas para todas las personas. Pero, reiterando, para que se convierta en una mantra, ‘no, los Nativos Digitales no se las saben todas’, los niños y jóvenes no se las saben todas, o no vienen de fábrica con un conocimiento total sobre el entorno digital, por eso no hay que olvidar que es es mucho lo que las personas mayores (en el hogar o el estudio) pueden aportar en su formación como ciudadanos críticos y en consecuencia, en la creación de una sociedad digital.

En e contenido de futuro se incluye lo digital y lo tecnológico: software, hardware, robótica, nanotecnología, genomas, étc., sin olvidar la ética, política, sociología, idiomas, étc. Sin duda alguna, el contenido de futuro es extremadamente interesante para quienres estudian hoy, pero ¿cuántos inmigrantes digitales están preparados para enseñarlo?

Marc Prensky

20 años después de esas frases de Prensky, el contenido del futuro sigue siendo extremadamente interesante. Y seamos nativos o inmigrantes, está todo por enseñar y aprender.

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Sandra Defelipe Díaz
Sandra Defelipe Díaz

Periodista de la Universidad de la Sabana, productora, formadora y emprendedora digital, con 12 años de experiencia en periodismo tecnológico, en los medios ENTER.CO y, desde su concepción, de Impacto TIC, medio en el cual ha liderado procesos periodísticos y de redes sociales. Mantiene la curiosidad por temas de tecnología, emprendimiento, música, periodismo, marketing digital y deportes, y su segunda profesión es la capoeira. También ha sido estratega digital en proyectos como Hangouts de Periodismo, el programa radial Mujeres en Almanaque, en la emisora comunitaria La Exitosa Radio, e impulsa un emprendimiento familiar y cooperativo de productos orgánicos y campesinos, Huerta Don Iván.

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