En el marco de su charla sobre “IA Confiable”, Kristi Boyd, especialista Senior en IA Confiable en SAS, abordó un tema crucial en la adopción de la Inteligencia Artificial: la confianza.
En sus palabras, “sabemos como empresarios que la confianza es integral. Es esencial para que podamos operar y para que nuestros empleados confíen en nosotros“. Boyd resaltó que sin confianza, las empresas se enfrentan a grandes desafíos, pues los clientes simplemente llevarán su negocio a otro lado.
Boyd explicó en su charla ‘Confiar en la IA: el camino hacia la confianza ganada’, la manera en que la IA afecta nuestra confianza en nuestras propias habilidades. “Me encontré con un amigo que estaba preparando una propuesta muy importante. Después de invertir mucho tiempo en ella, antes de enviarla, copió y pegó el contenido en un modelo de IA Generativa. Le pregunté por qué lo hacía y su respuesta fue: ‘No sé si puedo confiar completamente en mi escritura‘”. Este testimonio, según Boyd, es una muestra de cómo la dependencia de la IA puede erosionar nuestra confianza cognitiva.
La especialista compartió también un estudio reciente de Microsoft en colaboración con la Universidad Carnegie Mellon, en el cual “encontraron que los individuos que confían constantemente en la IA generativa para diversas tareas muestran una disminución en la confianza en sus propias habilidades cognitivas“, explicó. “Mientras más utilizan la IA, menos confían en sus propias capacidades“.
Según este estudio, titulado ‘El impacto de la IA generativa en el pensamiento crítico‘, se encuestó a 319 trabajadores que usan herramientas de inteligencia artificial con regularidad. Los resultados revelaron que la confianza excesiva en la IA está vinculada con una reducción en el esfuerzo dedicado al pensamiento crítico, mientras que una mayor confianza en las propias habilidades se asocia con un pensamiento crítico más sólido.
Boyd estableció un paralelismo con el entrenamiento físico: “No puedes correr un maratón sin antes haber entrenado con distancias más cortas. Si dejamos de usar nuestras habilidades cognitivas en tareas simples, podríamos perderlas gradualmente“. Este fenómeno, según Boyd, no es el objetivo de la IA, sino que su intención es mejorar la eficiencia y la productividad, sin degradar el pensamiento crítico.
El impacto económico de la IA también fue un punto clave de su charla. “Se espera que para 2030, Latinoamérica vea un crecimiento del PIB del 5.4 % gracias a la IA, lo que equivale a cerca de medio billón de dólares“. Si bien no compartió cifras exactas para Colombia, Boyd destacó que el país ha realizado inversiones significativas en esta tecnología, lo que representa una oportunidad de crecimiento en sectores como la salud, los servicios financieros y las telecomunicaciones.
No obstante, la adopción de la IA no está exenta de resistencia. “A pesar de su creciente uso, el 35 % de las personas aún rechazan la Inteligencia Artificial“, señaló Boyd. “Algunas lo hacen por falta de comprensión, otras por temor a perder sus empleos. Pero, al mismo tiempo, el 82 % de las empresas en Colombia ya han implementado estrategias de IA“. Esta disparidad entre la adopción empresarial y la percepción individual es un desafío que las organizaciones deben abordar para garantizar una transición armoniosa.
La reflexión final de Boyd fue clara: “Necesitamos asegurarnos de que no confiamos tanto en la IA que, al buscar productividad y eficiencia, terminemos degradando nuestras propias capacidades cognitivas. Debemos tener un plan y una estrategia para aprovechar la IA de manera responsable“. Con un enfoque balanceado, la Inteligencia Artificial puede ser una aliada poderosa para el crecimiento económico y el desarrollo social sin comprometer nuestra autonomía y capacidad de pensamiento crítico.