La ciberresiliencia es una prioridad estratégica para todas las organizaciones en un mundo cada vez más digitalizado e interconectado, en el que la ciberseguridad, la seguridad de la información (InfoSec) y la gestión de riesgos desempeñan un papel específico y, al mismo tiempo, complementario y fundamental para proteger contra las ciberamenazas y garantizar la continuidad empresarial.
Las funciones de la ciberseguridad, la seguridad de la información (InfoSec) y la gestión de riesgos en la ciberresiliencia
Garantizar la ciberresiliencia, es decir, la capacidad de una organización para anticipar, resistir y recuperarse de los cibereventos adversos, es fundamental en la era digital. La ciberseguridad, la seguridad de la información (InfoSec) y la gestión de riesgos desempeñan funciones cruciales en este proceso, ya que contribuyen de forma complementaria a definir una estrategia de ciberresiliencia
Ciberseguridad: la ciberseguridad se centra en proteger los sistemas informáticos, las redes y los datos de los ciberataques. Su objetivo es defender los activos digitales del acceso, el daño o la interrupción no autorizados causados por ataques como el malware, el ransomware, la suplantación de identidad y otras formas de ciberdelincuencia.
Las prácticas de ciberseguridad incluyen:
- Implementación de medidas técnicas como firewalls, antivirus y sistemas de prevención de intrusiones.
- Supervisión continua de las redes y los sistemas para detectar y responder con prontitud a los incidentes de seguridad.
- Cifrado de datos para proteger la información confidencial durante la transmisión y el almacenamiento.
Seguridad de la información (InfoSec): la seguridad de la información es un concepto que abarca la protección de todo tipo de información, tanto digital como física, contra el acceso no autorizado, la divulgación, la alteración, la destrucción o la pérdida.
Debe recordarse que InfoSec se basa en tres principios fundamentales conocidos como la tríada de la CIA, a saber:
- Confidencialidad: asegúrese de que la información sea accesible solo para aquellos que estén autorizados a verla.
- Integridad: garantice la precisión e integridad de la información y los métodos de procesamiento.
- Disponibilidad: asegúrese de que la información esté disponible y accesible para los usuarios autorizados cuando sea necesario.
De hecho, InfoSec representa un área extensa que abarca la protección general de los activos de información y abarca la protección de los datos en todas sus formas, además de incorporar elementos relacionados tanto con la gestión organizacional como con la seguridad física.
Gestión de riesgos: la gestión de riesgos es responsable de identificar, evaluar y mitigar los riesgos relacionados con la seguridad informática y la ciberseguridad.
El proceso incluye:
- Identificación y evaluación de riesgos: identifique las amenazas y evalúe la vulnerabilidad de los activos empresariales a las amenazas identificadas.
- Tratamiento del riesgo: decida cómo abordar cada riesgo identificado (aceptar, mitigar, transferir o evitar el riesgo).
- Monitoreo y revisión: monitoree continuamente el panorama de amenazas y revise la efectividad de las medidas de mitigación adoptadas.
De hecho, la gestión de riesgos ayuda a las organizaciones a tomar decisiones informadas sobre cómo asignar los recursos para proteger la información y planificar su respuesta a los incidentes de seguridad.
Colaboración para la ciberresiliencia
La colaboración entre la ciberseguridad, la InfoSec y la gestión de riesgos es esencial para garantizar una sólida ciberresiliencia.
Cabe señalar que, en los últimos veinte años, la InfoSec ha empezado a estar estrechamente relacionada con la gestión de riesgos, impulsada tanto por la evolución tecnológica como por el aumento del valor estratégico atribuido a la información.
Esta dinámica ha alentado a las organizaciones a adoptar de forma natural la integración de la gestión de riesgos y la InfoSec mediante la adopción de marcos de gestión de riesgos empresariales (ERM), con el objetivo de garantizar una sólida seguridad de la información.
Además, teniendo en cuenta el contexto actual, en el que los ciberriesgos se producen con una frecuencia e imprevisibilidad cada vez mayores, nos hemos dado cuenta de que InfoSec ya no se puede delegar exclusivamente en los equipos de TI.
Se convierte en un compromiso que impregna a toda la organización, lo que subraya la necesidad de un enfoque holístico para gestionar los ciberriesgos y, además, poder contar con la contribución de la ciberseguridad en contextos cada vez más digitalizados e interconectados.
Una hoja de ruta simplificada para la ciberresiliencia de la organización
Se puede implementar una estrategia conjunta de gestión de riesgos, InfoSec y ciberseguridad considerando una hoja de ruta simplificada para lograr la ciberresiliencia, estableciendo objetivos para garantizar que las capacidades y los resultados obtenidos estén alineados con las metas y el perfil de riesgo de la organización.
Esto garantiza que la estrategia de ciberresiliencia se pueda implementar de la manera más segura posible, proporcionando espacio para que los escenarios evolucionen y aborden factores internos y externos en constante cambio.
Cabe señalar que la implementación de una estrategia de ciberresiliencia puede resultar compleja tanto por la multiplicidad de numerosos factores que contribuyen a su éxito como porque requiere la colaboración de todos los niveles de la organización.
Sin embargo, las organizaciones pueden emprender este viaje respaldadas por una hoja de ruta simplificada y ágil que se base en un número limitado de fases para establecer una estrategia eficaz capaz de garantizar resultados tangibles a través de un enfoque holístico. Veamos en qué consiste esta hoja de ruta simplificada que consta de cinco fases.
Primer paso: Conocimiento: la primera fase se basa en el conocimiento de la organización. Es decir, la organización debe conocerse a sí misma en profundidad y comprender su contexto interno y externo.
Además, en esta etapa, se establecerá qué tan avanzada o básica debe ser la estrategia, teniendo en cuenta métricas tangibles. Aquí hablamos de variables como:
- Perfil de riesgo: el nivel de riesgo actual al que la organización parece estar expuesta en un momento dado.
- Apetito por el riesgo: nivel de riesgo que la empresa puede aceptar para crear valor y que se considera una parte esencial de la gestión de riesgos empresarial.
- Tolerancia al riesgo: el riesgo específico máximo que una empresa está dispuesta a asumir ante cualquier tipo de riesgo. La tolerancia al riesgo define los límites dentro de los cuales una empresa se siente cómoda operando dada su propensión general al riesgo.
- Capacidad de riesgo: cantidad máxima de riesgo que la organización puede asumir, sin comprometer las restricciones, los requisitos reglamentarios o la propia continuidad del negocio
El perfil de riesgo de la organización es útil, ya que permitirá elaborar la estrategia de ciberresiliencia en consonancia con el marco de gestión del riesgo empresarial (ERM) y de forma coherente con los objetivos de la ERM.
Segundo paso: definir la estrategia: la segunda fase tiene como objetivo definir la estrategia de acuerdo con la planificación, la disponibilidad del personal, las habilidades y la cultura de la organización.
En otras palabras, se trata de.
- Lleve a cabo una planificación estructurada: la estrategia de ciberresiliencia, teniendo en cuenta la continua evolución de los escenarios en términos de ciberriesgos, debe desplegarse en dos niveles. Es decir, se trata de preparar tanto un plan anual prescriptivo como un plan de alto nivel para tres a cinco años que sea lo suficientemente flexible como para poder modificarlo en función de las experiencias y los resultados derivados del plan anual.
- Acuerde el estado futuro del desempeño de la organización: los líderes de la organización deben acordar el estado futuro del desempeño que pretendemos alcanzar, ya que esto representará el nivel deseado al ejecutar la estrategia de ciberresiliencia
- Garantice la disponibilidad y la capacidad del personal: la disponibilidad y la capacidad del personal son elementos cruciales en cualquier estrategia, teniendo en cuenta que las personas de una organización constituyen la fuerza impulsora detrás del despliegue de una estrategia operativa y, más aún, cuando se trata de la ciberresiliencia.
- Establezca una cultura organizacional: la cultura de una organización determinará qué tipo de implementación y comunicación utilizar para la estrategia de ciberresiliencia, teniendo en cuenta que el nivel de aceptación de una estrategia podría lograr o no alcanzar sus objetivos. De hecho, nadie en la organización debe quedarse atrás y todos deben contribuir al logro de los objetivos de la estrategia de ciberresiliencia.
Paso tres: desarrollo de la estrategia
La tercera fase se centra en el desarrollo de la estrategia partiendo de la definición del modelo de gobernanza, estableciendo también cómo se utilizará la estrategia desde el punto de vista operativo y evaluando las habilidades del personal. Se trata de:
Establezca el modelo de gobierno: el modelo de gobierno, una vez definido, debería permitir el monitoreo tanto de las partes individuales de la organización como de la suma de todas las partes de una manera holística.
Competencia del personal: el personal debe ser competente y capaz de proporcionar el control necesario para ejecutar la estrategia. Es importante llevar a cabo un análisis de las carencias para determinar si el personal está preparado para gestionar la ejecución de la estrategia en términos de objetivos y, cuando sea necesario, diseñar cursos de formación y sesiones de sensibilización para elevar los niveles de competencia a los requisitos de la estrategia de ciberresiliencia.
Estrategias de ciberresiliencia: la ciberresiliencia debe reducirse en planos como son la:
- Resiliencia estructural: basada en el conocimiento de la dinámica sistémica de la organización;
- Resiliencia integradora: se basa en el conocimiento de las complejas interconexiones con el contexto externo
- Resiliencia transformadora: se basa en el conocimiento de que la mitigación de ciertos riesgos implica la transformación de la organización.
En vista de lo anterior, será posible utilizar la estrategia de forma operativa, incluidos los aspectos de la seguridad informática y la ciberseguridad, a fin de garantizar la capacidad de la organización para hacer frente a los desafíos relacionados con los ciberriesgos.
Además, esta fase consiste en estructurar la forma de difundir una cultura de seguridad de acuerdo con un enfoque basado en el riesgo y la resiliencia.
Paso cuatro: métricas
La cuarta fase implica la medición de la estrategia de ciberresiliencia, que normalmente incluye el uso de un indicador clave de rendimiento (KPI) para medir el rendimiento y la eficacia de la estrategia. Es decir, estos son:
Desarrolle los KPI: el desarrollo de indicadores clave de rendimiento (KPI) es crucial para evaluar la eficacia de la estrategia de ciberresiliencia en diversas áreas de la organización. Estos indicadores proporcionan medidas objetivas que permiten determinar el éxito o el fracaso de las iniciativas adoptadas y ofrecen, al mismo tiempo, datos concretos para guiar las acciones correctivas en respuesta a incidentes imprevistos o para su seguimiento.
Defina los umbrales para los KPI: los KPI deben caracterizarse por umbrales claros y bien definidos para que sean lo más eficaces posible a la hora de medir los límites aceptables e inaceptables, así como a la hora de evaluar su alineación con los objetivos de la organización.
Quinto paso: Implementación
La quinta y última fase de la estrategia de ciberresiliencia implica la implementación eficiente de la estrategia, garantizando que el cumplimiento, la gobernanza sólida y un plan de comunicación personalizado estén establecidos dentro de la organización de tal manera que: establecer lo que implica cualquier incumplimiento; establecer un comité de seguimiento; garantizar una comunicación constante y efectiva a través de un plan de comunicación estructurado.
Conclusión
El éxito de una estrategia de ciberresiliencia varía en función de múltiples factores, pero si se implementa correctamente, se convierte en un elemento crucial para garantizar que la organización permanezca protegida, confiable y funcionando en contextos impredecibles y en constante evolución, como los actuales que estamos viviendo.
La hoja de ruta de la estrategia de ciberresiliencia propuesta puede considerarse una especie de ‘brújula’ que todas las organizaciones pueden adaptar para desarrollar su estrategia de acuerdo con un enfoque más específico y específico, teniendo en cuenta que la seguridad informática y la ciberseguridad deben integrarse en la estrategia de gestión del riesgo empresarial (ERM) para garantizar una protección total y una alineación con los objetivos empresariales.
En otras palabras, la idea es adoptar cada vez más una visión holística, considerando cada componente de la organización como una parte fundamental de un ecosistema que funciona de manera óptima solo cuando todas sus partes actúan de manera coordinada para el bien común.
En conclusión, al fusionar la gestión de riesgos, la ciberseguridad y la seguridad de la información, las organizaciones pueden, en una atrevida metáfora, actuar como una orquesta sinfónica que, apoyada por todas las demás funciones, toca al unísono para crear la sinfonía de ciberresiliencia de la organización.
Fuente: Cybersecurity360.it, Network Digital360