Es el año veintidós del siglo XXI y, aunque en la comodidad de nuestros hogares urbanos es fácil repetir que vivimos una era ‘conectada’, lo cierto es que según cifras de la ONU más de una tercera parte de la humanidad nunca ha usado internet.
Así es: Nunca. Lo leyó bien.
Bueno, conectar a esas personas, a esas miles de millones de personas, a la red es un desafío de muchos gobiernos y un mercado potencial de un puñado de empresas. En su momento, gigantes como Google (hoy, Alphabet) y Facebook (hoy, Meta) diseñaron planes para lograrlo.
Una de esas empresas es Starlink, una empresa que se formó a partir de un proyecto nacido al seno de Space X, la firma de exploración espacial de Elon Musk, y que empezará a operar en Colombia luego del permiso otorgado por el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC).
En diciembre de 2020, la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos le dio a SpaceX la nada despreciable cifra de 856 millones de dólares para diseñar un sistema que acceso a Internet satelital ‘de banda ancha, baja latencia y bajo costo’ a zonas rurales de 35 estados de la Unión.
Starlink basa su propuesta en el uso de satélites que operan en órbitas considerablemente más bajas que las de los satélites de comunicación convencionales. De hecho, en varias oportunidades astrónomos de varios países han expresado sus preocupaciones acerca del riesgo de contaminación lumínica que plantea poner 12.000 o más satélites a orbitar el planeta y muchos otros dicen que temen que semejante empresa cause en el mediano o largo plazo una desproporcionada cantidad de basura espacial.
En su sitio web, la compañía dice: “Starlink está a la vanguardia de la mitigación de escombros en órbita, cumpliendo o superando todos los estándares regulatorios y de la industria. Al final de su vida útil, los satélites utilizarán su sistema de propulsión a bordo para desorbitar en el transcurso de unos meses. En el improbable caso de que el sistema de propulsión se vuelva inoperante, los satélites se quemarán en la atmósfera de la Tierra dentro de 1 a 5 años, significativamente menos que los cientos o miles de años en altitudes más altas”.
Aunque la matemática del proyecto parece sólida, no hay datos precisos sobre qué velocidad puede ofrecer este sistema. La prensa especializada ha hecho pruebas según las cuales los satélites de Musk logran velocidades del orden de 1 Gbps, lo que es aceptable, pero dista de competir con otros sistemas, por ejemplo la fibra óptica. Por supuesto, la fibra óptica no podría acompañarlo en una excursión al desierto, una isla o una selva.
Los clientes parecen haber hallado atractiva la oferta y, contando a Colombia, Starlink ya tiene presencia en mercados de 33 países.
Aunque mucho se ha especulado acerca del papel que la tecnología Starlink podría desempeñar en el despliegue del 5G, lo cierto es que por ahora ese no es su foco. El sistema satelital está pensado para ofrecer servicios de internet fijo a hogares o negocios, no a dispositivos móviles, y si estos se unieran a la red sería, eventualmente, a través de una conexión WiFi regular.
El sitio web https://www.starlink.com/ ya permite reservar equipos satelitales para su uso en Colombia. Una conexión en Bogotá, indica, puede costar alrededor de tres millones de pesos por el equipo, con mensualidades de 510.000. Los clientes empezarían a disfrutar su internet satelital, se informa, en algún momento del tercer trimestre de 2022.
Imagen: Starlink
