Para quienes superamos con éxito la transición del mundo iOS al de Android en materia de smartphones, la siguiente pregunta natural que surge es si la transición puede ser igual de poco traumática –por no decir que es fácil– en el universo de las tabletas. Allí, el iPad y su sistema operativo no solo golpearon primero, sino que lo hicieron con tal fuerza que la repercusión del impacto le sigue dando ventaja a la marca de la manzana más de 20 años después del lanzamiento del primer modelo.
Pero la respuesta no es fácil, porque si bien el iPad existe hoy en una limitada variedad de modelos que, sin embargo, pueden satisfacer los requerimientos de diferentes segmentos del mercado, en el mundo Android dicha variedad es mucho más amplia, de manera que las opciones para escoger también son mucho mayores, pero no siempre compiten de igual a igual con las versiones de la manzana. Aunque al final es casi inevitable hacerlas, quizás es una mejor idea evitar las comparaciones.
En el caso de la tableta Lenovo Tab P11 Pro, con la que tuvimos la oportunidad de ‘cacharrear’ durante algunas semanas en Impacto TIC, es una tableta que con su teclado adquiere una apariencia más orientada a ambientes profesionales, que se ve muy bien sobre el escritorio, pero que no por eso deja de estar dotada de características que la hacen más que simplemente apta para ofrecer una buena funcionalidad en el mundo del entretenimiento.
Con un procesador Snapdragon 730 GB, pantalla Oled de 11,5 pulgadas con resolución WQXGA (2.560 x 1.600) y Dolby Vision, y 4 altavoces JBL con tecnología Dolby Atmos, Lenovo promete una experiencia ‘de vanguardia’ para disfrutar de películas y música… y la verdad es que cumple.
Su pantalla tiene una nitidez que hace muy agradable la experiencia de usar servicios de streaming como Netflix o Disney+, o simplemente ver videos de YouTube. Y el sonido es lo suficientemente bueno como para que dicha experiencia sea mucho más completa. Pero acá no sobra recordar que estamos hablando de una tableta, no de un minicomponente o de un equipo de sonido de esos con los que se puede armar una rumba para todos los vecinos de la cuadra. Es una tableta que suena muy bien en el estudio o en la alcoba mientras se ve una película o se escucha la música favorita. Incluso en una sala no muy amplia.
Analizar su desempeño en el mundo de los juegos requeriría de un usuario más familiarizado con este segmento, por lo que los invitamos a leer evaluaciones de otros sitios especializados. Lo cierto es que para quienes los juegos no son una prioridad y no hemos pasado de Angry Birds o algunos títulos de carreras de exigencia media, esta tableta de Lenovo satisface los requerimientos. Algunas de las evaluaciones hablan bien de su desempeño con juegos más avanzados, como Asphalt 9, aunque otras dicen que apenas cumple con Fortnite.
Cacharreando como usuario promedio
En este punto vale la pena hacer dos aclaraciones: en primer lugar, la Lenovo Tab P11 Pro no es el lanzamiento más reciente de la marca (en el mercado ya está disponible la 12 Pro), pero fue la que me prestaron cuando, al igual que me sucedió con el iPhone, los altos precios del iPad me hicieron pensar en una alternativa. Y esa es la segunda aclaración: más que un análisis técnico profundo, la idea de esta revisión era encontrar una respuesta a la pregunta planteada al comienzo de esta nota: ¿cambiaría el iPad por una tableta Android?
Así las cosas, hay que decir que en las manos, la Lenovo Tab P11 Pro se siente ligera pero consistente; que la duración de su batería es suficiente para una maratón de alguna de las tres trilogías de ‘La guerra de las galaxias’ (solo una, no dos y mucho menos las tres) y que para labores de oficina o entretenimiento básico cumple a cabalidad las expectativas. Esto además de las prestaciones en video y audio mencionadas arriba.
Para los amantes del dibujo puede que las noticias no sean tan buenas. En una de sus presentaciones, la tableta trae en la caja –no hay que comprarlo aparte– el Precision Pen 2, un lápiz digital que funciona bastante bien para tomar notas o hacer gráficos sencillos. Pero si lo suyo son las apps de dibujo, es posible que la precisión le salga a deber. Casi siempre el trazo avanza un par de milímetros por detrás de la punta del lápiz. No es fácil hacer una línea y volver a retomarla justo donde terminó. Pero si no necesita esos niveles de precisión, es posible que no tenga problemas.
La caja también viene con un teclado de Lenovo que se conecta a la tableta a través de un puerto de cuatro pines y que cumple su labor a cabalidad. Acá el problema puede tener que ver un poco con los hábitos de uso, pues la Tab P11 Pro conectada al teclado luce muy bien y es muy cómoda para trabajar con ella en el escritorio. Esto es posible gracias a un accesorio que se conecta en la parte posterior del dispositivo y que sirve como una base para que la pantalla se pueda ajustar en diferentes grados de inclinación (aunque no siempre es tan fácil lograr la ideal).
Lo primero que diría una persona disciplinada y con buenos hábitos de uso es que ese es el ambiente ideal para trabajar con la tableta. Pero quienes no somos tan juiciosos y a veces la llevamos a la cama –para ver películas, jugar o incluso para trabajar–, el teclado resulta bastante incómodo, pues entre él y la tableta hay una porción de tela que hace el conjunto completamente inestable.
Si la va a llevar a la cama o a usarla en un escenario menos estable que la superficie de un escritorio, es mejor que lo haga sin el teclado, aunque se perdería la ventaja de ahorrarse el espacio del teclado en la pantalla. Tal vez lo mejor simplemente sería seguir las recomendaciones de las personas más conscientes de la salud y no llevar la tableta a la cama.
En cuanto al software de Lenovo, la manera como permite sacar más partido de las características de la tableta es uno de los puntos a favor. La interfaz presenta, entre otras cosas, una barra de tareas que simula un ambiente Windows, ideal para quienes quieren mantener consistencia entre la tableta y el computador de escritorio.
La Lenovo Tab P11 Pro viene de fábrica con Android 10, pero –oh, sorpresa agradable– se puede actualizar a Android 11, toda una novedad en el sistema operativo de Google. Y ya, no hay más actualizaciones. Lo cierto es que, mientras tanto, los usuarios de iPad reciben nuevas versiones del sistema operativo por tres, cuatro o cinco años. Este no es un problema nuevo para los usuarios de Android, pero la verdad es que pasan y pasan los años y no hay una solución contundente; aunque algunos teléfonos inteligentes ya reciben hasta dos actualizaciones de la plataforma de software, sigue pareciendo insuficiente.
Por el lado positivo, también hay que decir que la memoria del Lenovo Tab P11 Pro se puede ampliar con una memoria microSD, cosa que no pasa en el mundo de Apple, donde además sucede que algunos de los lanzamientos más recientes saltan de los 64 a los 256 GB, y dejan en medio el hueco de los 128 GB o simplemente no pueden aumentar su capacidad a 512 GB o más en el futuro. En el mundo Apple, los usuarios nos tenemos que acostumbrar a que actualizar los dispositivos no es tan fácil como agregarles memoria o almacenamiento, sino que hay que comprar uno nuevo.
¿Y entonces, se puede o no se puede?
Aunque como usuario pude superar la transición del mundo iOS al de Android sin traumatismos mayores –creo que ya olvidé qué era lo que extrañaba del iPhone cuando esto sucedió, hace ya cosa de 4 o 5 años–, debo decir claramente que no tengo la intención de recorrer el mismo camino en el mundo de los computadores de escritorio, donde encuentro que la experiencia del sistema macOS más… digamos que más compatible conmigo que la experiencia Windows.
En el terreno de las tabletas, debo decir que tuve dudas y me he sentido muy tentado por dispositivos como la Lenovo Tab P11 Pro o la Xiaomi Pad 5 (que es entre las dos que suelen hacerse más comparaciones). Pero aunque en YouTube se encuentran evaluaciones según las cuales hay tabletas Android que cuestan la mitad y hacen lo mismo que un iPad, en la mayoría de los casos solo la mitad de la afirmación es cierta (que cuestan la mitad).
Acá lo importante es saber qué tipo de uso se le va a dar a la tableta, pues puede que al final de cuentas valga más la pena pagar el precio de una Lenovo Tab P11 Pro, con lápiz digital y teclado incluidos, para sacarle el 65 por ciento del provecho, que pagar lo que vale un iPad para usar menos de la mitad de sus capacidades… ¡y sin incluir el lápiz y el teclado, que tienen precios son prohibitivos!
Si fuera posible hablar de la Lenovo Tab P11 Pro sin hacer comparaciones, saldría más que bien librada para la mayoría de tareas y necesidades que debe satisfacer un usuario promedio, aunque los jugadores exigentes y los dibujantes no necesariamente muy avanzados –como yo– tal vez resentirían un poco el rendimiento en los títulos más exigentes o la precisión en los trazos comunes.
Pero al final de cuentas, también hay que ser claros con respecto a que mi migración del iPhone al mundo Motorola (en primera instancia) y ahora a Xiaomi tuvo que ver más con el presupuesto que con la satisfacción con las prestaciones del dispositivo. E incluso con la ecuación planteada un par de párrafos más arriba: realmente no hay iPhone de gama media o baja, y no valía la pena gastar tanto dinero cuando en el mundo Android también hay equipos carísimos, pero hay otros que por menos de la mitad del precio satisfacen mis requerimientos.
¿Sucederá lo mismo con las tabletas? Por ahora, me llevo una impresión bastante buena de la oferta de Lenovo, aunque hay algunas características que me generan dudas (la precisión del lápiz y la incomodidad fuera del escritorio, entre otras), y el sesgo de la Tab P11 Pro hacia e mercado laboral me hizo dudarlo un poco al comienzo. Esperemos a ver que dice mi bolsillo cuando mi iPad actual alcance su mayor grado de obsolescencia y cambiarla por otra tableta sea obligatorio.
*Las ofertas pueden cambiar según el distribuidor, pero actualmente Lenovo ofrece la tableta Tab P11 Pro, con el Precision Pen 2 incluido, por 2.799.900 pesos.
Foto: Lenovo.
