El Ciudadano Inteligente es definido por la editorial académica IGI Global como “una persona con conocimientos digitales que aprovecha la tecnología para participar en un entorno de ciudad inteligente, abordar problemas locales y tomar parte en la toma de decisiones”. Este tema fue abordado en el reciente Foro TIC Bogotá por Alexander Ricardo, un evangelista de Fiware y experto en temas de ciudades inteligentes.
Recordemos que Fiware es un conjunto de tecnologías de código abierto impulsadas por la Unión Europea, que busca desarrollar estándares para crear aplicaciones inteligentes para ciudades, fábricas y otras entidades, etc. Sin embargo, el camino hacia estas Smart Cities muchas veces va más allá de la tecnología.
“Mientras en otras latitudes se está discutiendo qué hacer con el aseguramiento de los vehículos autónomos, nosotros seguimos pensando qué hacer para impedir el estacionamiento en zona prohibida por parte de los conductores. Creo que el reto allí no pasa tanto por la tecnología, sino por otra serie de situaciones que tienen que ver con lo que somos como sociedad”, afirma Ricardo.
Para ilustrar los desafíos de las Ciudades Inteligentes, Andrade incluyó en su exposición una fotografía que mostraba la acumulación de basura en una calle bogotana. Esta imagen sirvió como base para recordar que, mientras algunos hablan de los retos de infraestructura y tecnología en las ciudades, muchas veces los desafíos provienen de los mismos ciudadanos y de su percepción de sus gobiernos locales.
¿Qué le importa al ciudadano inteligente?
“Hoy, los ciudadanos, cuando estamos del lado del gobierno, nos comparamos con WhatsApp. Es decir, con WhatsApp tengo una respuesta inmediata de la otra persona que estoy buscando contactar o de la respuesta que requiero”, dice Ricardo. Esta tendencia ha sido muy bien manejada por el sector privado y en algunas ciudades con iniciativas como Chatico (el Chatbot de Bogotá).
Esas buenas prácticas de relacionamiento de WhatsApp y otras redes sociales se basan en variables como la oportunidad y la velocidad de respuesta, factores concretos y fáciles de entender en la experiencia del ciudadano con sus gobiernos.
“Los ciudadanos no comprenden qué es una cuenta satélite, qué es una externalidad, una distorsión a nivel microeconómico, macroeconómico… elementos propios de la técnica, de la disciplina económica. Los ciudadanos entienden qué tan fácil es estar en la ciudad, qué tan fácil es desplazarse, qué tan fácil es compartir o convivir en la ciudad”.
Porque en últimas, recuerda Ricardo, lo que busca el ciudadano es un entorno seguro para desarrollar sus actividades académicas, culturales, deportivas, laborales y de ocio. “Porque la ciudad inteligente puede tener mucha tecnología, pero si no duermo bien no quiero ni siquiera ir a trabajar o a estudiar”.
El proceso hacia las Ciudades Inteligentes requiere persistencia, “construir sobre lo construido”, enfatiza Ricardo, al tiempo que recuerda la importancia del uso de los datos en esta evolución y del compromiso de los gobiernos locales para estimular la participación de los ciudadanos inteligentes y , entre todos, crear las ciudades del futuro.
