Las prótesis: realidad y necesidad, no ciencia ficción

Publicado el 30 Jun 2022

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Desde el nacimiento de la tecnología, los humanos han buscado formas para poder integrar equipos tecnológicos con cuerpos biológicos. En 1968, Ivan Sutherland y Bob Sproull crearon el primer casco de realidad virtual, y en 2004 Neil Harbisson se convirtió en el primer cyborg al insertar una antena en su cráneo para poder escuchar los colores que él mismo no puede ver.

De hecho, la palabra cyborg existe desde 1960, creada por el ingeniero Manfred Clynes, aunque personajes y criaturas de esta naturaleza han aparecido en libros de ciencia ficción tan temprano como en 1920. Hoy en día, compañías como Neuralink buscan crear un puente entre la tecnología y nuestra biología.

Sin embargo, aunque los escenarios de ficción buscan pensar sociedades en donde las partes de carne y hueso son reemplazadas por prótesis más capaces, el escenario en la vida real es más aterrizado. Más que buscar mejorar nuestras capacidades físicas y mentales, hoy en día profesionales de medicina, informática y distintas ingenierías buscan crean prótesis, órtesis e implantes que restauren funciones perdidas.

Un escenario de ciencia ficción

En el videojuego cyberpunk ’Deus Ex: Human Revolution’, la historia del juego se basa en que los implantes y prótesis mecánicas se han convertido en elementos normales, con toda una industria entera creando, implantando y manteniendo estos dispositivos. En una de las escenas más memorables del juego, la compañía más grande de estos implantes y prótesis decide desactivar los implantes de millones de personas. Algunas perdieron la vista, otras la movilidad de los brazos, y otras simplemente murieron.

Imagen: Square Enix/Eidos Montreal

Este es un escenario relativamente común en ciencia ficción, pero es aún más extraño saber que este tipo de ocurrencias han empezado a suceder. A inicios de 2022, cientos de pacientes de la compañía Second Sight perdieron la visión en sus implantes Argus II. La razón es que la compañía que había desarrollado los implantes entró en un proceso de quiebra y posterior absorción por otra compañía médica.

Por más lejano que parezca, lo cierto es que escenarios como estos han sido comunes por algunos años y seguramente lo serán aún más en el futuro. Según José Isidro García, doctor en informática, ingeniero mecánico y profesor de la Universidad del Valle, es una realidad el hecho de que prótesis, órtesis e implantes han aumentado considerablemente en calidad y sofisticación. “Son cada vez elementos más sofisticados que integran componentes mecánicos, electrónicos e informáticos a fin de mejorar de la funcionalidad en diferentes contextos”, explicó.

La diferencia acá, y que tal vez es el elemento más importante, es que mientras que en estos escenarios de ciencia ficción este tipo de tecnología se propone como un lujo, hoy en día para muchas personas las prótesis, órtesis e implantes son una necesidad.

Una necesidad cotidiana

García explica que prótesis se refiere a un elemento que reemplaza por completo la función de alguna parte del cuerpo, mientras que órtesis se refiere a un dispositivo que apoya o modifica aspectos funcionales del cuerpo. En el terreno de prótesis, que es justamente el terreno de García, estas pueden ser activas o pasivas.

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José Isidro García, doctor en informática, ingeniero mecánico y profesor de la Universidad del Valle. Imagen: Universidad del Valle

Las prótesis pasivas son tal vez las más comunes, y son simplemente elementos estáticos que no son capaces de movimiento o, inclusos si son capaces, de adquirir toda la energía necesaria para reemplazar la función perdida. Cada parte del cuerpo humano requiere de músculos, lo que pone también sobre la mesa el reto de que las prótesis deben también emular funciones de estos músculos.

“Las prótesis se hacen cada vez más robotizadas”, explica el ingeniero, quien resalta que es común integrar elementos como motores externos controlados por medio de software. Así mismo, elementos como los materiales utilizados, los procesos de fabricación y el diagnóstico son extremadamente meticulosos.

Esta integración cada vez mayor provoca que las prótesis de las que dependen los pacientes necesitan mantenimiento regular y actualizaciones constantes. Aunque existe siempre el interrogante de qué pasa cuando cese el desarrollo, tal y como ocurrió con Second Sight, un problema más común es el de accesibilidad.

“En los más avanzados, sus costos y su mantenimiento también es muy costoso. Muchas de estas soluciones son importadas”, explica García. Esta dependencia hacia mantenimiento y talento extranjero provoca una desmejora importante en los pacientes colombianos que en muchos casos no cuentan con los recursos para acceder a este tipo de prótesis, y que incluso si las consiguen no cuentan con mantenimiento, reparaciones o actualizaciones.

Colombia rezagada

El hecho de que Colombia no cuente con este tipo de desarrollos significa directamente una desmejora en la vida de los pacientes. García explica que hay una degradación de la función física simplemente por un fenómeno de falta de disponibilidad de la prótesis. “El desplazamiento, para una persona, significa desde autoestima hasta un impacto negativo a la sociedad”, dice.

Si una persona no puede caminar, por ejemplo, esto no solamente significa una desmejora de su autoestima y de sus funciones motoras, sino que también impone responsabilidades sobre familiares o amigos que también ayudan a la persona en el día a día. El acceso a este tipo de prótesis avanzadas no es solamente un tema médico, sino también psicológico y sociocultural, explica el ingeniero.

Algunas prótesis avanzadas, por ejemplo, pueden llegar a costar 150 millones de pesos colombianos, y en caso de necesitar reparaciones algunos de sus componentes pueden llegar a costar 10 millones. “Para muchas de las familias es una solución que no se puede por la realidad socioeconómica”, dice García. En Colombia, un país con el pasado macabro de las minas quiebrapatas, no existe una industria real y muchos de los pacientes utilizan prótesis pasivas.

Depender de estas tecnologías importadas expone enormemente no solamente a los pacientes, sino también a un país que no está preparado para atender las necesidades básicas de movilidad de sus ciudadanos. En Colombia es necesario empezar a crear innovación y un sentimiento de unidad más marcado entre todas las disciplinas necesarias para poder crear o mantener prótesis e implantes.

García explica que, si bien existen esfuerzos aislados y proyectos universitarios, hace falta más integración en las disciplinas para poder adaptar estas tecnologías a la sociedad colombiana. Más que una deuda tecnológica, es una deuda básica para los y las colombianas que dependen de ellas para su día a día. “Requerimos cada vez más integrarnos para hacer que esa integración, o por lo menos la adaptación, le garantice esas soluciones tecnológicas a las personas que las requieren”.


Imagen principal: Zsolt Hubicska (Unsplash)

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Sebastián Romero Torres

Filósofo de formación y geek empedernido. Amante de los videojuegos, la tecnología, la música y el espacio.

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