La política TIC de Duque, también víctima de la pandemia

Publicado el 19 Jul 2022

Duque

Cualquier presidente que hubiera estado en el Palacio de Nariño en el cuatrienio 2018-2022 habría pasado a la historia. Pero no estuvo cualquiera, estuvo Iván Duque y fue a Iván Duque a quien correspondió enfrentar una complicadísima coyuntura, prácticamente sin precedentes, que incluyó, por no mencionar otros temas, la primera pandemia en casi 100 años.

Como todos los países, Colombia vio a su sistema de salud encarar una durísima prueba, que obligó a prácticamente todos los sectores a avanzar en unos meses en las prácticas de transformación digital que algunos pospusieron por años. Pasada ya la cuarentena y los terribles indicadores de contagios y de muertes, el país emerge transformado, con una mayor claridad sobre sus fortalezas y, también, sus puntos débiles.

Cuando inauguró el Congreso Andicom 2019, en Cartagena, Duque sorprendió a los presentes al disertar con propiedad sobre temas como big data, Inteligencia Artificial, blockchain, y IoT. La juventud del mandatario y su clara inclinación a áreas como la innovación y la ‘Economía Naranja’ eran un faro de optimismo para quienes desean ver a Colombia disfrutando los beneficios de la llamada Cuarta Revolución Industrial. Con la pandemia a la vuelta de la esquina, el optimismo no duró mucho.

Al término de su mandato, son varios los aspectos destacables en la gestión del mandatario y varios, también, los temas pendientes.

Quizás el más contundente sea la modernización del sector TIC, impulsado particularmente por la aprobación de la Ley 1978 de 2019. Para el gobierno, se trata del cambio más trascendente de la estructura de inversión, operación y regulación del paisaje de las TIC en la historia reciente del país, pero para sus críticos es, pese a sus efectos positivos, un intento que, en últimas se queda corto.

Lo cierto es que, al estar como estuvo, orientada a tranquilizar al sector privado, simplificar el marco regulatorio y estimular así la inversión, la ley creó un impulso que aceleró el despliegue de infraestructura de última milla. La Ley de Modernización enfiló al sector hacia una evolución muy necesaria y trazó la ruta para hacer la transición de tecnologías 2G y 3G, que cubrían la mayor parte del territorio, a tecnologías de cuarta generación. A diciembre de 2021, las conexiones 4G superaban los 29,9 millones, eso es más del 79 %, un avance notable para una tecnología que representaba, según indica MinTIC el 9,7 % de las conexiones móviles a Internet en 2018.

Sin embargo, el gobierno Duque no logró entregar, a la par con los avances en 4G, un despliegue efectivo de redes de quinta generación (5G), algo que han alcanzado ya países de América Latina como Argentina, Chile, Ecuador, México, Perú, República Dominicana y Surinam.

El ministerio ha sido enfático en señalar que era clave crear una hoja de ruta para ese despliegue y no apurar medidas como la subasta del espectro, que dejó en manos del gobierno entrante. Con pasos como el decreto para liberar las bandas media y alta del espectro y con casi medio centenar de pruebas piloto en diferentes regiones del país, es un avance que reclama el sector.

Si se examina el mapa de la ‘Colombia conectada’ que deja el gobierno Duque, son apreciables logros como las casi 46 millones y medio de conexiones fijas y móviles, las 1.090 Zonas Digitales Urbanas y las 1.500 Zonas Digitales Rurales, así como 346 familias beneficiadas con Hogares Conectados y 340.000 colombianos -en su mayoría, jóvenes- beneficiados con programas como NavegaTIC, que entregaban opciones temporales de acceso a Internet móvil.

Pero uno de sus planes más ambiciosos, que a futuro podría impactar de forma apreciable el paisaje del acceso a Internet en la Colombia rural, se vio opacado por uno de los escándalos de corrupción más grandes del cuatrienio.

Hablamos, por supuesto, de Centros Digitales, una iniciativa para 14.745 accesos a Internet en zonas rurales de los 32 departamentos del país. En el papel, miles de ellos deberían estar disfrutando de manera gratuita de las herramientas para navegar, aprender, consultar fuentes de información, acceder a servicios o realizar trámites en línea, pero el programa tropezó antes de iniciar en virtud de la contratación, para el despliegue de la denominada Zona B a ‘Centros Poblados’ una unión temporal que entregó una póliza falsa, lo que llevó a la declaratoria de caducidad del contrato y embolató no solo el dinero pagado a manera de anticipo -unos 70.000 millones de pesos- sino el despliegue de los accesos con los que se iba a beneficiar a habitantes de localidades en 17 departamentos.

El gobierno Duque tiene para mostrar los avances -parciales- del otro contratista, el de la Zona A, que es Comcel, y a quien corresponde instalar 7.468 centros digitales. Tras un complejo proceso administrativo y jurídico, se determinó entregar el contrato de la zona B a la unión temporal Colombia Conecta, integrada por ETB y Skynet. La meta es cumplir la promesa original de conectar veredas y corregimientos de 1.103 municipios.

Por lo demás, Colombia ha cosechado reconocimientos en materia de política digital y es, de hecho, referente en áreas de gobierno digital. Bajo el mandato de Iván Duque, el país pasó de tener una estrategia de ‘Gobierno en Línea’ a una verdadera política pública de ‘Gobierno Digital’, a través del decreto 767. Ese paso, que incorpora elementos como el de Gobernanza, el habilitador de Cultura y Apropiación y el elemento transversal de Innovación Pública Digital, se ve reflejado en el Índice de Gobierno Digital, que le permite al ministerio TIC determinar los logros en temas específicos, buenas prácticas y estrategias.

Los resultados muestran que, en 2018, el puntaje promedio de las entidades nacionales en el Índice fue de 76,9 mientras que en 2021 se obtuvo un 85,5. Por parte de las entidades territoriales, el puntaje promedio pasó de 57,4 en el 2018 a 65,3 en 2021.

El gobierno Duque le apostó a una ecuación que suma el despliegue de infraestructura con estrategias amplias de apropiación. Entre las primeras se destacan iniciativas como el Proyecto Nacional de Fibra Óptica, el Proyecto Nacional de Conectividad de Alta Velocidad y el impulso al cable submarino para San Andrés y Providencia, así como acciones en las regiones -incluyendo algunas enfocadas específicamente en grupos sociales, comunidades apartadas y vulnerables- y proyectos de servicio universal como Hogares Conectados y NavegaTIC.

Entre las segundas sin duda resaltan programas como En TIC Confío +, que venía de gobiernos anteriores y en su década de existencia llegó a consolidarse como el programa líder en materia de prevención de riesgos y delitos en Internet en Colombia. La administración Duque lo transformó en En TIC Confío + y amplió su alcance para incluir no solo a adolescentes, sino también a niños y niñas de 6 a 11 años y a población adulta.

El programa ofrece formación gratuita a niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos para que desarrollen habilidades digitales que les permitan enfrentar con seguridad los riesgos asociados al uso de Internet como el sexting, la ciberdependencia, el grooming, la explotación sexual infantil y el ciberacoso. Este año quedó seleccionado como ‘champion’ de los WSIS PRIZES, en la categoría de Construcción de Confianza y seguridad en el uso de las TIC, de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT).

La Ruta de Transformación Digital del MinTIC contempla acciones de fortalecimiento del tejido empresarial mediante programas como APPS.co, dirigidos al descubrimiento y acompañamiento a negocios. De 2018 a 2021 se habían invertido en el programa más de 35.000 millones de pesos. Para el año 2022 está prevista una inversión de 6.144 millones de pesos.

Programas como Quiero vender en Línea y Tiendas Virtuales apuntan a fortalecer a pequeños y medianos comerciantes en temas como los pagos digitales y las plataformas de e-commerce. Miles de beneficiados han obtenido, en virtud de esas iniciativas, formación y acompañamiento para ayudarles a ampliar sus mercados, incrementar las ventas digitales y llegar a nuevos clientes al implementar tiendas virtuales asociadas a un marketplace.

En resumen, la presidencia de Iván Duque termina con un balance mixto en materia tecnológica, en el que hubo innegables avances y esfuerzos bienintencionados y, en gran parte, acertados, por impulsar el acceso y fomentar la formación de miles de programadores. Pero los nubarrones no pueden ser subestimados y sus efectos serán duraderos. Será el tiempo el que muestre si la apuesta por la formación de talento digital brinda los frutos esperados.

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